Otras miradas

Por qué los griegos deberían votar NO en el referéndum del 5 de julio

Eduardo Garzón

Economista

Eduardo Garzón
Economista

El próximo domingo 5 de julio se le preguntará al pueblo griego si aprueba las medidas impuestas por la Troika o si las rechaza. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ya ha comenzado a hacer campaña por el NO. En cambio, las instituciones europeas abogan por el SÍ. Para poder entender en qué se basan ambas posturas es imprescindible tener en cuenta lo siguiente:

1) Desde enero de 2015 el gobierno de Syriza y las instituciones de la Troika han celebrado sistemáticamente numerosas reuniones para negociar las medidas de política económica que debe aplicar Grecia para poder seguir recibiendo asistencia financiera.

2) Las dos posturas son totalmente opuestas: mientras la filosofía de la Troika consiste en creer que la austeridad es necesaria para salir de la crisis y poder devolver la deuda, el gobierno de Syriza cree que la austeridad sólo empeora las cosas y que, aunque hay que hacer muchos ajustes en la economía griega, hay alternativas para lograr el crecimiento económico sin ninguna necesidad de empobrecer todavía más a la población.

3) El gobierno griego siempre ha dejado claro que para aprobar cualquier acuerdo, éste ha de venir necesariamente acompañado de a) un programa de reestructuración de la deuda pública griega (que es absolutamente impagable y que lastra la economía) y b) un programa de inversión pública centrado fundamentalmente en las nuevas tecnologías y en las infraestructuras que acabe relanzando la actividad económica.

4) Sabedor de que en cualquier negociación hay que hacer concesiones, el equipo de Syriza ha cedido en muchísimos puntos a pesar de contradecir su su programa electoral. Algunos ejemplos son: relajación de las condiciones en la negociación colectiva, continuación de las privatizaciones programadas por el anterior gobierno, y limitación de prejubilaciones. En cambio, las concesiones por parte de la Troika han sido nimias y siempre referidas a matices que no alteran la esencia de las medidas de austeridad.

5) Sin embargo, donde el gobierno heleno no ha querido ceder ha sido en: el aumento del IVA y el recorte en pensiones públicas. Ha sido precisamente el desacuerdo en estos puntos lo que han provocado la ruptura de las negociaciones y el consecuente referéndum.

¿Cuáles son los argumentos de Syriza para no aceptar aumentos de IVA y recortes de pensiones públicas? Los siguientes:

1) Desde 2010 hasta la actualidad, el IVA griego ha sido elevado tres veces (en marzo y julio de 2010 y en enero de 2011), casi un 22% el tipo general (desde un 19% a un 23%) y un 44% los tipos reducidos (desde un 4,5% a un 6%, y desde un 9% a un 13%). Por su parte, las pensiones han sido recortadas casi en un 48% atendiendo a los sucesivos cambios y reformas, lo que ha impactado enormemente y de forma negativa en la capacidad adquisitiva de la población (el gasto en consumo ha caído un 33% desde 2010).

2) La evidencia empírica ha demostrado que cada vez que se ha elevado el IVA, la recaudación ha caído y la economía sumergida ha aumentado. Desde 2010, la recaudación ha disminuido un 36%. Buena parte de esta disminución se debe a la recesión (el PIB de Grecia ha caído un 27%), pero otra parte importante es causada por la evasión fiscal: la propia Comisión Europea estima que se pierden unos 6.000 millones de euros cada año por culpa de la evasión fiscal.

3) En consecuencia, si se recauda poco no es porque el tipo impositivo sea bajo, sino por el efecto conjunto de una economía esté enferma y de que los contribuyentes evadan el pago a Hacienda. Por eso el plan de Syriza es estimular la actividad económica y combatir el fraude fiscal que cometen los más acaudalados, pero jamás elevar por cuarta vez el IVA.

No hace falta ser economista para saber que lo que propone Syriza tiene todo el sentido del mundo, y que la propuesta de la Troika es disparatada, más aún cuando se trata de la misma medicina que se ha venido aplicando desde 2010 y que sólo ha servido para empeorar las cosas (el desempleo ha aumentado al 27%, la economía sumergida se ha disparado un 34%, la deuda pública ha sobrepasado el 180% del PIB...). Por lo tanto, sólo cabe preguntarse: ¿de verdad son así de extremadamente incompetentes los dirigentes de la Troika en materia de economía o es que su postura esconde intereses ocultos relacionados con el sometimiento de Grecia a las directrices europeas?

Sea como fuere, lo que no debemos perder de vista es que el equipo de Syriza sabe lo que hace. Sus filas están nutridas por importantes economistas internacionales, casi todos de la vertiente postkeynesiana, que creen que se puede salir de la crisis con medidas muy diferentes a las que nos tiene acostumbrados las instituciones europeas. Si se les dejase hacer, serían capaces de relanzar la actividad económica, de aliviar la pobreza del pueblo griego, de modernizar la ineficiente economía griega, e incluso de ir cumpliendo progresivamente con los compromisos de deuda. Pero está claro que la Troika no quiere que ninguna oveja se salga del rebaño, y mucho menos que lo haga de forma exitosa, puesto que ello significaría el mayor desafío que podría recibir la ideología que hoy día predomina en la Unión Europea: la que está pensada para y por las élites económicas.

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