Otras miradas

Ahora nosotras

Anita Botwin

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (izq), la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra (c) , la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (dcha) ,la líder de Más Madrid, Mónica García (2º dcha) , y la portavoz del MDyC en Ceuta, Fátima Hamed (izq) durante el acto "Otras Políticas" que han protagonizado en el Teatro Olympia de Valencia. EFE/Ana Escoba
Yolanda Díaz (izq),  Mónica Oltra (c) , Ada Colau (dcha) , Mónica García (2º dcha) , Fátima Hamed (izq) durante el acto "Otras Políticas" que han protagonizado en el Teatro Olympia de Valencia. EFE/Ana Escob

El sábado tuvo lugar un encuentro ilusionante de cinco políticas. Yolanda Díaz, Mónica Oltra, Ada Colau, Mónica García y Fatima Hamed Hossain se reunieron para volvernos a insuflar un poco de esperanza en esto de ser de izquierdas, feminista y no morir en el intento.

Sin embargo a algunas ya nos pilla ¿mayores? esto de la ilusión en política, aunque dicen eso de que la esperanza es lo último que se pierde y creo que por eso seguimos teniendo nuestra ideología. Vivimos el 15m con la ilusión desbordante de quien cree estar cambiando el mundo, de lo local a lo global, de los barrios hasta el infinito y más allá. Con el culo helado o ardiendo, dependiendo de la fecha, horas y horas de asambleas creyendo que así quizá íbamos a terminar con la banca y los poderes fácticos y que la inteligencia colectiva sería capaz de hackear la prima de riesgo.

Después de un tiempo y muchas asambleas y manifestaciones, el movimiento se fue apagando y surgieron nuevas maneras de hacer política institucional. Algunos con los que compartimos las calles, decidieron dar el paso en esa dirección. Nuestra ilusión se transformó en esperanza y escaños, pensando que quizá desde dentro sí nos harían caso y la represión y persecuciones serían menores.

Sin embargo pronto seríamos conscientes de que no nos lo permitirían, igual que nos lo dejaron claro previamente en las calles. En el momento en el que se empezaron a ver amenazados ciertos poderes, activaron sus mecanismos para atacarnos. El Asalto a los Cielos se convirtió en Aterriza Como Puedas. Las cloacas hicieron su trabajo y atacaron a Unidas Podemos con todo. El último ataque ha sido el que han realizado hacia el exdiputado Alberto Rodríguez, tras quitarle el escaño del Congreso.

Por eso necesitamos momentos como el encuentro del sábado. Momentos de diálogo y encuentro y escucha activa. Las políticas aparecieron en el escenario como si se tratara de un reencuentro de las Spice Girls 20 años después. Yolanda Díaz (qué guapa va esta chica siempre) respondió a las preguntas siempre sonriente y paciente, mientras el público coreaba "presidenta, presidenta".

Se sentaron para hablar y vaya si hablaron. La duda ahora es si esa imagen de unidad y sororidad llega a más gente aún por convencer o consolida al electorado tradicionalmente de izquierdas (a la izquierda del PSOE se entiende). Parece que no va de eso, o al menos Ada Colau lo dejaba claro: "El reto no son las próximas elecciones sino el futuro de las próximas generaciones". Y esto, perdónenme, y a riesgo de parecer abuela cebolleta, suena al más puro estilo 15M, unidas, más allá de las siglas y el cortoplacismo por un objetivo común.

Es ese "caminar juntas" lo que realmente necesitamos, lo que nos puede hacer llegar lejos de la mano de un proyecto de país que no deje a nadie atrás. "Es el comienzo de algo que va a ser maravilloso, pero no somos nosotras, sois vosotras", decía Yolanda Díaz. Esta declaración de intenciones sobre la unidad y el caminar juntas desde la diferencia es una luz de esperanza frente al choque de trenes testosterónico de los años anteriores.

Necesitábamos un poco de calma, un poco de feminización de la política, de escucha activa y empatía y de personas frente a las siglas que representen. La sociedad está cansada de ruido, crispación y gritos, necesita soluciones a sus problemas y no griterío y peleas de a ver quien la tiene más grande (la sigla, se entiende).

Por eso son tan importantes encuentros como el de Valencia, donde se apuesta por nuevas formas de hacer política, nuevos giros de guion con nuevas protagonistas esta vez todas femeninas; nuevas tramas que incluyan vidas que merezca la pena ser vividas y finales que apuesten por un país más justo, solidario e inclusivo.

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