Otras miradas

Qué nos enseña la sentencia por abuso de Pozoblanco

Ana Bernal-Triviño

Vista de los cuatro miembros de La Manada, Alfonso Jesús Cabezuelo, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Escudero durante el juicio por los abusos a una joven en Pozoblanco. E.P./Pool
Vista de los cuatro miembros de La Manada, Alfonso Jesús Cabezuelo, José Ángel Prenda, Antonio Manuel Guerrero y Jesús Escudero durante el juicio por los abusos a una joven en Pozoblanco. E.P./Pool

Voy directa. Unas ideas sobre la sentencia de la víctima de Pozoblanco por ese grupo llamado La Manada, que tenemos que dejar de denominarlos así para citarlos por lo que realmente son: abusadores y agresores sexuales.

- La sentencia. En bruto, la sentencia tiene una cosa buena y otra mala. El único alivio es que hay una condena por delito contra la libertad sexual. Lo malo, que en este país sale barato drogar o emborrachar a una mujer y difundir su vídeo. Barato en relación con el trauma de la víctima. También escuece comprobar que te pueden echar más años por delito contra la intimidad que por abuso sexual. A esto, se suma un hecho que pasa de puntillas:

"Cabezuelo abonará una multa de 12 euros al día durante dos meses por causar lesiones leves a la mujer, al agredirle por negarse a realizarle una felación".

Recordemos este episodio: después de abusar de ella en el vehículo, le exige una felación. Ella se niega y él la golpea en la cara, le da un puñetazo en el brazo y la empuja para que saliera del coche al tiempo que le decía "puta". "Puta" es la palabra que tipejos como estos expulsan por la boca en cuanto una mujer no obedece a sus deseos. Y una agresión, un golpe, un puñetazo... queda cubierto con una multa de 12 euros al día durante dos meses. Insisto: todo sale barato.

-El vídeo. Repito: el único consuelo es que nadie puede negar lo que es evidente, gracias a que el vídeo se ha admitido como prueba. Y yo me pregunto qué sentencia tendríamos sin la existencia de ese vídeo y sin la existencia previa del caso de Pamplona. Para ser sincera, ni habría caso. Sin la violación de San Fermín no se hubiese localizado esta otra, porque sin denuncia no hay caso, y si estás drogada o bebida, no denuncias. En la sentencia se recoge que la víctima fue primero a un psicólogo que "le aconsejó no denunciar si no recordaba lo sucedido".

Sabemos que el vídeo era una prueba importante, pero en Pamplona comprobamos cómo para algunos magistrados una agresión sexual puede ser un acto de "jolgorio", hasta que el Supremo sentenció al fin lo que era: una violación múltiple. Imaginemos qué hubiese pasado si no conociéramos a estos acusados, si no existiera el vídeo... NADA. Hubiese quedado como otras muchas violaciones. Con el delito cometido, el dolor causado, y agresores libres pensando en la siguiente violación.

-La víctima. Esta es la parte que escribo con más rabia: cómo se atacó a la víctima tras conocerse el abuso. Nunca nos ponemos en la piel de las víctimas. Y menos en un caso como este donde ella, que escondió el vestido asustada, que se vió moratones en su cuerpo sin saber qué había sucedido, comprobó que había sido abusada cuando le mostraron el vídeo. Les aseguro que no hay nada más doloroso que asumirlo. Cuando ocurrió el caso de Pamplona, medios y parte de la sociedad cuestionaron que la víctima hiciera "vida normal", aunque fuera por recomendación de los psicólogos. Dejad YA de pensar en un prototipo de víctima. Las víctimas no llevan un cartel por la calle diciendo que lo son, ni lloran por las esquinas. Son mujeres normales con las que te cruzas, pero que hacen un esfuerzo titánico por volver a una normalidad que unos tipejos, con ganas de diversión y poder, rompieron. Agresores que tienen entendido que violar es ocio, que son unas risas, que humillar es un divertimento, y que pueden usar a una mujer como una muñeca hinchable como reto de la noche. ¿Pero de verdad saben por lo que pasa una víctima o agresión de abuso sexual? En la sentencia se recoge:

"Sentimientos de tristeza, vacío o desesperanza, crisis de llanto, arrebatos de irritabilidad o frustración, pérdida de interés y capacidad de disfrute por las actividades habitualmente relajantes o placenteras, alteraciones del sueño, insomnio y pesadillas, cansancio y falta de energía, falta de apetito y adelgazamiento, ansiedad, agitación e inquietud, fijación en ideas obsesivas relacionadas con los hechos y su resolución judicial, dificultad para pensar, concretarse, tomar decisiones y recordar cosas, pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, pensamientos suicidas, intentos suicidas y problemas físicos de origen psicosomático como dolores musculares, síntomas gastrointestinales, etc...".

Esto no solo lo sufren las mujeres violadas, también las que sufren violencia de género dentro de su pareja sometidas a agresiones sexuales. Sumen aquí la difusión del vídeo como daño moral. Ayer leí en las redes... "a ver si la chica tenía algún problema previo". Y el perito considera que la patología "no es estructural, no pertenece a los rasgos de personalidad de la víctima sino que es reactiva a los hechos sucedidos comenzando por la propia producción de estos, el impacto mediático y el temor derivado con la comparación con otras víctimas".

Los únicos que tienen un problema previo son los agresores y no tiene que ver con ninguna enfermedad mental sino con una cultura que han aprendido, que es la cultura de la violación.

Hay más:

"Tiene reacciones de evitación (pone por ejemplo que no va al campo con amigos), se muestra hiperalerta, no quiere que le hagan fotos, no interviene en las redes sociales, muestra rechazo a escenas sexuales, tiene miedo a la focalización mediática".

La perito concluye en el estrés postraumático de la víctima (que solo sale a flote por el apoyo de sus familiares) hizo que abandonara su propio pueblo, y lamenta haber descubierto a su alrededor "gente que no era de verdad, posiblemente en referencia a reacciones poco solidarias para con su persona" o "traicionada por personas de su "red social".

Una violación o abuso cambia y condiciona durante tiempo toda tu vida. Y, aunque te repongas, siempre hay algo dentro algo que te dice que tu vida, nunca más, volverá al estado anterior de aquel delito. Violan porque hay cómplices. Violan porque saben que tienen más opciones de impunidad que de culpabilidad. Violan porque aún parte de la sociedad les aparta en sus opiniones para señalar a ellas. Violan porque destrozar la vida de una mujer suele salir barato. Violan porque seguimos en una sociedad machista. Y violan porque hay misoginia.

Llevamos unos meses de ataque al feminismo agotadores. Si tienen algo de humanidad, recuerden todo por lo que pasa una víctima cuando escupan sobre el feminismo, lo único que da derechos a sus víctimas. Aunque ya sabemos que las mujeres siempre hemos sido, somos y seremos las víctimas de segunda. Así nos va.

Más Noticias