Otras miradas

Las miserias de los sistemas de salud pública en la Unión Europea

Pablo Sánchez Centellas

Responsable de campañas de la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos, la organización europea principal del personal de la salud y la dependencia.

Mientras que poco a poco los diferentes estados europeos baten sus propios records negativos en relación a la pandemia (más hospitalizaciones que en abril, más contagios..), el consejo de La Unión Europea se reunía esta pasada semana para discutir una 'respuesta extraordinaria' a la situación. El resultado fue la anodina cantinela de la necesidad de coordinación y solidaridad para mejorar el impacto del rastreo y de los tests. Dicha cumbre extraordinaria pasó en pocas horas de la expectativa de una decisión importante a la rutina de las últimas cumbres que no han ido más allá de un mero intercambio de opiniones y bienintencionadas intenciones. En los círculos de Bruselas se empieza a dudar sobre los servicios diplomáticos. Si son los mismos jefes de estado quienes deben informar a sus contrapartes de la situación en sus países, pareciera que no existe ni la televisión por cable, ni internet ni traducción de Google.

Al mismo tiempo que la reunión de los jefes de estado de la UE, miles de trabajadores y trabajadoras (sobretodo estas últimas) me movilizaban, considerando las circunstancias, por toda Europa para reclamar más o menos lo mismo; un cambio de rumbo en la políticas de salud pública. Pese a no existir una competencia por parte de la Unión Europea en dicha materia, o sea no estar liberalizada ni pertenecer al mercado único, la situación de los diferentes sistemas de salud 'públicos' es comparable en casi todos los países y sus dolencias son, curiosamente similares.

Una bata en la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.
Una bata en la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.

El personal sanitario de este continente, dentro y fuera de la Unión, sufre de un incremento de las cadencias de trabajo, falta de personal, exceso de bajas por enfermedad profesional y falta de equipos de protección y todo esto antes de que el covid 19 hiciera acto de presencia. En 2018 había 2,8 millones de enfermeras (sólo un 25% eran hombres) la ratio de enfermeras por 100.000 varia de las 337 por cien mil en Grecia a las 1426 enfermeras por 100.000 en Finlandia. En España la ratio es de 587.

Hace ya 8 años un informe del Foro Europeo de la Salud Gastein (EHFG) apodado el "Davos para la Salud Pública" alertaba que para el 2020 habría una falta de entre 1 y 2 millones de efectivos entre el personal sanitario. Dicho informe esta financiado por la Comisión Europea y el gobierno austriaco, vamos que no se puede decir que no se supiera que había escasez.

Pues bien, ha pasado casi una década y una crisis económica entre medio y la situación no sólo no mejoró sino que se degradó gravemente. Y pese a no tener competencia alguna sobre los sistemas de salud el papel de la Comisión Europea en la última década ha sido por ser discreto, poco honroso.

Y es que han sido innombrables las veces que la Comisión, a través del semestre europeo y sus recomendaciones, ha pedido a los estados miembros reformas en los sistemas de salud el caso más conocido fue Grecia pero el más escandaloso fue Letonia que termino con una reforma que abolió el sistema público de salud. Reformas que en lenguaje nuestro de todos los días se traduce por aumentar el ritmo de trabajo, externalizar, privatizar y recortar.  Eso ha dejado a los sistemas de salud pública al borde del abismo.

Imagen de la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.
Imagen de la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.

La covid ha venido a dar testimonio de todas las carencias, miserias y limitaciones. Y ahora los sistemas de salud están colapsando uno detrás de otro. Hay unos de 70.000 infectados en nuestro país entre el personal sanitario y de dependencia y 167 muertos y el Reino Unido 540. Sabemos esto último porque este país es muy transparente en la publicación de cifras de la pandemia entre el personal sanitario e incluyen el personal de la dependencia. Añadamos los 198 doctores/as y enfermeros/as que fallecieron en Italia en la primera ola (desconocemos datos del resto de personal sanitario fuera de estas categorías profesionales). Las estimaciones de la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos, la principal y más representativa organización en el sector de la salud y la dependencia en Europa, dice que son de más de 200.000 infectados en la primera ola, sabiendo que es una infraestimación, aún así dicha cifra trastoca la capacidad de combatir la pandemia. Y según Amnistía Internacional en julio había 7000 muertos entre el personal sanitario de 79 países.

¿Y cuál ha sido la respuesta del Consejo de la Unión Europea? Ante la propuesta de la Comisión Europea de incrementar en 7.700 millones de euros  la partida a la salud y la investigación, se ha decido dejar el montante en el presupuesto comunitario tal y como estaba. 1,700 millones de euros para los 27 países en los próximos 7 años. Esto es lo que suele llamarse un brindis al sol. Está es la ambición a día de hoy. Uno puedo pensar que la Comisión hizo la propuesta cínicamente sabiendo que los diferentes gobiernos difícilmente iban a aceptar que Bruselas se metiera en sus asuntos, pero la realidad es que dicha decisión da el portazo a una ayuda que en muchos estados hubiera podido significar una mejora urgente de la situación. Sin ir más lejos, las grandes distribuidoras farmacéuticas en Croacia han anunciado hoy que dejan de suministrar  medicamentos al hospital que centraliza los pacientes de covid en Zagreb ya que el estado tiene una deuda de 280.000€ con ellos...

Imagen de la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.
Imagen de la movilización de los y las trabajadoras de la salud pública en Bruselas.

Existen infinidad de ejemplos donde los intereses y prioridades de farmacéuticas, inversores y otros benefactores de nuestros sistemas de salud pasan por delante de enfermos, personal o la salud pública. Y los gobiernos por supuesto no se pueden permitir que las farmacéuticas se enfaden, prefieren el enfado de aquellos que se juegan el tipo todos los días yendo a trabajar, aunque en algunos países su enfado empieza a tener un impacto en el sistema. En Bélgica se estimado que el 20% del personal sanitario falta a su puesto de trabajo desde el mes de Octubre con la lógica alteración en la vida de hospitales, clínicas y del conjunto del sistema sanitario. Cifras similares empiezan a verse en otros países.

Más de 50 años de integración europea parece que no sirven para que la vida de millones de trabajadores y trabajadoras de la salud se beneficien de tan prestigioso club de naciones que es la Unión Europea. !Otra vez será! mientras tanto vemos como país tras país se imponen toques de queda, por la primera vez desde la segunda mundial en algunos casos, y se cierran lugares de ocio y cultura. Los miles de manifestantes que esta semana han tomado las calles de las diferentes ciudades y en los centros de trabajo en pequeños grupos tendrán que esperar que otra Comisión y otros gobiernos tomen decisiones más cercanas a sus intereses. Mientras tanto veremos a amigos y familiares infectarse, veremos la falta de capacidad de rastreo, veremos la falta de solidaridad entre gobiernos... y sobretodo veremos que la austeridad continua y los estados no quieren poner esos 9.400 millones de euros en la mesa. Uno se pregunta que hace falta para que esta Unión tome una decisión que pueda ser aplaudida por el personal de la salud pública en toda Europa.

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