Otras miradas

La sociedad digital del futuro será feminista

Thais Ruiz de Alda

Tecnóloga. Jurista. Fundadora de DigitalFems. Impulsora de la red de mujeres BCNFemTech

Tatiana Guerrero

Psicóloga. Asesora de políticas públicas del Ayuntamiento de Barcelona. Impulsora de la red de mujeres BCNFemTech

Manifestación del 8M de 2018 en Madrid. EFE
Manifestación del 8M de 2018 en Madrid. EFE

El 8 de Marzo ha sido una jornada muy diferente para millones de mujeres que no hemos podido salir en masa a las calles y, probablemente por ello, en los espacios digitales se han desbordado con proclamas y reivindicaciones feministas. Este 8M Internet ha sido una plaza digital para reivindicar el camino que, como sociedad, debemos adoptar para que sea más inclusiva, justa y equitativa. Pero, ¿qué pasaría si en esa plaza digital, nos limitaran a las mujeres el acceso al escenario, o nos "desenchufaran" el micrófono, o incluso nos excluyeran de la lista de personas que pueden acceder al recinto?

Este peligro, que parece distópico, hoy es una realidad. La realidad es que en Catalunya, el 93,2% de las personas que conceptualizan y producen las infraestructuras digitales, el software, o las funcionalidades incrustadas en las webs y las aplicaciones son hombres. Vamos con un ejemplo, pídele a Google que te muestre imágenes del CEO de empresas. ¿Cuántas mujeres te muestra? Ahora busque limpieza de cocinas. ¿Cuántos hombres son para Google los reyes de la limpieza? ¿Sorprendida?

Las máquinas y los algoritmos que deciden nuestra forma de pensar, han aprendido del machismo.  La tecnología que había venido a ayudarnos y a crear un mundo mejor, está actuando como catalizadora de la desigualdad. Con la digitalización de masas, se están reproduciendo los modelos sociales existentes de desigualdad bajo un nuevo disfraz tecnológico.

El sector de la tecnología necesita más mujeres y no solo para evitar el mencionado sesgo, sino también porque es necesario que se diseñen productos y servicios con perspectiva de género y que contemplen las necesidades de las mujeres, que no somos ni más ni menos que el 50% de la población. Pongamos un ejemplo práctico. Si en lugar de Alberto Salomón, el mamógrafo lo hubiese inventado un equipo de mujeres, se habría evitado, con toda seguridad, una de las principales características del equipamiento, su diseño invasivo, el dolor que provoca, el miedo o la incomodidad a las pacientes, cosa que el 75% de mujeres ha verbalizado al hacerse mamografías. Y entonces, ¿cómo es posible que en plena tech driven society que vivimos, no sólo rodeados, sino vigilados por la tecnología, no existan avances tecnológicos para solucionar problemas que afectan a la mitad de la humanidad?

¿Es este un problema nuevo? La verdad es que no, pero la Covid-19 ha acelerado a marchas forzadas los procesos de digitalización y, con ello, se ha acentuado la necesidad de acabar con la actual brecha digital de género. Es el momento de decir ¡basta! Si nuestro futuro es digital, no podemos permitirnos que en Barcelona solo una de cada cuatro trabajadoras del sector sean mujeres, o que sólo un 6,8% de los puestos técnicos lo desempeñen mujeres. Aunque no es de extrañar sabiendo que en la web más consultada del mundo, Wikipedia, el 85% de las biografías son de hombres.

Las mujeres que se aventuran a trabajar en el sector digital lo hacen bajo mucha presión, un 78% de ellas ha experimentado discriminación de gènero en sus puestos de trabajo. A su vez, las redes de Internet se han convertido en un mundo hostil para las mujeres, donde según un nuevo informe de la ONG Plan Internacional revela que casi el 60% de las niñas y adolescentes han sido víctimas de diferentes formas de acoso en las redes. En el ámbito de la educación las cosas no mejoran, el número de hombres que realiza actividades de educación TIC quintuplica al de mujeres. En la actualidad, sólo el 12% de las personas que inician sus estudios universitarios en carreras tecnológicas son mujeres, tendencia que va a la baja desde hace más de 10 años y que supone siete  puntos por debajo de la media europea.

Para poner freno a todo ello, esta semana, el Ayuntamiento de Barcelona  anunciaba la denominada red BCNFemTech, dónde más de 40 mujeres hemos puesto nuestra inteligencia colectiva en marcha con la finalidad de redactar un plan de ciudad con el objetivo principal de conseguir la equidad de género en el sector tecnológico. Una red que nace para hacer posible que en la ciudad de Barcelona, las mujeres, desde la infancia, sepan que ser mujer tech es posible. Una red para dotar formación  a mujeres que han tenido que interrumpir su carrera profesional para cuidar. Una red que consiga que las más de 3.000 empresas del sector tecnológico dispongan de planes de equidad de género para sus trabajadoras. Una red que luche para que la tecnología pueda ser de todas, también para aquellas mujeres que la sociedad las ha empujado a una situación de precariedad. En definitiva, una red de esperanza que construya una sociedad digital de futuro feminista, inclusiva, justa y equitativa.

 

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