Otras miradas

Por estas Navidades, os devolvemos Jerusalén

Javier López Astilleros

Documentalista y analista político

El embajador de EEUU en Israel, David Friedman (i) y el asesor principal de la Casa Blanca y yerno de Donald Trump, Jared Kushner (d), posan junto a la placa que señala ese rincón de la embajada estadounidese como el Patio Kushner. REUTERS/Maya Alleruzzo/Pool
El embajador de EEUU en Israel, David Friedman (i) y el asesor principal de la Casa Blanca y yerno de Donald Trump, Jared Kushner (d), posan junto a la placa que señala ese rincón de la embajada estadounidese como el Patio Kushner. REUTERS/Maya Alleruzzo/Pool

Trump negocia con extraterrestres, pero no quiere hacerlo público. Así lo asegura el general Haim Eshed, quien dirigió el programa espacial de seguridad del Estado judío durante 29 años (1981/2010). Negociar con alienígenas es difícil, porque se necesita descifrar la piedra de Rosetta de la comunicación interestelar, lo que parece que han conseguido los traductores imperiales. "¿Venís a invadir la Tierra?", "No, tan solo estudiamos vuestra cultura universal con fines científicos", responden los extraterrestres. Esta primera hipótesis es plausible. Es común pensar que una civilización externa es superior a las producidas en la Tierra, pero tal vez sea al revés. Hay quien considera que los alienígenas desarrollan competencias muy limitadas, excepto las que atañen a la ciencia. Han perdido una cultura a la que defender, cuestión tan principal hoy. Dice el general retirado que "firmaron un contrato para hacer experimentos aquí".

Es cierto que la diplomacia de Trump es muy activa en los últimos tiempos, por eso se han llegado a acuerdos con el Consejo de Cooperación del Golfo y aún más allá, a cambio de reconocer al Estado judío. Los premios no son menores e incluyen trigo, centeno, peces y fosfatos, entre otros.

Los alienígenas con los que negocia Trump habitaron el planeta azul antes de migrar en busca de nuevas oportunidades. Se olvidaron de sus raíces hasta perder su humanidad, pero mantienen una (supuesta) superioridad técnica. El objetivo de la legión científica imperial es que estos seres recuperen su hábito de conquista y rapiña, para sumarlos así a un orden interestelar afines a sus intereses. Tanto tiempo en un cosmos sin fronteras ni gravedad, que han perdido lo más emocionante de su humanidad escondida. Además, Eshah sostiene que la NASA colabora con un grupo de extraterrestres en los túneles de Marte. Jared Kushner, muy bien relacionado con Israel, conoce los detalles de la negociación. En realidad, lo demás son simples cábalas.

Zygmun Bauman defendía una sola humanidad y muchas culturas, pero todo indica una única humanidad de una sola cultura bajo los parámetros del consumo masivo. ¿Alguien imagina lo que supondría, para el mercado internacional, la suma de millones de extraterrestres a una economía internacional que ya muestra signos de agotamiento?

Existe una confluencia superior a la de Júpiter y Saturno. De hecho, según The Guardian, los científicos han registrado ondas de radio procedente de Próxima Centauri, y todo apunta a un contacto masivo con seres del más allá.

Estamos en los prolegómenos de un cambio histórico y una gran oportunidad para liberarnos de un planeta Tierra que constriñe la libertad humana. Pero para alcanzar este estado de gloria, es preciso unificar los criterios políticos regidos por un gobierno universal, que mire por el bienestar general. Y para ello es necesario restituir la Jerusalén terrenal a sus legítimos dueños durante estas fiestas navideñas.

La diplomacia de Jared Kushner ha conseguido hitos históricos, y solo queda que el Territorio de Marte Autónomo (AMT, por sus siglas en inglés) reconozca al Estado de Israel, para mayor gloria del mundo libre.

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