Otras miradas

Pues sí, los presos también votan

Maribel Mora

Senadora de Podemos y candidata por Sevilla al Parlamento de Andalucía

Ninguna cámara en el recinto. Ningún periodista autorizado para presenciar aquel inusual acto electoral. Previamente se nos había negado entrar con nuestros teléfonos móviles. Ninguna imagen, por tanto, perduraría de aquel encuentro, más allá de esa que sí guardaremos en el recuerdo quienes allí estuvimos. En el salón de actos se agolpaban, expectantes, aproximadamente 200 hombres. Ninguno antes había acudido a un mitin electoral. Casi ninguno, como después nos confesarían, había siquiera votado. Pero allí estábamos. Mari, Nacho, Ismael, Sandra y yo misma. Ese era el lugar que habíamos elegido. Allí, en la prisión de Sevilla I, ubicada en el término municipal de Mairena del Alcor, iniciaba Adelante Andalucía su campaña electoral en la provincia de Sevilla.

Desde hace más de 20 años, desde mucho antes de ser elegida como senadora, mi compromiso político siempre se ha ubicado en la defensa de los Derechos Humanos. Siempre he pensado que la altura ética y moral de una sociedad se mide por cómo trata a las personas más indefensas, a quiénes se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad: personas presas, migrantes, personas sin hogar, mujeres en contextos de prostitución,...

Mitin de Adelante Andalucía en la cárcel de Morón
Mitin de Adelante Andalucía en la cárcel de Morón

Fue esa convicción la que me llevó a trabajar dentro y fuera de las prisiones, desde la sociedad civil siempre. Y es así como me forjé una certeza: las cárceles son lugares concebidos para la gente pobre.

Andalucía, paradójicamente la comunidad con menor índice de criminalidad, tiene en sus cárceles al 23,31% de la población reclusa española. Las cifras oficiales señalan que 13.782 personas cumplen condena en prisiones andaluzas. Más de 10.000, un 72,5% del total, lo hacen por problemas relacionados directamente con las drogas.  Aproximadamente un 35% tiene trastornos metales y de la personalidad. En casi un 5% de los casos se trata de enfermedades mentales graves. Son, en su inmensa mayoría, residentes de los barrios con mayores problemas de exclusión. Son, por supuesto, gente pobre.

Hay quien puede decir que Bárcenas permanece en prisión y que recientemente también entró entre rejas Rodrigo Rato. Habrá quien recuerde que también Iñaki Urdangarín ha sido condenado y cumple condena en la cárcel. Pero no nos engañemos. Ellos son una excepción. Porque en las cárceles, como en la vida, aún sigue habiendo clases y clases. Y eso es tan cierto como que esa clase corrupta que saqueó nuestro país, aquellos que nos condujeron a la crisis económica que aún sufrimos, ni han pisado ni pisarán en su mayoría la prisión. La cárcel, no nos dejemos engañar, sigue siendo un lugar concebido para la gente pobre.

Pero volvamos al pasado viernes 16 de noviembre, primer día de la campaña andaluza. Como decía al iniciar este artículo, ninguno de aquellos hombres había participado en un acto electoral y muy pocos habían siquiera ejercido alguna vez su derecho al voto. Aquel no era un mitin político al uso.

Quisimos trasladarles que ellos forman parte de la sociedad, aunque temporalmente estén recluidos en una cárcel. Que desde ahí pueden ser protagonistas del cambio de sus vidas y también del cambio que necesitan sus familias y sus barrios. Algunas defendemos que es importante creer en la reinserción y apostar por ello. Que por eso no nos olvidamos que son vecinos nuestros y que por eso estábamos allí.

Ha sido un importante precedente. Y en este caso la Junta Electoral Central, a instancias del Ministerio del Interior, resolvió lo obvio y que a veces se olvida: que las personas presas, en virtud de la Ley y de la propia Constitución Española, pueden "ejercitar sus derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales" así como si derecho al voto, siempre que no sea incompatible con la detención. Ellos, ajenos a la actualidad política, nos preguntaron qué era Adelante Andalucía. Les contamos que éramos la confluencia andaluza de Podemos e Izquierda Unida con Izquierda Andalucista, Primavera Andaluza y otros colectivos políticos y sociales, y que nos presentábamos con esa marca electoral a los próximos comicios autonómicos.

Para nosotras era importante contarles que lo que suceda el próximo 2 de diciembre les afectará, como parte de Andalucía que son, como también afectará a sus familias y seres queridos. Les transmitimos algunas de nuestras propuestas electorales que influirán directamente en sus condiciones de vida. En nuestro programa de gobierno, por ejemplo, se contempla la transferencia de la sanidad penitenciaria a la Junta de Andalucía, para garantizar que la población reclusa pueda acceder a la misma atención sanitaria que el resto de andaluces. También les contamos que pretendemos garantizar un servicio de transporte público a la prisión, para que sus familiares, gente humilde en su mayoría, tenga la posibilidad de visitarles.

