Otras miradas

El poder de las rocas negras en el Ibex

Javier López Astilleros

Documentalista y analista político

BlackRock es el mayor gestor de fondos del mundo. Mueve cerca de 6,3 billones de euros, casi el doble del PIB alemán. Su presidente es Larry Fink, el rey león de Wall Street. Entre sus inversores hay administraciones públicas o ahorradores.  Solo en el IBEX tienen en torno a 18.000 millones de euros. Y además están interesados en activos inmobiliarios.

Su otra hermana es BlackStone, dirigida por Steve Schwarzman. Claudio Boada representa el negocio en España. Este fondo buitre fue presentado en exclusiva por la Sra Botella. Su equipo de gobierno vendió vivienda pública a estos carroñeros, pero la operación olía a azufre. Hoy la ex alcaldesa tiene pesadillas por aquella obscenidad. Vender estas casas a las rapaces no parece muy ético. Confundir el Betilo negro con la Bolsa y el cepillo es hoy democratacristiano.

Los logos de los fondos Blackrock y Blackstone en las pantallas de la Bolsa de Nueva York, en Wall Street. REUTERS
Los logos de los fondos Blackrock y Blackstone en las pantallas de la Bolsa de Nueva York, en Wall Street. REUTERS

Las marcas de estos gigantes monstruosos son como roleos esculpidos en sillares en las principales entidades bancarias de nuestro país. Las dos piedras tienen participaciones en el BBVA, Santander, Sabadell, fondos de pensiones, y por supuesto el mercado inmobiliario. Blackstone tiene seis socimi en España. Las socimi ganan dinero a través del alquiler de viviendas, que compran previamente a precios irrisorios.

Esa pasión por la concentración del poder puede resultar una patología, una adicción que solo se cura tras el paso al otro mundo.

La ambición y la fusión es el lema de BlackRock. Se manifestó tras la fusión de Bayern y Monsanto, después de muchas presiones.

En los Black se  graban las dos grandes preocupaciones de las personas. El deseo y la necesidad de tener una vivienda digna, y el miedo a morir solo y pobre.

Ambos representan un conglomerado pétreo de culto. Los rayos solares de los equinoccios y los solsticios se cuelan a través de sus oscuras operaciones, localizadas en lugares precisos y sensibles. Espacios donde se ha producido una catástrofe (crisis financiera) para rehabilitarlos después. Un erial que terminan por convertir en un plastificado invernadero hecho de cábalas.

BlackStone vino durante la noche más larga (2013) para comprar a granel. Sus hábitos son crepusculares y nocturnos. Actúan como los jabalíes que escarban en busca de raíces, y desaparecen durante el día.

Tanto Flink como Steve Schwarzman coinciden en dos cosas: su amor por los dineros, y la atracción por las piedras negras. Los dos comenzaron al mismo tiempo. Primero Black Stone, y tres años más tarde (1988) Larry Fink creó la otra prodigiosa Black. Fue así como los gemelos llegaron a un acuerdo en torno al nombre, base para la fundación de un poder prodigioso.

Estos dos personajes crecieron y desarrollaron su negocio en la época de los sintetizadores analógicos, pero tuvieron una gran intuición, o una especie de visión. Vienen de un mundo concreto de sonidos sintéticos. Hoy sin embargo ha desembocado en una especie de furiosa abstracción del número. Han digitalizado un negocio hasta hacerlo una máquina sofisticada de algoritmos predecibles, pulcros y perfectos, con los que comprar vivienda. Así funcionan las compras. Los programas evalúan las casas y deciden si merecen o no ser deglutidas por el mercado. En unos minutos el deseo se hace realidad. Luego llega un agente con un ipad y certifica el acierto de las máquinas.

La cultura de masas está dominada por la gestión de los algoritmos. En ellos están sintetizados los deseos y las necesidades de innumerables personas.

Memoria y seguridad van unidas.  La certidumbre del dinero seguro y la tranquilidad de saber que no viviremos una vejez humillados por la escasez y la necesidad.

Desde aquellos años 80 hasta la actualidad han transformado nuestra manera de vivir. El modo de consumir, de invertir nuestro dinero, y asegurar nuestras pensiones, en detrimento del Estado Nación.

El individuo como mercancía es una realidad cuantificable. La gestión del miedo es el negocio más lucrativo, desde que la masa se manifiesta como un banco de peces que huye de un depredador.

No es casual que la ONU (ese organismo que sirve para constatar hechos irremediables) ya señale a la panda de BlackStone como los responsables de que muchos inquilinos se queden sin casa.

Así lo ha señalado Leila Farha, relatora de la ONU para una vivienda digna.

En estas circunstancias, muchos nos preguntamos si el poder político puede devolver el auténtico poder a la gente.

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