Otras miradas

Lecciones de Corea del Sur para contener la pandemia

Luis A. Botella

Profesor en Estudios de Asia Oriental, Universidad de Málaga

Dos esculturas de piedra con mascarillas con la leyenda Use mascarilla en Jeju, Corea del Sur
Dos esculturas de piedra con mascarillas con la leyenda Use mascarilla en Jeju, Corea del Sur. Shutterstock / emeskei

La politización de la pandemia por covid-19 es un hecho evidente de su misma gestión. Sin embargo, cada país ha polemizado sobre puntos de la gestión diferentes, fomentando prácticas en la población que han podido contribuir o entorpecer la gestión y la pandemia. La gestión de la pandemia en Corea del Sur plantea una relación interesante entre la gestión de la pandemia y los medios.

Corea se planteó en los primeros momentos de la pandemia como uno de los países más afectados en el mundo detrás de China, pero en poco tiempo pudo aplanar la curva de contagio hasta reducir la mortalidad y la transmisión a mínimos. Un equipo investigador del área de Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Málaga está analizando los dos principales diarios surcoreanos (Chosun Ilbo y Hankyeoraeh) para entender cómo ayudaron a plantear una serie de consensos dentro del debate político que han ayudado al control inicial de la expansión de la covid-19.

Las enseñanzas de MERS y SARS

El primer caso de infección por SARS-CoV-2 ocurrió en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan. En Corea, el desarrollo del virus desencadenó un interesado seguimiento público, debido al recuerdo de las experiencias de los brotes de MERS (2015) y SARS (2003), aunque el primer caso confirmado por covid-19 fue el día 20 de enero. A partir de ese momento, la cobertura mediática creció en la misma medida que creció el temor público al contagio comunitario.

La situación epidémica e informativa cambió a partir del 18 de febrero cuando una mujer de 61 años, conocida como "Paciente 31", dio positivo en la ciudad de Daegu, marcando el inicio del contagio comunitario. Esta primera ola tuvo su principal brote entorno a una secta llamada Iglesia Sincheonji de Jesús y con unas prácticas que fomentaban el culto en espacios aglomerados y denegar su pertenencia a la secta.

El Gobierno coreano y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Corea coordinaron desde la detección del primer caso de infección el 20 de enero una respuesta a nivel nacional ante la expansión del virus. Rápidamente se movilizaron recursos públicos y privados y se mantuvo una política de transparencia total con ruedas informativas frecuentes y la publicación de la información en tiempo real. Esta gestión logró controlar la primera ola hacia inicios de marzo de 2020.

Tras el análisis de más de 600 artículos publicados entre el 18 de febrero y el 13 de marzo de 2020 por ambas cabeceras, es posible concluir que la politización del virus y su gestión empezó desde su descubrimiento, con ataques políticos y acusaciones mutuas entre los partidos.

En esa lucha el diario Chosun Ilbo enarboló la oposición mediática al gobierno de Mun Jae-in y el Hankyeoraeh la visión más cercana al Gobierno. Sin embargo, es relevante observar una serie de puntos de consenso entre ambas cabeceras. Ambos periódicos otorgaron al Gobierno central y su administración la máxima responsabilidad en la gestión de la pandemia. Igualmente coincidieron en las medidas básicas de protección sanitaria para limitar posibles contagios.

Demanda y evaluación de medidas

La designación del Gobierno central y su presidente como responsables directos de la gestión de la pandemia focalizó la atención mediática, frente a otros niveles administrativos. Esta atención se tradujo en una demanda de eficiencia en las medidas y en su evaluación minuciosa. Este nivel de exigencia se debía a la relativamente reciente experiencia con un brote de MERS (Middle East Respiratory Syndrom) en 2015 desastrosamente gestionado. En aquel momento, la acción gubernamental fue fuertemente criticada por ineficiente y tras la epidemia surgieron llamadas para una revisión en profundidad de los protocolos para la gestión de epidemias.

El resultado fue una actualización de los protocolos de actuación y una reforma en profundidad del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Corea en línea con las sugerencias de la OMS. El escrutinio constante por parte de los periódicos encajó con una acción comunicativa del gobierno muy activa y detallada, modelada tras las revisiones hechas tras el brote de MERS de 2015.

Este flujo de información constante sobre las medidas gubernamentales para el control epidémico y el nivel de infección comunitaria fueron una fuente importante para los periódicos.

Desde muy pronto surgen gran número de artículos sobre nuevos casos de infección, y la metodología seguida por el gobierno para rastrear los contactos. Éstos se siguen en la prensa por medio de un número oficial que los individualizaba. También surgieron artículos sobre las campañas masivas de testeo, y la investigación de cada brote individual.

Aunque el Chosun Ilbo criticó la acción del Gobierno en aquellos días, su crítica se centró en la falta de medios o el decreto del nivel de alarma equivocado. Resulta interesante constatar que su crítica era de grado más que de medida concreta, facilitando la idea de que las medidas eran positivas.

También es relevante señalar el consenso en materia de protección e higiene contra el virus. Desde los primeros días se publicaron artículos sobre cómo protegerse del virus. En ellos se dejaba claro que las mascarillas y la distancia social eran los mejores métodos, sin que surgiese ningún debate en torno a esas medidas. De hecho, la falta de material protector se convertirá en uno de los puntos de crítica al Gobierno, más importantes desde el Chosun Ilbo.

Centralización de la gestión

La necesidad de seguir una actitud responsable la refuerzan los periódicos por medio de sus crítica al comportamiento de los fieles de la secta Sincheonji. En concreto, definieron sus prácticas religiosas (secretismo sobre su participación en la secta, estrecho contacto físico en espacios cerrados durante horas) como la razón de la expansión del virus fuera de control.

La centralización de la gestión de la pandemia y la política de transparencia sobre su gestión animaron a los medios a publicar artículos muy detallados. Ello ayudó a crear una imagen sobre la pandemia muy detallada en cuanto al tipo de medidas puestas en marcha para su gestión. También ayudó a individualizar a los afectados, dando una razón más para seguir las medidas del Gobierno.

Además, la claridad en la designación de las medidas efectivas contra el virus (máscaras y distancia social) plantearon una imagen potente sobre qué hacer en aquellos momentos de la crisis. Estos consensos de los medios crearon una serie de ideas en la población con medidas individuales para contener la propagación del virus. Aunque no se puede reducir la colaboración ciudadana y el éxito coreano en contener la pandemia a los medios, sí que es un factor muy importante dada su capacidad para modelar prácticas sociales.


Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation

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