Ellos, efectivamente, nos confirmaron las dificultades que padecen sus familias para poder llegar hasta la cárcel y nos hicieron llegar otras demandas de las que tomamos buena cuenta. Me quedo con una imagen: las lágrimas de varios de ellos cuando explicamos una propuesta de reforma legal que el próximo mes debatiremos en el Senado para mejorar la visitas de sus niños pequeños a la cárcel.  Para que no tengan que ver a sus padres o madres a través de cristales, mamparas en locutorios fríos e inhóspitos donde ni pueden abrazarlos, tan horribles que muchos de ellos prefieren que sus hijos no les visiten y se ahorren así una experiencia traumática.

Eso mismo, de hecho, nos comentó alguno de los reclusos. Otros asentían con tristeza y lágrimas en los ojos. Están dentro de una cárcel, han cometido un delito, pero son padres (y madres en otras prisiones) con familias a las que quieren. El poder mantener contacto asiduos con ellos les conecta con la realidad a la que volverán, les ofrece apegos emocionales que son fundamentales para su reinserción. Los niños y niñas por otra parte tienen derecho a poderse relacionar con sus padres y madres en entornos adecuados y a no perder el contacto con sus progenitores. De hecho, esto es fundamental también para su desarrollo.

La inmensa mayoría de los hombres y mujeres presas en cárceles andaluzas, condenadas por delitos menores vinculados directamente con la exclusión social, volverán a pisar nuestras calles una vez cumplan sus sentencias. La mayoría retomará sus vidas en los mismos barrios que les vieron crecer, en los que persisten e incluso se han visto agravados problemas endémicos como el desempleo, la pobreza, la droga y la exclusión social más extrema. Por eso quisimos también explicarles cuáles son nuestras propuestas para revertir esta situación. Porque es un problema que afecta a sus familiares y porque es un problema al que habrá de hacer frente cuando cumplan sus condenas y vuelvan a pisar la calle.

Porque, con la mayor tasa de desempleo de toda Europa y con un paro juvenil cercano al 50%, en Andalucía más de tres millones de personas viven en riesgo de exclusión. Porque cuatro de los cinco barrios más pobres de toda España se ubican en Andalucía. Porque las cifras son tan incuestionables como que la mayoría de quienes pueblan las prisiones andaluzas son hijos e hijas de este paisaje desolador. Porque la cárcel siempre ha sido, y sigue siendo, un lugar concebido para las personas pobres.

Tal vez arrancar una campaña electoral dentro de una prisión pueda parecer una idea desaconsejable. Sin embargo, lo hicimos. Por coherencia. Y lo volvemos a hacer hoy en la prisión de Morón y la semana próxima en la de Alcalá de Guadaira.  Y creo además que es una apuesta que nos ha salido bien. Si una persona presa siente que la sociedad a la que dañaron apuesta porque regresen, aportando de manera positiva a la misma, les estamos lanzando el mejor de los mensajes. Que pueden hacerlo y que hay gente dispuesta a creer que pueden cambiar las cosas en la sociedad.

Las casi 14.000 personas presas en cárceles andaluzas no pueden desequilibrar con su voto estas elecciones andaluzas. No obstante, lo cualitativo del mensaje que lanzamos trasciende a lo meramente cuantitativo. A mí me enorgullece formar parte de un proyecto, Adelante Andalucía, que siempre va a poner por delante a las personas. Porque iniciar una campaña electoral en una prisión también significa que Adelante Andalucía va a estar siempre en el lugar correcto. Que siempre estaremos del lado de los débiles frente a los poderosos. Que no vamos a olvidar a quienes más sufren en nuestra tierra. Que nunca cejaremos en nuestro empeño de exigir un empleo digno para todos esos andaluces y andaluzas que no tienen un trabajo o que, pese a tenerlo, a duras penas llegan a final de mes. Que siempre estaremos junto a los vecinos y vecinas que hacen frente a un desahucio. Que jamás permitiríamos que esas mujeres que trabajan como limpiadoras, en centros escolares o en la industria turística, cobren salarios de miseria. Que nunca jamás nos equivocaremos de bando.

Adelante Andalucía es el lugar adecuado para quienes pensamos que nuestra tierra merece mucho más. Para quienes hemos padecido gobiernos que incumplían sistemáticamente sus compromisos y promesas. A mí me enorgullece y me emociona formar parte de esta propuesta política, Adelante Andalucía, capaz de arrancar una campaña electoral dentro de una cárcel.

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