Otras miradas

El “por qué no te callas” de Wang Yi

Xulio Ríos

Director del Observatorio de la Política China

Un manifestante pisa un retrato del ministro de Exteriores chino, Wang Yi, en una manifestación a favor de Hong Kong, durante la visita del canciller a Alemania. REUTERS/Michele Tantussi
Un manifestante pisa un retrato del ministro de Exteriores chino, Wang Yi, en una manifestación a favor de Hong Kong, durante la visita del canciller a Alemania. REUTERS/Michele Tantussi

La importante gira europea del ministro chino de asuntos exteriores, Wang Yi, destinada a reiniciar con buen pie las relaciones bilaterales tras la obligada parálisis impuesta por la pandemia, se vio ensombrecida por unas manifestaciones amenazantes, bien alejadas de cualquier corrección diplomática, que muy poco pueden ser de utilidad para seducir a la Unión Europea.

La polémica se deriva de la visita del presidente del Senado checo, Milos Vystrcil, a Taiwán, al frente de una amplia delegación que incluía también al alcalde de la capital,   Zdenek Hrib. Dado el ostracismo habitual de la diplomacia taiwanesa, que la segunda autoridad institucional de un país europeo desafíe el veto de China continental, constituye todo un éxito. Así pareció entenderlo también Wang Yi, que no disimuló su malestar y amenazó públicamente a Vystrcil, asegurando que su acción, contraria a la política de una sola China, "le saldrá muy cara". Y lo dijo en Alemania, ante la mirada estupefacta e incómoda de su homólogo germano, Heiko Maas.

¿Se acuerdan cuando el rey emérito español le espetó al presidente Chávez aquel "por qué no te callas" de pésimas consecuencias en las relaciones bilaterales?... Cuando ya la agenda de desencuentros con la UE pesa lo suyo (Hong Kong, pandemia, dudas sobre la participación o no de Huawei en la red 5G, Xinjiang, etc.), en un momento en que Bruselas reclama autonomía estratégica para tomar distancias de la agresividad de Trump, el exabrupto de Wang Yi no ayuda en absoluto.

China quiere avances en la relación con la UE. La presidencia alemana representa una buena oportunidad para ultimar los acuerdos en materia de inversiones o la agenda estratégica de cooperación. Hay sintonía entre ambas partes en la defensa del multilateralismo o en la condena del proteccionismo económico. La UE, a pesar de secundar muchas de las críticas de Donald Trump a China, no aboga por una adhesión incondicional a su política. En su periplo por Italia, Holanda, Noruega, Francia y Alemania, Yi destacó la importancia de estas coincidencias en su ofensiva para dar un impulso final a los acuerdos, que de consumarse contrastaría con el clima de tensión que condiciona la relación con EEUU. Pero las intempestivas declaraciones del ministro chino han desbaratado esa necesaria atmosfera que debía servir de base para afirmar un tono político diferente y constructivo.

Formalmente, China tiene razón al recordar que el principio de una sola China es el fundamento político principal de su diplomacia, pero el gobierno checo nunca lo puso en cuestión y por tanto se trata de una cuestión interna que debe sustanciar Praga en el marco de las implicaciones de su pluralismo político. Por el contrario, tan airada reacción probablemente incentivará la cooperación entre Chequia y Taiwán, al menos en el ámbito de la diplomacia parlamentaria y entre ciudades. El propio ministro de exteriores checo, Tomas Petricek, calificó de "exagerada" la reacción de Wang Yi y se vio en la inevitable tesitura de llamar a capitulo al embajador chino.

La reacción europea, incluso entre aquellos que podían disentir de la oportunidad de esa visita a Taiwán, fue de absoluto rechazo de las amenazas dirigidas a cualquier país miembro. Maas, lo dijo con rotundidad: "las amenazas no tienen cabida aquí". Las relaciones deben basarse en el diálogo y el respeto mutuo, se escuchó en la vecina Eslovaquia. Y el portavoz de asuntos exteriores de la Comisión, Peter Stano, no ocultó su descontento por un lenguaje tan poco diplomático. Si algo favorece el tono empleado por Wang Yi es la reserva ante China, lo cual poco le conviene. Y en Taiwán, los independentistas se frotan las manos al constatar la pérdida de papeles del ministro.

Mucho más discreto fue el periplo de Yang Jiechi, su superior en la jerarquía china, al visitar en paralelo Grecia y España, aunque ambos con seguridad puedan compartir el fondo del asunto. Con todo, en ocasiones, da la impresión que algunos diplomáticos chinos se ven en la tesitura de estar más pendientes de la adecuación de su comportamiento a los parámetros internos que orientan la política del país y los impactos en su carrera profesional que de la propia efectividad de su misión.

Más Noticias