Otras miradas

Siete frases hechas de política que si lo piensas no quieren decir nada (o algo peor)

Ander Jiménez Cava

Politólogo

A menudo el discurso de los políticos parece un disco rayado. Muchas de las expresiones que pronuncian se han convertido en lugares comunes del lenguaje político. Son mensajes que transmiten a la sociedad y que, de tantas veces repetidos, interiorizamos y hacemos nuestros mediante un proceso de osmosis colectivo; pero en ocasiones no nos percatamos de que están vacíos de contenido, o de que sirven para obviar una reflexión más compleja, o, en el peor de los casos, de que son una falsificación de las ideas. He intentado desmenuzar algunos ejemplos intentando abarcar el mayor espacio ideológico posible. Porque en todas casas cuecen habas; y en política, a calderadas.

  • LOS EXTREMOS SE TOCAN: Dicen esto quienes pretenden equiparar la izquierda con la derecha, con lo que el centro siempre se presentaría como "lo moderado". Como si "lo bueno", o "lo correcto para la sociedad", fuera una cuestión de grado al margen de otras consideraciones. Pero no cuentan con que el eje izquierda-derecha no es algo fijo, sino que se define y desplaza dependiendo de la percepción que la gente tenga de las diferentes fuerzas políticas. Y ahora, estamos en un momento en que Podemos es percibido como izquierda radical, aunque sus medidas no vayan más allá que las socialdemócratas de toda la vida; y al mismo tiempo, debido al blanqueamiento de PP, Cs y los medios, hay reparos en calificar de extrema derecha a Vox. En definitiva, decir que los extremos se tocan puede ser un lugar común, o peor: podría querer decir que Podemos y Democracia Nacional "se tocan", mientras que en el centro estaría el PP, Cs y parte del PSOE. A la derecha, sin complejos, Vox.
  • NO HAY NADA MÁS TONTO QUE UN OBRERO DE DERECHAS: Mantra repetido entre la juventud de izquierdas. Incapaz de un análisis más profundo, hay quien gusta de criticar las contradicciones de la clase obrera desde un escalafón moral superior. Se trata de reducir un análisis complejo de la forma ideológica que adquieren las relaciones sociales y los procesos de socialización, de los canales de transmisión de la cultura, del peso de una derrota histórica...; a una consigna que se pueda entender fácilmente, repetir en las redes sociales y que produce confort: si eres obrero y votas derecha, es porque eres tonto. No hay más. Todo lo explica el binomio tontos/listos. Qué bien. Así, del tirón, esta expresión desarma la teoría marxista sobre el concepto de alienación y lo despoja de su componente político. Resulta que solo era una cuestión de estupidez. Juventud Tuitera 1- Marx 0.
  • RESPETAR LA SENTENCIA: Las sentencias no se respetan porque no son personas. Una sentencia es una decisión judicial, y cuenta con todo el aparato represivo del Estado para ejecutarse. La sentencia no necesita ser "respetada", necesita el respaldo coactivo suficiente para cumplirse. Es decir, la ley no necesita nuestra aquiescencia, sino la violencia necesaria para imponerse. Más allá de eso, existe libertad de expresión para opinar, y no solo sobre una decisión judicial concreta, sino que se puede opinar sobre la ley en sí misma (sorpresa). De hecho, la ley es el resultado de un proceso deliberativo entre representantes políticos; unos la proponen, otros se oponen, otros introducen enmiendas, etc. y durante todo ese proceso nadie se escandaliza (sorpresa 2). "Respetar la sentencia" es una frase que utilizan quienes pretenden deslegitimar y acotar el espacio de la crítica; y a la vez criminalizar a quienes, haciendo uso de su libertad de conciencia, se oponen a determinada ley o sentencia. "Respetar la sentencia" es una fórmula tramposa que, pintándole una capa de moralidad y solemnidad al Tribunal, trata de limitar las opiniones políticas utilizando el derecho como cortafuego.
  • FEMINIZAR LA POLÍTICA: Hay dos concepciones sobre esta frase. Una, hace referencia a la necesidad de que haya más mujeres en los puestos de poder, ya que están infrarrepresentadas. Esto se haría mediante cuotas de género, leyes de paridad, etc. Vale. Pero a veces adquiere otro significado, más confuso y perverso: se lo dan quienes piensan que el feminismo es limar asperezas para evitar la confrontación social mediante los cuidados y los afectos. O sea, que la ternura, el cuidado, el cariño, etc. son atributos femeninos y de ellos hemos de empapar la política. Lo perverso es que así se asumen acríticamente los estereotipos de género. Y en nombre del feminismo, para más inri. Es decir, lo femenino estaría ligado a una forma de ser complaciente, apaciguadora, comprensiva. Se trataría de reproducir en el ámbito político el papel opresivo que el patriarcado ha asignado a las mujeres. Es ilustrativo el ejemplo de Miren Larrión, cuando dijo "Quizá sea una lectura feminista de la historia, pero con las batallas perdemos todos", refiriéndose a la falta de acuerdo presupuestario en el Ayuntamiento de Gasteiz entre Eh Bildu y PNV. Bajo esta perspectiva, "feminizar la política" implicaría reducir el conflicto a una cuestión de testosterona; y reforzar la democracia liberal apelando a la convivencia en nombre de los valores patriarcales históricamente vinculados a la condición femenina.
