Otras miradas

Podemos: potencialidades e incertidumbres

Manuel Garí

Manuel Garí

Economista y activista social

Ya era hora. Fue mi primer pensamiento al leer el Manifiesto "Mover ficha. Convertir la indignación en cambio político". Mínimo común múltiplo, fue el segundo. Es el primer nivel de acuerdo político posible entre unos firmantes que, siendo plurales, buscan un estadio superior común (en nuestra metáfora matemática el "menor número natural que es múltiplo de todos ellos"). Firmantes heterogéneos cuyo perfil, sin embargo, se asemeja en una cuestión: objetan el modelo político de la Transición e impugnan el sistema económico. O sea, aspiran a la democracia sin límites y a una sociedad justa de iguales y libres (como en las matemáticas solo aplica a "números enteros positivos, sin decimales ni fracciones y nunca a los números negativos o complejos").

Llevar  más allá actualmente ese acuerdo no es posible,  correría el riesgo de ser excluyente. Recortarlo lo convertiría en estéril e inoperante para hacer avanzar un proyecto solvente y útil. Pero como en las matemáticas, después de un múltiplo hay otro mayor y así hasta el infinito. El quid de la cuestión es empezar a descifrar múltiplos comunes y no autoimponerse límites en la búsqueda.

Podemos, la iniciativa encabezada por Pablo Iglesias en la que se concreta el Manifiesto, es el inicio de un camino nuevo a transitar conjuntamente por esas casi 60.000 personas, que han expresado su apoyo en las primeras 24 horas, y las que mañana se sumen. Se trata de una experiencia novedosa sin manual de instrucciones, por tanto ilusionante pero no exenta de incertidumbres y riesgos. Y tareas, muchas, a resolver. La apuesta es muy alta. En el fondo, nada menos que crear una nueva hegemonía alternativa frente al neoliberalismo y una nueva hegemonía en lo que se viene denominado izquierda ya que con la existente el fracaso está servido y todo ello para construir una nueva mayoría social alternativa, capaz de acabar con este estado de cosas.

Una treintena de personas de izquierdas han actuado como catalizador de un nuevo proceso, cuya reacción puede generar un cambio político en la sociedad, al menos de momento en la desnortada izquierda. O no. Ello depende de la capacidad de sumar y vincular nuevos compromisos, de crear un movimiento imparable. Las minorías, como los catalizadores, necesitan de más sustancias para que haya proceso y nuevo producto. Sin gentes, muchas y empoderadas trabajando, no hay cambio. Podemos sacar dos lecciones de la historia reciente en el Estado español:

1) Nunca más izquierda sin gentes.

2) Nunca más tribunos de la plebe por mucha plebe que arrastren.

De momento, los promotores de Podemos han desbloqueado una situación que parecía condenada a repetir las planas experiencias electorales de convocatorias anteriores, sin que el espíritu rupturista nacido el 15 M y las masivas movilizaciones posteriores desde las mareas, a la PAH y la lucha de la limpieza viaria y jardines de Madrid o el estallido de Gamonal encontraran continuidad y correlato en el plano político. Nadie puede representar al movimiento social, pero sí defender sus aspiraciones. Eso y no otra cosa es lo que, en suma, debería significar Podemos.

Por tanto, el primer reto que tiene ante sí el grupo promotor de los firmantes es cómo convertir la simpatía virtual en apoyo real y este, en compromiso activista; en actividad organizada que actúe como multiplicador de la iniciativa. Y ello, de inmediato, planteará la cuestión de estructurar operativamente la diversidad,  canalizar la participación democrática de quienes se comprometan y establecer unas reglas del juego claras y públicas que aseguren las condiciones de inclusión, cooperación y participación en las decisiones.

