Otras miradas

Querida mossa, contigo y contra ti.

Marta Nebot

Periodista

No estoy en tu contra ni un poco y, sin embargo, tengo dudas sobre si el hombre que te atacó tenía que morir. Lo siento. Valoro infinito el trabajo que hacéis todas las fuerzas de seguridad del estado pero quiero pensar que sois capaces de reducir a un hombre que ataca con un arma blanca sin matarlo aunque grite "Alá es grande". Además, se da la circunstancia de que, en el momento del incidente, según tu propia declaración, eráis dos policías armados contra un suicida con un cuchillo. Disparaste cuatro balas y tres impactaron en su cuerpo: en la pierna, en el hombro y en la cabeza. Una vez más: lo siento, pero no puedo evitar preguntarme si no bastaba con las dos primeras o si la tercera no podía haber sido en otro sitio. La jueza lo determinará y yo no creo que por tener dudas al respecto esté con los terroristas.

Comisaría de los Mossos d'Esquadra de Cornella. EFE
Comisaría de los Mossos d'Esquadra de Cornella. EFE

En cualquier caso yo, como tantos, no puedo ponerme en tu lugar porque no tengo ni idea de cómo reaccionaría ante semejante situación porque no he estado en ninguna parecida ni de lejos y acepto el margen de error que implica a lo que te dedicas. Sin embargo, no se me ocurre nada más disuasorio para estos atacantes, que quieren que los suiciden, que mandarlos a prisión de por vida. Ellos buscan su paraíso y nosotros, con vuestro valor y maestría, podemos mandarlos a pagar por sus crímenes con años de vida prisionera. Yo no sé cómo se hace pero sé que reducir atacantes es parte fundamental de vuestro trabajo y que aunque no haya un protocolo de intervención contra un hombre que ataca con un cuchillo al grito de Alá, como le has dicho a la jueza, seguro que lo hay para un hombre que ataca con un arma blanca, grite lo que grite, aunque si grita algo que asusta sea más difícil.

Además, es que creo que "el contigo o contra mí" es tan viejo como el corporativismo, el patriotismo o el racismo y que, aunque es muy satisfactorio contar con el apoyo incondicional de un grupo, por lo que sea,  no es muy beneficioso para el presunto beneficiado, aunque pudiera parecerlo al principio y como terminamos aprendiendo hasta las madres primerizas posmodernas.

Estos días, en las tertulias, en los medios, en las cafeterías pareciera que cuestionar tu intervención es ponerse del lado de los yihadistas y no es así sino todo lo contrario. Me parece que estáis haciendo un gran trabajo que todavía tiene que ser mejor ante una amenaza distinta.

Los debates simplistas solo llevan a conclusiones simplonas y me temo que, una vez más, se está, simplificando de más la lucha antiterrorista, queriendo o sin querer. Nadie puede negar que hay una amenaza pero tampoco se puede negar el derecho a la crítica constructiva a cómo se está encarando, con el argumento de que en esto hay que estar o con nosotros o con ellos.

El día del atentado los sindicatos policiales se mostraron asustados y denunciaron falta de medios y de now how y algunos, incluso, reclamaron que, ante posibles nuevos ataques parecidos, los policías que patrullan alrededor de las comisarías no atendieran a los ciudadanos para que pudieran centrarse en la defensa de sus dependencias y me parece un sinsentido fruto del nerviosismo y del miedo, que siempre ha sido y será libre, quizás en exceso.

Después del ataque de Abdelouahab Taib, cuando muchos ya lanzaban las campanas terroristas al vuelo, la fiscal general del Estado, María José Segarra, pedía"precaución" y anunciaba que sería la investigación la que determinaría si era terrorismo o la "actuación de un perturbado". Resultó ser lo segundo, por lo que ya sabemos, pero repito: contigo y contra ti, querida mossa d'esquadra.

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