Otras miradas

El órdago de Mike Pence contra China

Xulio Ríos

Director del Observatorio de la Política China

EEUU sigue elevando el tono contra China. El giro desde la guerra comercial a un conflicto de mayor amplitud se gesta a pasos agigantados. El discurso que el jueves 4 pronunció el vicepresidente Mike Pence en el conservador Instituto Hudson apuntando con el dedo acusador directamente a Beijing marca un punto de inflexión y no debiera ser pasado por alto. Tras las palabras del presidente Donald Trump en la Asamblea General de las Naciones Unidas acusando a China de interferir en los asuntos internos y en las elecciones de EEUU, el discurso de Pence establece una posición de principio claramente adversa y hostil a China, dejando claro que Trump no retrocederá en su política de desafío. China desplaza a Rusia en las preocupaciones de la Casa Blanca.

El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, durante su intervención en Instituto Hudson .
El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, durante su intervención en Instituto Hudson .

Varios aspectos deben ser destacados. En primer lugar, Pence expresó un decidido  apoyo a Taiwán y acusó a China de amenazar a Taipéi con un cerco diplomático con sus agravadas presiones sobre aliados de la isla o empresas multinacionales para que asuman la política de Una sola China. Pence presentó a Taiwán como modelo político para el continente, en una afrenta directa contra el Partido Comunista. Las declaraciones de Pence complementan un reciente informe de la Fundación Heritage que recuerda que el ejército chino plantea una creciente amenaza para Taiwán con el objetivo de poner fin a la independencia de facto de la isla. En respuesta, EEUU podría proponer una cooperación militar con Taiwán, elevando los intercambios militares a una escala sin precedentes, lo que sería interpretado en Beijing como un desafío en toda regla en el asunto más sensible de las relaciones bilaterales. Si para el liderazgo chino no lograr la unificación reflejaría una debilidad política, para EEUU, impedirla abiertamente parece ahora una de sus máximas prioridades.

Pence también elevó el tono de las críticas contra aquellos países que deciden establecer relaciones con China (el último, El Salvador) sin consultar previamente con EEUU. Para Pence, que negocien de manera bilateral sin pedir permiso a la Casa Blanca es una demostración de opacidad y secretismo. Quienes lo hagan a partir de ahora deben asumir las consecuencias de la irritación estadounidense. Hay que elegir con quien se está.

En segundo lugar, EEUU no se retirará del Mar de China meridional. Tras el incidente registrado a finales de septiembre con la entrada del destructor estadounidense Decatur en aguas próximas a las islas y arrecifes que China reclama como propios en el Mar de China meridional y la aproximación de un barco chino a 41 metros de distancia que le obligó a abandonar la zona, la Flota del Pacífico de EEUU programa para noviembre una demostración de fuerza global a modo de advertencia a China, involucrando buques de guerra, aviones y tropas. Se anticipa como una réplica de los ejercicios sino-rusos Vostock 2018 llevados a cabo a mediados de septiembre pero es sobre todo un mensaje dirigido a los aliados de EEUU en el Pacífico Occidental para hacerles saber que seguirá haciéndose cargo de la seguridad en la región. Según la CNN, la demostración podría extenderse a la costa occidental de América del Sur donde China está expandiendo las inversiones y las relaciones diplomáticas.

La gravedad de las acusaciones del vicepresidente Pence explicita rotundamente que China es la mayor amenaza para los intereses geopolíticos de EEUU. Washington se apresta a aumentar la presión para que China ceda y acepte una relación bilateral en base a sus propios criterios. ¿Solo artificio  electoral? Más que eso. La retórica dura de Pence pudiera indicar un claro cambio de política de EEUU respecto a China más allá de los diferendos económicos.

Toda esta atmosfera aleja la solución de la disputa comercial y enfría cualquier expectativa de mejora. Las inversiones chinas en el exterior cayeron en 2017 un 19,3 por ciento, pero en EEUU la caída fue del 62,1 por ciento (frente al crecimiento de un 72,7 por ciento en Europa). China ha dejado de invertir unos 7.700 millones de dólares en bonos del Tesoro de EEUU, una cifra reducida pero que podría ir en aumento.

El aplazamiento sine die de la segunda ronda de Diálogo Diplomático y de Seguridad con EEUU o el nuevo pacto comercial de EEUU, México y Canadá que incorpora como condición que las partes deben ser informadas si una de ellas negocia un acuerdo de libre comercio con países sin economía de mercado, cláusula claramente dirigida contra China, son otros indicios preocupantes a la espera del próximo encuentro que Trump y Xi mantendrán en Buenos Aires en el marco de la cumbre del G-20.

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