El segundo examen para Podemos es que sea percibido como una candidatura útil en esta variopinta y plurinacional realidad estatal que tenemos. En concreto debe lograr recabar apoyos importantes arraigados en todo el territorio que constituye el distrito electoral único de las elecciones al Parlamento europeo, y no solo ni fundamentalmente por razones electorales. La colaboración entre las izquierdas de todo el Estado español es un requisito imprescindible para asegurar el derecho a decidir y poder cercenar las limitaciones que impone a los pueblos la vieja Constitución de la Transición, pero también para que la izquierda rompa con las ataduras mentales que le pueden seguir unciendo a esta. Cataluña va a ser el primer gran test. Luego seguirán otros.

No acaban ahí las cuestiones a resolver por parte de Podemos. Debe comunicar mejor que lo viene haciendo la izquierda pero diciendo algo que merezca la pena, que no sea el vertedero de lugares comunes en el que se ha convertido el "debate" programático de todas las fuerzas institucionales e institucionalizadas. Ello requiere de la inteligencia que desplieguen los promotores, de que concreten las propuestas programáticas de forma eficiente, inteligible y útil. Ello requiere que se construya un relato alternativo al del poder y el dinero. Un relato desde abajo para las gentes de abajo. El Manifiesto es un primer paso pero Podemos deberá construir un discurso autónomo común. Para pasar de las propuestas generales a las más concretas y para idear y contar ese nuevo relato se necesita de la participación activa de millares de activistas que elaboren las respuestas, que construyan una nueva sabiduría colectiva. Pero no solo las ideas y propuestas importan, también las formas cuentan, por ello sería conveniente que Podemos no acabe repitiendo gestos y ritos de los viejos partidos al uso y, al contrario, genere nuevos modos y nuevas emociones.

El 15 M fue una enmienda a la totalidad a todos los partidos políticos del sistema. El "no nos representan" fue general. Sin excepciones. El movimiento de las plazas y luego las mareas establecieron reivindicaciones y propuestas, pero, además supusieron un grito ético, aspecto este pocas veces considerado. Un grito contra la miseria moral de la "clase" política, del régimen de la reforma, del sistema económico, de la existencia cotidiana. Este elemento ético será uno de los de mayor permanencia en el tiempo de los surgidos en Sol y en las plazas de cada lugar. Una de sus mejores aportaciones, una de nuestras mejores herencias.

Toda crítica a la realidad y todo proyecto alternativo, deben tener detrás una dimensión ética. Podríamos situar en dos planos la ética necesaria. Por un lado en el de la propuesta sobre el modelo de sociedad, de democracia, de economía, de metabolismo sociedad/naturaleza; podríamos calificarla de ética de los objetivos y contenidos. Tenemos que recoger y poner en relación las aportaciones eco socialistas, eco feministas, demo igualitaristas comunitario / colectivistas basadas en la solidaridad y la participación activa de las gentes en su destino.

Por otro, existe el plano de la ética de la acción en la sociedad, en la lucha de clases, en el conflicto político, pero también en la forma de debatir, organizarse y decidir en el seno de las organizaciones sociales y políticas; podríamos denominarla como una ética de los modos y procedimientos, en la que debe imperar la fraternidad y la lealtad entre iguales y libres que luchan por una nueva sociedad.

De ir adelante y sustanciarse en una candidatura electoral, son muchos los retos políticos, organizativos, mediáticos y financieros que tendrá que resolver Podemos para lograr influir en el voto de una parte significativa de la población, de manera que se abran nuevas posibilidades para las clases subalternas en las siguientes confrontaciones y sobre todo para que tengan defensa los "sin" –la mayoría machacada- y altavoz político la indignación y la rebeldía. Los promotores de Podemos han adquirido una gran responsabilidad y van tener que escuchar a mucha gente algo así como "no nos defraudéis, no, precisamente vosotros no". De ir adelante, su primer triunfo será que el movimiento social y las gentes de abajo vean en Podemos algo diferente al resto de opciones al uso porque lo perciban como decente hacia fuera y por dentro. Para que Podemos sea recibido como la expresión política de las aspiraciones de las plazas antes que nada debe hacer patente que es una proposición decente y diferente.

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