Otras miradas

Autoridades que afectan seriamente la salud

Anita Botwin

Hay autoridades que afectan seriamente la salud. Muchas de ellas son cargos públicos, otras económicos, y las más peligrosas son las que pasan de unos a otros a través de puertas giratorias.

En la Comunidad de Madrid estamos ante horas o días de formarse gobierno. Las informaciones hablan de pactos, de coaliciones, de sillones a cambio de votos, de repetir o no el gobierno a la andaluza. De hacerlo, pero con condiciones más fuertes, el pulso se agranda, las peticiones son mayores, la ultraderecha se sabe necesaria.

Lo peor está por llegar, pero ya hemos vivido años de recortes y privatización en la Comunidad. Y hemos luchado, y hemos resistido. Aunque esta sea una de las regiones más ricas de España, solo dedicada un 3,9% a Sanidad, frente al 6% de la media española, además del presupuesto dedicado a atención primaria, que ha "disminuido" en estos últimos nueve años tal y como ha denunciado la Marea Blanca.

Esta misma plataforma en defensa por la sanidad pública ha denunciado también la "horrorosa" situación de las Emergencias y de SUMMA 112; la crítica reducción de camas hospitalarias, (La Sanidad pública madrileña cerrará más de 2.000 camas en los hospitales este verano); los copagos y la privatización de servicios no sanitarios como puede ser la lavandería; y la precariedad laboral de turnos interminables. Empleados públicos trabajando el doble a cambio de la mitad.

Sobre la privatización de los servicios no sanitarios, empleadas del Hospital de la Paz y Ramón y Cajal hablaban del mal estado en el que se encontraba la ropa de cama. Sábanas con pis, heces, moho y pelos en los hospitales de Madrid, tras la privatización del servicio de lavandería en 2013, con la gestión de Esperanza Aguirre. "Lo peor de todo es que pese a conocer el mal funcionamiento de la adjudicataria, el Servicio Madrileño de Salud  prorrogó el contrato dos años más", denunciaba la portavoz del sindicato MATS, Mar Coloma.

Los partidos que se hacen llamar constitucionalistas, niegan la mayor: el derecho constitucional a la salud. Cuanto más se enorgullecen de ser demócratas y constitucionales, más bajan los derechos de a quienes dicen representar. Mientras siguen subiendo los privilegios de unos cuantos, se reducen las necesidades más básicas de una mayoría. Y una parte de esa mayoría sigue apostando por esa minoría que se olvida de ellos también, una y otra vez.

Los que previsiblemente gobernarán la Comunidad de Madrid los próximos 4 años (que no son exactamente los mismos, pero es igual) usan frases e ideas esperanzadoras, pero vacías de contenido o ambiguas. Hablan de eficiencia cuando quieren decir recortes: "una administración eficiente en la que no existan organismos o empresas innecesarias", en palabras de Díaz Ayuso. Hablan de mejorar los horarios de atención a los pacientes "para adecuarlos a las necesidades reales", cuando las necesidades reales para ellos sean muy probablemente la de reducir horarios.

Madrid Central o su ausencia de él, también nos hará menos sanos. Por acción u omisión, el nuevo gobierno del Ayuntamiento y el próximo de la Comunidad de Madrid, no velará por los intereses de la ciudadanía. De hecho, al desechar Madrid Central, podríamos estar hablando de un delito contra la salud pública, que es el mayor de los delitos. La decisión del nuevo Ayuntamiento sería una apuesta consciente por un aumento de las emisiones de dióxido de nitrógeno que perjudicaría la salud de la población aumentando morbilidad y mortalidad. ¿De qué tipo de gobernantes hablamos cuando a sabiendas de los avisos por parte de la UE, se saltan sus advertencias poniendo nuestra salud en riesgo? Hay personas con cargos políticos que perjudican seriamente nuestra salud, y la advertencia no vienen anunciada en sus cajetillas electorales.

¿Podremos ser capaces de frenar unos años más de privatización de la Sanidad? No creo que tengamos mucha alternativa.

Hago un llamamiento a usar todas las vías que estén a nuestro alcance para denunciar, reclamar, visibilizar este "austericidio". Democracia debe ser mucho más que votar cada cuatro años; democracia y vivir en sociedad debería ser hacernos responsables y defender los intereses de la mayoría. Por muy pequeña que sea nuestra aportación, siempre es necesaria y ahora puede serlo más que nunca. Recordando a Eduardo Galeano: mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.

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