Otras miradas

Las migraciones demandan un enfoque global

Alberto Ares

Director del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) , Universidad Pontificia Comillas

Oportunidades, retos y dificultades. Eso es lo que, en esencia, deberán afrontar los países firmantes del Pacto Mundial para la Migración segura, ordenada y regular que tuvo lugar hace unos días en Marruecos.

La cumbre sirvió para definir un marco global en el cual apoyarnos y construir espacios de diálogo, en un tiempo difícil en el que, solo en el Mediterráneo, se han dejado la vida más de 10.000 personas en los últimos tres años.

La migración es un asunto sensible, por eso se hace necesario cooperar e integrar, favorecer la cohesión social y dar respuesta a millones de personas que se ven en la obligación de abandonar su hogar por situaciones de persecución, guerras, pobreza extrema o desastres naturales, y emprender la búsqueda de una nueva vida en sociedades justas y prósperas. Por esa razón son importantes los pactos como el que se logró en Marruecos, a través del cual deberemos empeñar buena parte de nuestro esfuerzo y compromiso tanto a nivel intergubernamental, como en el ámbito regional y local.

La migración es, sin duda, una de las encrucijadas más importantes de nuestra historia contemporánea que ha de ser vivida como una gran oportunidad de desarrollo y de recreación dentro de nuestras sociedades, pero también como un reto que plantea serios interrogantes a la convivencia y a nuestra propia manera de comprendernos como sociedad.

Las migraciones demandan un enfoque global
Número de migrantes internacionales por principal región de destino. Fuente: The Population Division. Department of Economic and Social Affairs. ONU.

Existen en la actualidad más de 258 millones de personas migrantes internacionales, de los cuales el 48% son mujeres. Asimismo, 50.000 personas se ven obligadas a abandonar su hogar cada día por persecuciones o conflictos armados. Por esa razón, y con el objetivo de tomar el pulso a estos procesos, la Asamblea General de Naciones Unidas acordó en una cumbre en septiembre de 2016 desarrollar dos Pactos Globales: un pacto sobre los refugiados y otro para una migración segura, ordenada, regular y responsable. El primero fue presentado en el seno de las Naciones Unidas el lunes 17 de diciembre y ha sido adoptado por 181 países a favor, dos en contra y tres abstenciones. El segundo se suscribió en una conferencia intergubernamental que tuvo lugar los días 10 y 11 de diciembre en Marrakech (Marruecos).

Un acuerdo global

Lo importante del pacto de migraciones es el acuerdo global, el primero de la ONU que proyecta una visión común de la migración internacional en todas sus dimensiones.

Es cierto que, aunque incluye 23 objetivos para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional, regional y global, el acuerdo no es vinculante. Pero se basa en los valores de la soberanía del estado, la responsabilidad compartida, la no discriminación y los derechos humanos, y reconoce que se necesita un enfoque cooperativo para optimizar los beneficios generales de la migración, al tiempo que se abordan sus riesgos y desafíos para las personas y las comunidades en los países de origen, tránsito y destino.

Las dificultades no serán pocas a partir de ahora. Algunos critican el acuerdo calificándolo "de mínimos" y tildando el texto como "de respuesta" más que "de propuesta". Otros echan en falta una determinación más clara en el compromiso por la no detención de menores pues, aunque se habla de buscar todas las formas posibles para no detenerlos, no se excluye esta posibilidad. En este sentido, un reciente foro en la Universidad Pontificia Comillas denunció la falta de visibilidad de la infancia migrante, comenzando por la inexistencia de datos fiables y verídicos.

El ejemplo son las cifras oficiales de 2018: aunque no están cerradas todavía, según Acnur habrá unas 55.000 solicitudes de Protección Internacional en España y de ellas, solo 30 son de niños y niñas sin acompañamiento familiar, una cifra extremadamente baja en comparación con la cifra total. Además, existe una doble invisibilización, porque añadido a la falta de datos existe una imagen muy masculinizada de la migración cuando su cara es otra: muchas mujeres, muchas niñas, y muchas familias.

El camino correcto

A pesar de que algunos países denuncian que ciertos preceptos aprobados en el pacto atentan contra su soberanía nacional, nos encontramos ante un acontecimiento único en la historia, pues nos sitúa ante el primer acuerdo global de la ONU sobre un enfoque común de la migración internacional en todas sus dimensiones. Algo nunca acordado hasta la fecha. Una gran oportunidad.

Evidentemente, aunque hubiera sido deseable que el 100% de los países firmaran los Pactos, la gran comunidad internacional está de acuerdo en tener un marco común en el campo de las migraciones. Podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío. Creo que necesitamos apostar por avanzar en una respuesta común ante un reto que necesita de una mirada integral y transformadora.

Llevamos muchos años intentando dar respuestas parciales y en algunos casos insuficientes. Hoy vivimos una actitud defensiva, que sitúa la seguridad y el control de flujos como el eje central en el debate migratorio. Algo tremendamente interesante de los Pactos Mundiales es que ayudan a poner un marco integral a la realidad migratoria mundial, planteando las distintas dimensiones que envuelve este fenómeno, tanto en las causas que las generan, como en la gran importancia de los procesos de integración, de recreación de la identidad y de la gestión de la diversidad.

Este artículo fue publicado originalmente The Conversation

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