Otras miradas

El tic nazi

Javier López Astilleros

Documentalista y analista político

Una bala en el suelo después del tiroteo protagonizado por un ultraderechista en la localidad alemana de Hanau, cerca de Frankfurt. REUTERS / Kai Pfaffenbach
Una bala en el suelo después del tiroteo protagonizado por un ultraderechista en la localidad alemana de Hanau, cerca de Frankfurt. REUTERS / Kai Pfaffenbach

¿Qué motivó el asesinato de docenas de personas en dos establecimientos en Hanau (Alemania)? El criminal identificó su objetivo en un lugar donde fumaban shisha y comían kebab, lo que indicaba el origen de sus usuarios: morenos y musulmanes.

Se puede considerar como un ataque aislado de un perturbado. Sin embargo, el problema es de fondo, y todavía no se afronta en su verdadera dimensión: Alemania no se ha desprendido del todo de su tic nazi. Ahora que los científicos dicen que no existen las razas, ¿cómo ciertos políticos alemanes justificarán su superioridad biológica sobre los morenos, o sobre los pobres griegos mediterráneos?

La acción de Tobías R es salvaje, pero hay otras muchas posiciones intermedias de la extrema derecha.

El nacionalismo blanco es la peste, pero no hay que olvidar que existe otro de signo contrario, por ejemplo, el panarabista o panislamista, y que muchos inmigrantes están en medio de este juego perverso entre países. Eso que llaman racismo se da en dos direcciones, y es una pugna por la dignidad que suele derivar en el orgullo.

Existe una pigmentocracia humboldtiana evidente. Es como si las latitudes geográficas afectaran a la calidad de las personas. En la admirada Finlandia, un 60% de los africanos o sus descendientes siente como les desprecian por su color de piel. En Italia sitúan el guarismo en un 48%.

En España se producen multitud de casos "racistas". Pero si en nuestro país una figura expresa especial aversión, es la del mauro. ¿Es una forma de microrracismo que un policía pida la documentación a un individuo moreno, o más bien una discriminación en toda regla? Sucedió en Madrid en agosto del 2018, cuando un policía pidió la identificación a un edil de Arnhem, llamado Ahmed Marcouch. Iba acompañado de sus hijos pequeños, lo que resultó bochornoso.

Tobías R defendía el exterminio del "norte de África y Oriente Próximo". ¿Qué pretensiones son estas? Dice Merkel que el racismo es veneno, sin caer en la cuenta de que menciona algo que no existe, salvo si consideramos el racismo como una máscara que engloba la escasez, la precariedad, o la religión de personas que proceden de antiguas colonias.

La superioridad ontológica hoy se da en términos del PIB. La pobreza tiene un sesgo marginal evidente, porque la dignidad está en la montura, y no en el caballero.

La extrema derecha crece, está normalizada, manifiesta el odio hacia los musulmanes.

España no es una excepción a esta regla europea y americana. Aquí este asunto se escamotea y silencia, pero se percibe en los colegios públicos, donde se concentran la mayoría de los hijos de inmigrantes. También en los trabajos, en los lugares de ocio y hasta en la administración.

Lo sucedido en Alemania es una anécdota, comparada con las duras condiciones que atraviesan muchos inmigrantes en una sociedad de castas sociales  empobrecidas.

El testamento de Tobias R está claro. Él simboliza la cúspide perversa de un pensamiento que están democratizando. En realidad, y esto es muy serio, no existe en absoluto ninguna diferencia reseñable entre un pigmeo y un gigante alemán.

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