Otras miradas

Frente al negocio del cannabis

Estefanía Torres

Eurodiputada de Podemos

Aún no se ha regulado su uso y ya están las multinacionales frotándose las manos con el previsible negocio del cannabis: Coca-Cola ha anunciado que sigue con atención el mercado de las infusiones de marihuana y que se plantea fabricar un refresco a base de esta planta; el multimillonario Juan Abelló se ha aliado con un fondo británico para cultivar cannabis medicinal en España y la cosmética a base de aceite de cannabis ya sale en televisión; grandes bancos como BBVA, Bankinter y La Caixa suman una inversión cercana a los tres millones de euros en las principales productoras de cannabis del mundo... Son síntomas de la normalización del uso de una planta que ha estado injustamente sometida a prejuicios y desconocimiento. Pero también son señales de alarma.

Precisamente, este lunes se vota en la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo una resolución, que hemos impulsado y promovido desde Podemos, sobre el uso terapéutico del cannabis. De aprobarse, la resolución se votará en el Pleno de la Eurocámara en las próximas semanas.

Y ante esta tendencia regularizadora, no podemos dejar que sea el mercado el que marque el ritmo en la regularización del cannabis. Lo primero y primordial es hacer justicia a las miles de personas enfermas que sufren prohibiciones y estigmas para acceder a esta planta con reconocidos efectos positivos para el tratamiento de múltiples dolencias.

Frente al negocio del cannabis

Tenemos que abrir el debate a nivel europeo y hacerlo sin miedos, tabúes y prejuicios, por eso la vía medicinal es la elegida por Podemos en el Parlamento Europeo para iniciar el camino de la regularización integral del uso del cannabis.

El primer paso que debe dar la Unión Europea es el de la aceptación y aprobación de una normativa integral a nivel terapéutico. Varios países como Bélgica, Austria, Italia, República Checa, Polonia, Macedonia, Croacia y Alemania ya han iniciado este camino y, desde enero de 2018, Grecia ha entrado en un proceso de legalización del uso medicinal.

Los beneficios del uso del cannabis medicinal están de sobra demostrados en el ámbito de la investigación médica: puede aliviar los dolores que provocan enfermedades como el Sida, el Alzheimer, la artritis, el asma, el cáncer, el dolor crónico, la enfermedad de Crohn, el Párkinson, la esclerosis múltiple y el glaucoma. Son muchos los estudios que se han publicado al respecto en estos últimos años.

En diciembre del 2017, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la evidencia del valor terapéutico del cannabidiol (uno de los dos componentes activos y principales de la marihuana) para aliviar enfermedades crónicas como la epilepsia y otras enfermedades asociadas. La OMS señaló que esta sustancia no debe ser considerada como una droga, ya que no genera adicción ni representa problemas para la salud, al contrario, ayuda a revertirlos.

El cannabis con fines terapéuticos es milenario y, sin embargo, la influencia de la mirada moral prohibicionista provocó que las sociedades occidentales proscribiesen la sustancia y su uso terapéutico se estigmatizase hasta caer en el olvido. Es impensable que en la actualidad pacientes terminales deban sufrir estigmatización social solo por luchar contra el dolor crónico.

Regularizar el uso del cannabis acabaría con las trabas a la investigación médica y mejoraría la calidad de vida de muchos enfermos y supondría además un paso adelante para reconciliarnos con la naturaleza, con nuestros antepasados y con la vida.

No se trata únicamente de una cuestión de libertades públicas. Se trata de dar un enfoque integral que afecta desde la reducción de la criminalidad hasta el impulso de un modelo productivo capaz de dinamizar nuestro mundo rural y de generar riqueza para el conjunto de la sociedad y no solo para el lucro de unos pocos.

La UE debe aprovechar la oportunidad de regularizar el cannabis para poner por una vez por todas, la salud de las personas por encima de los intereses del mercado.

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