Otras miradas

Un grito a favor de Venezuela

Miguel Bustamante

Diputado de IU en Unidos Podemos

Sin duda, lo fácil para cualquier cargo público de izquierdas que esté sometido a la valoración de la opinión, a la hora de realizar en estos momentos un artículo sobre política internacional, sería analizar la nueva situación creada en Méjico tras las elecciones de julio, la conculcación democrática que se está dando en Brasil con el arresto de Lula da Silva para impedir que pueda presentarse a las elecciones y ser elegido por el pueblo como Presidente, el fracaso de las políticas neoliberales en la Argentina de Macri, o la demora en la implementación de los acuerdos de paz y el asesinato de líderes sociales en Colombia. No obstante, creo que frente a la presión que en distintos ámbitos se ejerce contra Venezuela, especialmente de las grandes corporaciones de la comunicación, toca ser valiente, remar contra la corriente y romper una lanza a favor de este país latinoamericano.

El contexto actual del mismo está marcado por la "crisis migratoria", así como por el impresentable discurso de Trump ante las Naciones Unidas en el que hace un llamamiento a un golpe de Estado en Venezuela. En relación a lo primero, debemos tener en cuenta que la situación económica actual es dura para el pueblo. Esto se debe principalmente a la gran caída del precio del petróleo en los últimos años -principal recurso del país-, y también a las sanciones económicas impuestas por los gobiernos de Obama y Trump, que suponen un nuevo bloqueo económico del estilo del que asfixia a Cuba desde hace casi 60 años, en el marco de la guerra económica contra la Revolución bolivariana. Todo esto se ha traducido en una caída de la actividad económica en Venezuela del 45% (descenso del PIB), lo que ha repercutido evidentemente en las condiciones materiales de vida de la gente. Por tanto, es importante señalar también a Estados Unidos, a su Gobierno, como uno de los principales responsables de la actual situación migratoria de Venezuela.

No obstante, se está tratando de escenificar en los medios una imagen de catástrofe humanitaria, la cual no es real, con el fin, claro está, de derrocar a su Gobierno democráticamente elegido y saltarse así la soberanía de la nación. Decimos que esta imagen no es real puesto que, a pesar de las dificultades presentes, el saldo migratorio de Venezuela sigue siendo positivo, esto es, que hay más extranjeros viviendo en el país -fundamentalmente latinoamericanos- que venezolanos fuera. Hay cinco millones y medio de colombianos viviendo actualmente en Venezuela. Para hacernos una idea, esto representa una cantidad superior que los extranjeros residentes en España, siendo Venezuela un país con menor población que el nuestro. De ahí que resulte insólito que la derecha colombiana sea punta de lanza del acoso e intervencionismo hacia Venezuela, no solo por lo anterior, que ya es un dato demoledor, sino porque además cuenta con millones de desplazados internos como consecuencia de la violencia armada.

Hay que decir además, respecto a la crisis migratoria, que el Gobierno venezolano ha puesto en marcha un importante plan de repatriación voluntaria de aquellas personas que hayan emigrado, algo que se está obviando en los medios de comunicación de aquí y de otros países occidentales.

En cuanto a la situación política, hay que recordar que Venezuela es hoy una democracia consolidada. En 1998, Hugo Chávez venció en las elecciones presidenciales con casi el 60% de los votos, y desde entonces se han producido en el país 24 procesos electorales. De los cuales, el chavismo ha vencido en 22 y la oposición en 2. Los gobiernos chavistas se han caracterizado por el desarrollo de importantes políticas sociales que han mejorado la vida del pueblo, como por ejemplo de reducción de la pobreza, de fortalecimiento de los servicios públicos, de inversión en educación, en sanidad, de acceso a la cultura y la universidad, de mejora de la comunicación, del transporte, etc. Todo ello ha aportado al Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y al conjunto del chavismo de un amplio apoyo popular y de músculo electoral, demostrado incluso en los momentos de mayor dificultad económica, como se ha visto en votaciones como las elecciones constituyentes o las elecciones a gobernadores del año pasado. En estas últimas el chavismo ganó 18 regiones frente a solo cinco de la oposición.

