Otras miradas

La vivienda o la vida

Gloria Santiago

Diputada de Unidas Podemos en el Parlamento balear y Vicepresidenta primera de la cámara

La teoría de Maslow divide las necesidades humanas en categorías y las ordena en forma de pirámide. Abajo en la base, como necesidades fisiológicas, están: comer, beber y dormir. Solo cubriendo esas necesidades básicas podemos subir al siguiente nivel, el de las necesidades de seguridad y protección donde se encuentran la salud y la necesidad de recursos como una casa y un empleo, entre otras. Arriba, en la cúspide se desbloquea la creatividad, el ocio y la poderosa moralidad a la que recurren muchos dirigentes para hacerte pensar que lo mejor para ellos también es lo mejor para ti.

Todas las medidas políticas tanto de gobierno como de oposición se pueden relacionar con algún estrato de la pirámide. Algunas irán dirigidas a fortalecer la base como por ejemplo medidas de empleo o de vivienda y otras irán tratarán de completar espacios más altos como medidas destinadas al ocio, por ejemplo. Esta teoría cobra especial relevancia en momentos de crisis porque las necesidades básicas son las que deberían tener prioridad. Así podemos medir el nivel de compromiso de la política con el bienestar y la salud de la población.

Ocurre que pasada la ola de frío se terminó el debate de que el Estado pudiera fijar el precio de la luz para asegurar un precio justo para toda la población. Insultaron la propuesta, se rieron y alarmaron a la población diciendo que eso no era bueno. Pero, ¿no era bueno para quién? Ahora PSOE , PP, Cs y los fanáticos respiran tranquilos porque todo sigue igual. Facturas impagables y una necesidad de suministros básicos ahondando hueco en la pirámide de Maslow.

El ingreso mínimo vital, que cubre necesidades esenciales de las personas, es considerada una "paguita" por los moralistas de lo alto de la pirámide. Ellos no la van a necesitar pero se burlan de quienes sí lo hacen. Ellos no la van a proponer en sus medidas políticas porque sería peligroso que las grandes masas populares de este país empiecen a subir en la pirámide. La cúspide admite poco espacio y ya lo ocupan ellos.

Llega el 8M y algunos partidos, desde el vértice de Maslow, lanzarán consignas moralistas diciendo lo malo que es el Movimiento Feminista. Pero, ¿es malo para quién?. Poco dirán de la precariedad laboral de sus compañeras, ni de los asesinatos machistas. Tampoco conviene que las mujeres escalemos en la pirámide y exijamos reparto de privilegios a los señoros de la pataleta.

Las firmas del Pacto de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos comprometen a que la futura ley de vivienda regule los precios del alquiler en España y los grandes propietarios destinen una parte de sus propiedades a arrendamientos sociales. Unidas Podemos dice que lo pactado obliga. El PSOE  vuelve a tener que enfrentarse a quienes mandan más que un político.

Pasará febrero, se irán relajando las restricciones, llegará la primavera y el subidón emocional de ir saliendo de la pandemia. Y entonces Ábalos volverá a decir, apelando a la moralidad, qué es lo correcto y lo incorrecto. Pero, ¿lo correcto para quién? Según él en materia de vivienda lo correcto ahora es considerarla como un bien de mercado y no como un derecho. Lástima que la Constitución no lo considere así.

Esta primavera, la derecha y el PSOE dirán que lo correcto es plantear medidas ligeras para incentivar la bajada -opcional- del precio del alquiler. No van a aceptar solución en la raíz del problema. Con todos los partidos que le dieron apoyo en la investidura en contra, la primera ley de vivienda de este país podría salir con la unión del bipartidismo. Resurgirán los viejos fantasmas justo en el décimo aniversario del 15M.

Actualmente, incluso dormir bien es un privilegio. No tener preocupaciones por perder el trabajo, o la salud o simplemente tener para llegar a fin de mes es esencial para un buen descanso. Hay pocas personas que están durmiendo bien durante esta crisis. Las mismas que deciden qué está bien y qué está mal con el objetivo de parar la lucha por la justicia social. Las mismas que te están tirando a la cara, desde arriba de la pirámide de Maslow, una bandera de España.

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