Otras miradas

Tomás Rodríguez Bolaños: hasta siempre compañero

JOSÉ MARÍA CRESPO

Director General y de Relaciones Institucionales de 'Público'

In memoriam:

Anoche, de forma repentina, falleció Tomás Rodríguez Bolaños. Tenía 74 años y vivió en plenitud.

Le cabe el gran honor de borrar para siempre el sobrenombre de "fachadolid" a la Ciudad del Pisuerga. Y no es un honor menor.

Van para cuarenta años desde las primeras elecciones municipales democráticas que supo ganar en representación del PSOE. Es curiosa la impronta que algunas personas dejan a su paso por la política. No son muchas y, en demasiados casos, no para bien. Tomás pertenece a esa clase de políticos que supo hacerse querer...y respetar. Siempre fue difícil pasear con él, no sólo en Valladolid, porque siempre había alguien que le reconocía y con el que cruzaba unas palabras. Sin prisa, con simpatía y sin esconderse jamás incluso cuando pintaban bastos. En unos tiempos en los que los políticos son muy precavidos en sus relaciones con la ciudadanía emerge la figura de Tomás Rodríguez Bolaños como el hombre sencillo, de convicciones profundas, afable y nacido para vivir con la gente.

Fue la demostración de que es posible pasar por la política, asumir responsabilidades y cometer aciertos y errores es, compatible con ganarte el respeto de tus vecinos. Y también el cariño. Son personas como él las que dignifican la política.

Ahora que se nos ha ido nos queda su ejemplo y su memoria. La última vez que le vi fue este verano, en la Plaza Mayor de Valladolid tomando un vino con quien había sido su jefa en Fasa Renault en aquellos años 70 tan difíciles y que le forjaron como el líder que acabó siendo. Hablamos de todo y de todos. Andaba preocupado por los problemas de convivencia que percibía en nuestro país. Su receta fue la de siempre: hablar, comprender y acordar.

Cuando hace doce años le comuniqué que abandonaba mis responsabilidades políticas me reprochó mi impaciencia al tiempo que me deseó suerte en la nueva etapa de mi vida que iniciaba. Cuando supo que me dedicaría al trabajo periodístico se sonrió y me dijo aquello de que la convivencia entre la política y el periodismo era difícil porque si fuera sencilla alguien no hacía bien su trabajo.

Su trayectoria política será glosada por otros estos días, por mi parte solo quiero recordar al compañero, al amigo, al que frecuentaba mi casa y yo la suya y al que acudí en busca de consejo cuando me tocó afrontar problemas que no me veía capaz de resolver. Siempre lo encontré y siempre me aconsejó bien.

Y por si todo eso fuera poco, hacer venir de mi mano al Santiago Bernabéu a un culé recalcitrante como él queda como uno de mis recuerdos más dulces.

Descansa en paz Tomás. Cumpliste con la vida, cumpliste con tu familia (Beso enorme Irene), cumpliste con tu ciudad y cumpliste con tu Partido.

Hasta siempre compañero.

CHEMA CRESPO.

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