Otras miradas

Bicis sin base fija, un experimento que pone en riesgo a BiciMad

José Luis Nieto

Coportavoz de EQUO Madrid y concejal de Más Madrid

Una mujer protegida con mascarilla monta en una bicicleta de BiciMAD. E.P./Eduardo Parra
Una mujer protegida con mascarilla monta en una bicicleta de BiciMAD. E.P./Eduardo Parra

En estos días estamos asistiendo al despliegue por las calles de Madrid de 3.900 bicicletas eléctricas sin base fija, tras la autorización concedida por el Ayuntamiento de Madrid a 6 empresas privadas (Brikty, BiciMAD Go, Ride On Consulting, Idribk Spain, Secure Potential System SLU y Mobilitas Futurus S.L.) para que operen este servicio. 2.000 de esas bicicletas se distribuirán en el interior de la M-30 y 1.900 en el exterior, con la intención de ofrecer un servicio de bicicleta compartida complementario al servicio público que hasta ahora se prestaba exclusivamente por BiciMad, y que está muy bien valorado por sus usuarios tras el rescate de esta empresa por el anterior Gobierno municipal de Ahora Madrid.

En una ciudad con los altos niveles de contaminación química del aire de Madrid, que como han demostrado diferentes estudios científicos pueden aumentar la letalidad y la facilidad de propagación la COVID-19; en una ciudad como Madrid con grandes atascos cotidianos de vehículos, atascos que es más que previsible que se incrementen en las próximas semanas, como consecuencia del incremento en el uso del vehículo particular a raíz de la pandemia, cualquier medida adoptada por las administraciones para fomentar la movilidad ciclista debería ser una buena noticia. Pero en este caso, la decisión adoptada por el actual gobierno municipal del PP y Ciudadanos viene cargada de riesgos e incertidumbres, y no se puede evitar pensar que este nuevo servicio puede traer consigo nuevos problemas para la ciudad de Madrid y sus habitantes.

En un momento en el que se hace necesario ampliar el espacio disponible para los peatones, para que podamos guardar la distancia de seguridad sanitaria, estas bicicletas sin base fija, es más que probable que acaben aparcadas en cualquier parte de la ciudad y que obstaculicen aceras provocando todavía más problemas de accesibilidad. Como muestra de que este riesgo es bastante posible debemos recordar que en Madrid ya operaron bicicletas sin pedaleo asistido hace años. En su momento, estos servicios se acogieron con grandes expectativas, dado que se esperaba que pudieran incrementar el uso de la bicicleta como modo de transporte urbano. Sin embargo, fueron un rotundo fracaso por utilizar bicicletas muy pesadas y sin asistencia eléctrica a la pedalada, la ausencia de mantenimiento de las mismas y sin redistribución por la ciudad, y las bicicletas terminaron convirtiéndose en obstáculos para la ciudadanía, al encontrarse aparcadas en aceras y zonas peatonales de manera habitual.

Estos nuevos servicios de bicicleta compartida sin base fija pueden suponer una competencia desleal con BiciMad, un servicio público de bicicleta compartida que el Ayuntamiento pone en peligro con la entrada de nuevas empresas que realizarán un servicio similar incluso en la mismas zonas sin estar sujetas a un contrato público como BiciMad y sin que el propio Ayuntamiento haya hecho estudio económico-financiero alguno de estas nuevas autorizaciones para ver el impacto económico, previsiblemente importante, que puede tener en la explotación de BiciMad, un servicio por el que debería velar el equipo de Gobierno municipal.

Todo esto se agrava con la entrada en funcionamiento de BiciMad Go, uno de los 6 nuevos servicios de bicicleta compartida autorizados, y que al igual que BiciMad está operado por la EMT. El Ayuntamiento anuncia BiciMad Go como un servicio complementario del de BiciMad, pero que en realidad utiliza sus recursos y su plantilla, poniendo en riesgo el buen funcionamiento de BiciMad, para dar un servicio que no aporta mejoras y es inaccesible por precios.

El modelo de bicicleta empleado por BiciMad Go es el mismo que el que hasta ahora utiliza BiciMad, y por tanto las bicicletas rotuladas como de BiciMad Go pueden ser ancladas en las bases de BiciMad, lo que puede provocar problemas a los usuarios de BiciMad que quieran dejar su bicicleta en una base que pueda estar ocupada por otra u otras de BiciMad Go. Además, si un abonado, utiliza BiciMAD Go tal como se usa el sistema tradicional de BiciMad (realizando el trayecto de estación a estación sin paradas intermedias) le costará exactamente lo mismo lo que supone una clara competencia entre ambos servicios.

BiciMad Go ha iniciado desde finales de agosto el despliegue de 254 bicicletas en el interior de la M30 y otras 200 en el exterior, lo que demuestra que los distritos exteriores de la M30, especialmente los barrios más periféricos de la Madrid seguirán sin disponer de un servicio de bicicleta compartida. Esta situación se ve agravada por el hecho de que la tarifa base de BiciMad Go, de 5,7 € por media hora, es casi doce veces mayor que la de BiciMad lo que supone un hándicap importante para los posibles usuarios de fuera de la M30, pues estos no se beneficiarán de buena parte de los descuentos previstos, lo que claramente va en contra de la promoción del uso de la bicicleta compartida en los distritos periféricos. Una vez más se ve que el gobierno municipal prioriza sus actuaciones en el centro de la ciudad.

El Ayuntamiento, que ha dejado a Madrid en el furgón de cola de las ciudades europeas en infraestructura ciclista durante esta pandemia pues tan solo ha construido 12 kilómetros de carriles bici provisionales, ha apostado por los servicios de bici compartida privados en vez de optar por reforzar y ampliar BiciMad a todos los distritos haciendo una gestión directa del servicio por parte de EMT.

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