Otras miradas

Y pasaron los bárbaros por Altsasu

Cristina Fallarás

Periodista

Quien marca la agenda es Vox. La agenda del Partido Popular y Ciudadanos. Vox, un partido de extrema derecha, racista, machista y misógino, violento, de corte dictatorial, contrario a los derechos más básicos, es el que va dibujando el sendero que poco a poco, sin pisarlo pero siguiendo su trazado, como quien no quiere la cosa, recorren PP y Cs, caminando pegaditos al borde.

El presidente de Vox, Santiago Abascal (i), junto al vicepresidente del partido, Iván Espinosa de los Monteros (3I), y uno de los fundadores de la misma formación, José Antonio Ortega Lara (2i), asisten al acto de apoyo a la Guardia Civil de la iniciativa "España Ciudadana", impulsada por Ciudadanos, en la localidad navarra de Altsasu. EFE/Villar López
El presidente de Vox, Santiago Abascal (i), junto al vicepresidente del partido, Iván Espinosa de los Monteros (3I), y uno de los fundadores de la misma formación, José Antonio Ortega Lara (2i), asisten al acto de apoyo a la Guardia Civil de la iniciativa "España Ciudadana", impulsada por Ciudadanos, en la localidad navarra de Altsasu. EFE/Villar López

Eso y no otra cosa es lo que sucedió este fin de semana en Altsasu: la unión de lo que llaman "las tres derechas" en el acto infame de recuperar el terrorismo de ETA y plantarlo en mitad de un pueblo donde varios jóvenes llevan más de 700 días, dos años, en la cárcel porque se pelearon con un par de guardias civiles a la puerta de un bar ya muy entrada la noche.

Al día siguiente, este lunes, los medios de comunicación hablaban de "los violentos" y de los "radicales", pero no se referían al siniestro Santiago Abascal, líder de Vox, y sus secuaces y quienes junto a ellos montaron un acto bárbaro en una población herida, sino a quienes les plantaron cara.

Recuerdo cuando esta sociedad tenía claro que a la ultraderecha se le planta cara, se le combate a fuerza de palabras, duramente, con presencia, se coloca una enfrente y se le espeta un "no pasaréis", por aquí no pasaréis, por nuestra democracia no pasaréis, por nuestros derechos no pasaréis, por nuestra decencia no pasaréis. No pasarán los bárbaros.

Y recuerdo que cuando supimos que el caso de Altsasu iba a la Audiencia Nacional muchos de los que ahora callan pusieron el grito en el cielo clamando contra el desatino.

Y recuerdo que cuando supimos que les acusaban de terrorismo muchos de los que ahora callan se echaron las manos a la cabeza clamando contra el despropósito.

Y quiero creer que ahora callan porque a todo se acostumbra uno, y como quiero creerlo me lo repito y me lo repito, pero no lo consigo.

Ahora, por lo que parece, los bárbaros somos nosotros, nosotras, plantándonos enfrente, evidenciando su violencia. Parece que todo está cambiando y ese mudar da miedo: los medios acusando a la gente que protesta contra la ultraderecha, o sea contra la brutalidad y por la democracia; y dos partidos, PP y Ciudadanos, bailándoles el agua, caminando junto a ellos y a su ritmo.

Pero no solo ellos. Recuerdo al hoy ministro Josep Borrell tomando la palabra en Barcelona sobre un mar de banderas españolas, junto a ellos, blanqueándolos. Aquí mismo conté su irresponsabilidad. Cuando narremos lo que pasa y lo que va a pasar, en ese acto latirá uno de sus orígenes.

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