  • LA VIOLENCIA NUNCA ESTÁ JUSTIFICADA: Una de las consignas más hipócritas que existen. Decirlo se ha convertido en un asunto protocolario en boca de los políticos. Y mienten cada vez que lo dicen. Cuando un individuo obra en legítima defensa (de sí mismo o de sus bienes) es la ley la que, a veces, le exime de responsabilidad penal. O sea que la propia ley es la que legitima la violencia en determinados casos. Por no hablar de que el Estado es, esencialmente, la capacidad de ejercer el monopolio de la violencia sobre un territorio. ¿Os imagináis que nos invada un país extranjero y el presidente salga diciendo en la tele que la violencia no se justifica? ¿Absurdo, no? "La violencia nunca está justificada" es simplemente una frase que pretende eludir un debate más profundo que responda a estas preguntas: Qué es violencia y qué supuestos la justifica. En estos tiempos, para más de un tertuliano, político, o juez; incluso cortar una carretera puede ser un acto violento. Y es que lo que llaman violencia es relativo al interés político de quien la ejerce o la combate, el baremo que la evalúa es adaptable. La expresión "la violencia nunca está justificada" no es axiomática para ellos. Tampoco es una posición ética. Quienes lo dicen, siempre discriminan esos casos en los que el Estado (participando en intervenciones militares, vendiendo armas, etc.) es quien la ejecuta.
  • CONSTRUIR SOBERANÍA: Este es un eslogan utilizado por la izquierda. Se refiere a construir un poder "desde abajo", al margen de quienes tienen el poder de decisión real: pudieran ser las grandes corporaciones, la UE, el Gobierno central o todo a la vez (en teoría). Reivindicar que los ciudadanos tengan poder efectivo sobre la organización de sus sociedades, así como criticar que la democracia está viciada por factores ajenos a la voluntad popular es una tarea ineludible. El problema es que cuando hablan de construir soberanía solo incluyen a sus partidos y organizaciones afines, y únicamente son válidos los mecanismos de transformación propuestos por ellos, a saber: la participación en sus estructuras y el voto. Hay una fuerte restricción ideológica en el acceso a "construir soberanía", por razones como la identidad nacional o la afinidad política. Es decir, tanta soberanía construye ERC como Societat Civil Catalana, solo que soberanías diferentes... En fin, cuando hablan de "construir soberanía" están acaparando un concepto que alude al interés general, que funda la democracia, y que debe abarcar a todo el pueblo; para darle la forma de un programa político partidista y particular. Así pues, en la práctica, la construcción de soberanía siempre será proporcional al número de votos que obtengan quienes portan esa consigna.
  • DIÁLOGO DENTRO DE LOS LÍMITES CONSTITUCIONALES: Esta frase siempre sale a colación cuando se habla de la estructura territorial del Estado. Pero la Constitución no establece límites para el diálogo. De hecho, en la propia Constitución se explican los mecanismos existentes para reformarla, de modo que negar categóricamente cualquier tipo de diálogo que vaya más allá del texto escrito no sería muy "constitucional", que digamos. La Constitución se ha reformado en dos ocasiones. La última en vez en 2011 para priorizar el pago de la deuda pública ante cualquier otro interés económico o social del Estado. Un giro neoliberal que se dio en el marco de la crisis económica. Podríamos decir que la ley fundamental es sagrada dependiendo del artículo al que se refiera. Si se trata de ceder soberanía en nombre del capitalismo internacional, existe un amplio consenso parlamentario. Pero si la población de un territorio demanda un referéndum relativo a su autonomía política, parece que se abran las puertas del infierno. Utilizar la Constitución como pretexto para negar el diálogo político, eso sí que debería ser anticonstitucional en una democracia.

Estos son tan solo unos ejemplos de esas frases hechas que escuchamos a menudo. Hay más. Se podría discutir su sentido, se podría contraargumentar mis afirmaciones. Pero, en general, es cierto que absorbemos expresiones vacías como spots publicitarios, como si eso fuera La Política; y mientras tanto, desatendemos el debate y el pensamiento razonado para alinearnos con cualquier consigna que provenga de nuestro equipo. Como quien grita ¡Penalty! desde la grada pero apenas le han rozado.

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