Entonces, ¿por qué se ataca tanto a un país como Venezuela, máxime cuando hay en el mundo múltiples guerras, situaciones de violación continua de los derechos humanos, pobreza y desigualdad o, incluso, crisis migratorias? En mi opinión, la clave está en los recursos naturales que el país caribeño posee y en el uso de los mismos. Venezuela es el primer país en reservas probadas de petróleo, teniendo aproximadamente el 24% de las reservas mundiales. Posee de esta forma unos 300.000 millones de barriles, frente a por ejemplo los 43.000 millones de Estados Unidos. Además, la Ley Orgánica de Hidrocarburos de 2001 recuperó la soberanía de la nación sobre el petróleo, entrando claramente en contradicción con el imperialismo estadounidense, esa estrategia política y económica de dominación sobre las demás naciones. Dicha ley hace que la propiedad de los yacimientos y el manejo de los recursos esté en manos del Estado venezolano y no de multinacionales extranjeras.

Venezuela es además el cuarto país en reservas de gas y, probablemente, el primero en recursos auríferos, esto es, en oro. Por eso se ataca tanto a este país rico en recursos naturales, cuestionando sus decisiones políticas cuando estas no gustan a Estados Unidos y a la UE, y minando su desarrollo económico mediante injustificadas sanciones.

Ante este complejo escenario y la enorme presión que se ejerce por la derecha española, ¿cuál debe ser, en mi opinión, la posición de la izquierda en España? En primer lugar, tengo que decir que desde un compromiso internacionalista debemos defender la soberanía de Venezuela para tomar sus propias decisiones. También debemos resaltar los logros sociales y políticos alcanzados por el chavismo, por la Revolución bolivariana, en estos 20 años, así como rechazar la actitud oligárquica y golpista de la derecha de aquel país -sin ir más lejos, en agosto se produjo un atentado terrorista que pretendía asesinar al Presidente, el cual no ha sido condenado por dicha oposición-. Igualmente desde la izquierda podemos realizar una crítica al proceso, de carácter constructivo, alejada sin duda de los ataques que vemos en los medios y desde el compromiso con la lucha de los pueblos contra el imperialismo. Por ejemplo, parece evidente que en estos años de revolución no se ha conseguido transformar a fondo la economía, pasar de una economía rentista, dependiente del petróleo y de los precios marcados por este, a un proceso de diversificación de la economía mediante el desarrollo de planes industriales que mejoren las condiciones de vida del pueblo y que reduzca las importaciones. Es necesario alcanzar la soberanía alimentaria, apostando por desarrollar sectores como la agricultura, la ganadería y la agroindustria. También, apostar por el desarrollo de sectores como el turismo. Es verdad que en este último caso la frontera con Colombia no aporta la seguridad necesaria, debido principalmente al tráfico de drogas y armas de la misma. Se trata, por tanto, de una crítica desde el compromiso que anima a activar los motores económicos y a desarrollar la economía que es la vía para consolidar la revolución y para la construcción del socialismo.

En definitiva, este modesto artículo pretende arrojar algo de luz sobre la situación que se vive en Venezuela, poniendo negro sobre blanco algunas reflexiones y datos que nos ayuden a combatir la campaña permanente de manipulación que se da en importantes medios de comunicación y la política intervencionista del gobierno Trump y sus socios neoliberales en la región. Como dijo Henry Kissinger en 1973 con ocasión al golpe de estado contra Salvador Allende: "Si hay que elegir entre sacrificar la economía y la democracia, hay que sacrificar la democracia". Y, ya saben, cuando hablan de "economía" simplemente se refieren a los intereses del capital.

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