Otras miradas

Cinco claves para entender el fenómeno Albiol y una pregunta abierta

Oriol Lladó

Cinco claves para entender el fenómeno Albiol y una pregunta abierta
El conservador Xavier García Albiol.- EFE

1. La campaña permanente

Xavier García Albiol es, por encima de todo, un proyecto electoral. El actual alcalde de Badalona —siempre más cómodo comunicando que gestionando— ha sido una máquina imbatible en las urnas hasta ahora, aprovechando un voto dual absolutamente inaudito y que, por poner un ejemplo relativamente reciente, le ha convertido en primera fuerza en unas municipales (mayo de 2019), mientras que el PP, la marca bajo la cual se presentaba, quedaba en quinto lugar en las elecciones al Congreso (abril del mismo año). Su potencia comunicativa y la conexión emocional con el electorado le ha llevado a desbordar las propias siglas (en campaña, casi invisibles en carteles y anuncios) y a ganar elecciones desde 2011, mejorando sus resultados en cada convocatoria.

Ganar el día de las elecciones, pero no en el salón de plenos. Allí su clara mayoría en número de votos no le ha permitido establecer alianzas duraderas para gobernar con un mínimo de estabilidad. En 2023 las elecciones no irán sobre quién gana a García Albiol sino sobre si este obtiene o no la mayoría absoluta que necesita para gobernar. Si una cosa parece clara sobre impacto de los papeles de Pandora a estas alturas seguramente es esta: el enfriamiento de sus opciones de conseguirla. Buena noticia, en cualquier caso.

Veremos ahora con qué fuerza redirige su lógica de campaña permanente desde la trinchera de la oposición. Se equivocará, eso sí, quién le dé por acabado.

2. La debilidad del PSC

El liderazgo del proyecto ‘lepenista’ del PP en Badalona, evidente ya a partir de 2007, se desarrolla sin resistencia significativa por parte de un PSC que, en clave local, añadía a la crisis ideológica del partido más general, una guerra intestina que, progresivamente, le fue desconectando de la ciudadanía. El fenómeno García Albiol difícilmente se habría levantado de la manera que lo acabó haciendo sin este contexto de alejamiento. La singularidad de este caso —que con esta crudeza sólo se dio en Badalona— explica que García Albiol difícilmente se pudiera replicar en otros municipios.

3. Pisar calle (y no olvidar hacerse  la foto)

García Albiol innovó en Badalona cortocircuitando entidades y liderazgos locales, como siempre explica el politólogo Ricard Vilaregut. Desafiaba así a uno de los capitales del viejo poder socialista con encuentros (aparentemente improvisados) a pie de calle o en bares, desbordando implícitamente el papel de referencia de asociaciones de vecinos o cívicas. Y así García Albiol iba cultivando la leyenda de que siempre está pisando ciudad.

A pesar de ello, su ubicuidad era más un eslogan que una realidad: de hecho, el García Albiol que abandera la ‘periferia’ es el mismo que, en aquel momento, tenía su residencia establecida en la zona alta de Barcelona y que declaraba un patrimonio escandalosamente alejado de la media metropolitana. No es el político que más se ha movido por los barrios, pero sí el que lo ha explicado mejor, ayudado por algo tan inocente, aparentemente, como su altura tan carismática y por una estrategia comunicativa con 'selfies’ con el vecindario como elemento más reconocible.

4. La potencia de la conexión emocional

A pesar del relato político de Albiol, que explota la inmigración y más últimamente el entrelazado de rumores construido en torno a la amenaza okupa... hay que decir que Badalona no ha sido ni mucho menos la ciudad catalana con mayor porcentaje de población recién llegada y que a pesar de todo el ruido hecho con las ocupaciones ilegales, esta situación no tiene policialmente una traducción mayor que en otros municipios similares. Inmigración y ocupaciones ilegales han sido la excusa para amplificar (y manipular) el desamparo de unas clases populares que, en un contexto de globalización y crisis estructural, han visto (¡y ven!) amenazados sus derechos en un Estado del bienestar en crisis.

Está claro: Albiol en realidad no hablaba ni de inmigración y ni de ocupaciones (los usaba de MacGuffin); sino de miedo, riesgo e incertidumbre. Estos han sido los temas de fondo de un Albiol que ya en 2011 llegaba a la alcaldía en pleno clímax de los indignados (en realidad él era el ‘primer’ indignado) poniendo en práctica un cínico pero robusto tacticismo ideológico.

Es curioso como los primeros titulares que le dan notoriedad fuera de la ciudad son la impresentable comparativa homófoba en la cual asociaba a una ‘pareja de hecho’ con ‘casarse’ con un loro. Era en 1993. Una salida de tono que parecía avanzar la estrategia de guerra cultural de la extrema derecha española pero que él finalmente decidirá no explorar. Optará por una ambivalencia más sofisticada en determinados temas: toda la caña al pobre, al recién llegado... pero prudente elegancia en otros temas. García Albiol busca —sin demasiado éxito— un perfil de talante más liberal en temas relacionados como la homosexualidad o, incluso, la lengua. No puede asustar al voto prestado del PSC o de Convergència. La ideología en su caso ha sido, sobre todo, un instrumento para utilizar.

Y aun así, en su hoja de servicios habrán quedado momentos lamentables de la política institucional de nuestro país: los panfletos contra los rumanos, los pisos tapiados mediante su ‘ordeno y mando’ al final de su primer mandato o la campaña ‘Limpiando Badalona’ como tristes hitos. Hitos que le han dado notoriedad (y en parte también los votos) pero que le han aislado políticamente.

5. Principios intercambiables

Es en esta lógica de ‘ni de izquierdas ni de derechas’ que García Albiol intenta sobrevivir en el mar del procés. Durante su mandato en la alcaldía, la ciudad vive el 9N con relativa normalidad. Pero a partir de octubre de 2017 ya no podrá evitar ‘mojarse’ como líder del PP en Catalunya y protagonista como cabeza de lista del peor resultado del partido en unas elecciones al Parlament. Su visita para felicitar a las fuerzas policiales que apalearon a la ciudadanía el día siguiente del uno de octubre es un muy buen ejemplo. Cómo también es un buen ejemplo la manera como, con todo el cinismo, él mismo reescribe aquel momento dos años más tarde haciendo una lectura autocrítica de aquellos hechos. Estos son mis principios, y si no le gustan aquí tengo otros.

¿Está acabado?

El próximo lunes empieza a caminar un nuevo gobierno en la ciudad con el PSC al frente y con la participación de ERC, En Comú Podem y JxC; un gobierno que se pretende situar en las coordenadas de la emergencia social y el retorno de la dignidad institucional... Los 16 votos que lo harán posible a través de la moción de censura no tendrán reflejo sin embargo en el salón de plenos.

Es cierto que Guanyem, que finalmente no estará en el gobierno, se compromete con una mínima estabilidad, pero no es menos verdad que Badalona no apagará el fuego de la inestabilidad que tanto la ha caracterizado -cinco investiduras en seis años-.

El Albiol alcalde pasará a ser Albiol candidato, veremos como Pandora pesa sobre sus alas y en qué medida la alternativa que le ha echado de la alcaldía puede ponerse manos a la obra y reconectar con una ciudadanía que ya no se cree casi nada. Trabajo no les va a faltar. Dificultades, tampoco. 2023 está a la vuelta de la esquina.

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