Otras miradas

La Pandemia del hambre

Anita Botwin

Una fila de carritos de la compra, manteniendo la distancia social, en una cola para recibir alimentos de una asociación de ayuda a personas vulnerables en el barrio barcelonés del Raval. REUTERS / Nacho Doce
Una fila de carritos de la compra, manteniendo la distancia social, en una cola para recibir alimentos de una asociación de ayuda a personas vulnerables en el barrio barcelonés del Raval. REUTERS / Nacho Doce

El 17 de octubre fue el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Sólo en España, 12,3 millones personas (26,1% de la población) se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. Toda esta situación se ha visto agravada por la crisis sanitaria, económica y social de la covid-19.

Estos datos son fruto del trabajo El Estado de la Pobreza. España 2020 X Informe anual sobre el riesgo de pobreza y exclusión realizado por EAPN España. De este mismo informe se extrae que 1 de cada 4 menores de 18 años y cerca de 1,3 millones de personas de 65 años o más se enfrentan al riesgo de pobreza en nuestro país. Las mujeres registran en general mayores índices de pobreza y exclusión que los hombres, con un sesgo de género estructural que las coloca en una mayor vulnerabilidad de la mano de una mayor precariedad en el mercado de trabajo y una mayor responsabilidad en los cuidados familiares no remunerados ni visibilizados. De este mismo informe se extrae que en la actualidad, hay 640.000 mujeres en riesgo de pobreza y exclusión más que hombres.

Por todo ello, desde que comenzó la pandemia y ante el olvido por parte de las instituciones, se han ido organizando redes vecinales para dar respuesta a esta emergencia alimentaria que estamos viviendo en una situación de crisis sobrevenida sin precedentes.

Desde la Despensa Solidaria de Los Cármenes, explican que en la actualidad dan alimentos a 55 familias con una composición media de 4,25 miembros donde los miembros adultos no tienen trabajo o trabajos muy precarios. Cuentan que más del 60% de los que piden ayuda son familias españolas, perceptores de la Renta Mínima de Inserción o en espera de contestación.

Por su parte, Pilar, de la Despensa Solidaria de Bellas Vistas en Tetuán explica que "el perfil que llama pidiendo comida casi siempre es mujer y es más de un 80%. No son mujeres mayores, pero tienen varios hijos e incluso nietos".

Una vez más, la pobreza tiene rostro de mujer y en muchas ocasiones con discapacidad. De hecho, La Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica ha denunciado ya que tres de cada cuatro personas con discapacidad que están bajo el umbral de pobreza extrema son mujeres y en el 40% de los hogares donde viven mujeres con discapacidad solas ingresan menos de 500 euros mensuales.

Además, la pobreza se ve acentuada en este colectivo por el mayor gasto que supone su condición de discapacidad y una mayor dificultad para encontrar empleo. El 17,7% de las personas con discapacidad no recibe ningún tipo de ingreso, el 16,9% no puede comprar medicamentos, el 8,5% vive en una vivienda precaria, el 6,2% no puede permitirse comer carne o pescado a diario y el 48,1% no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, recuerda la organización.

Mientras se habla sobre confinamientos perimetrales, curvas, luchas incansables entre entre Madrid y Gobierno central, la desafección ciudadana y el hastío van en aumento y muchos ciudadanos viven con lo justo o esperan en las colas del hambre durante horas. Olvidados por las instituciones y el circo mediático encuentran ayuda en las redes de apoyo vecinales.

Las peticiones de ayuda para comer no cesan. La Despensa Solidaria de los Cármenes, en Madrid empezó en San Isidro con 25 familias hasta las 135, con tope en esa cantidad que se alcanzó en la primera semana de julio y manteniéndose entre 127 a 131 en las siguientes semanas, no pudiendo atender ya a más familias.

Por su parte, desde la Red de Apoyo Mutuo Bellas Vistas, Pilar nos cuenta que a día de hoy están dando ayuda a cincuenta familias que no reciben ningún tipo de ayuda pública. En general, se trata de gente que ha vivido muy al límite antes de la pandemia y  que ha perdido su trabajo en  marzo, pasando así a una situación de hambre. Sobre todo acude mucha gente migrante pidiendo ayuda, mientras que la española rondará el 2 por ciento.

La mayor parte de la gente que solicita esta ayuda, cuentan desde la Red de Apoyo, proviene de trabajos precarios, especialmente de la hostelería y limpieza; algunos están en ERTES y tardaron mucho tiempo en percibir el dinero que les correspondía, por lo que empezaron a pasar hambre. "Gente mayor no ha llamado, quizá por miedo, pena o vergüenza o porque han tenido familia que haya podido ayudarles", explican.

A día de hoy, no cogen más personas en la Despensa Solidaria porque no dan abasto. "Tampoco queríamos hacer algo asistencialista, sino algo autogestionado, por lo que ahora hemos montado un grupo de apoyo mutuo", comenta Pilar.

Sobre lo que llegará ahora, no hay demasiada esperanza. "Seguramente ahora vendrá una situación grave, sumado a que el 010 no da respuesta, no atiende a las familias, se están destinando muy pocos recursos a este tema desde las instituciones", lamenta Pilar.

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