Otras miradas

Dejad de drogar a las mujeres

Ana Bernal Triviño

Dejad de drogar a las mujeres
Concierto.- Pixabay

Hace unos días, la activista Sindy Takanashi compartió en sus redes sociales el caso de una joven. Había acudido a un pub en la zona de Ópera, en Madrid, con un amigo. Tras unas copas, y algunas insinuaciones del camarero, este invitó a los dos a un chupito. Lo siguiente que recuerdan es de terror. 

Él, tirado fuera del local (con la persiana bajada) y llamando por teléfono a su amiga. 

Ella, de lo poco que recuerda, menciona ser arrastrada por el local y, luego, sentir una presión en su vagina mientras era agredida. Después de lograr escapar del local, recuerda estar en el hospital. Allí le dijeron que en sangre no salía ninguna sustancia, pero que podría ser una nueva droga de diseño que los tests no llegan a detectar. Dos días después se lo contó a su madre y encontraron en redes a otras jóvenes con el mismo relato en ese local. Ahora buscan a víctimas para afrontar juntas este proceso. Bajo el movimiento #DenunciaTuBar, denuncian las experiencias que viven en diferentes locales.

Esto no es un caso aislado, ni dentro ni fuera de las fronteras. Esta misma semana el canal 24 horas mostraba imágenes de las manifestaciones en Bruselas, ante el aumento de violaciones en bares y discotecas y la pasividad de instituciones. Tampoco es un caso aislado, como decía, aquí, dentro de nuestras fronteras. Y va más allá del hashtag #DenunciaTuBar. Habrá quien diga que esto son solo unos pocos testimonios personales, pero no. Son solo el relato, el poner palabras a una realidad cuantificada que crece día a día. 

El aumento de la sumisión química para agredir sexualmente se está advirtiendo todo este año. El diario ABC también alertaba en Madrid que los casos se habían disparado y triplicado en los últimos dos años.

Y cuando ya las cifras te impactan, pero reflexionas sobre ello, el escalofrío es aún mayor. Cuando las mujeres han tomado las calles al grito de no más violaciones y de libertad, cuando se analizan el desarrollo de medidas políticas que den más garantías a las víctimas... los machistas y agresores siempre buscan todos los atajos para seguir ganando. 

"¿Vosotras gritáis para defender vuestro consentimiento? Pues lo anulamos". "¿Vosotras habláis de violencia e intimidación? Con esto no os dais ni cuenta". Ese es el mensaje que nos mandan. Su plan es echarnos drogas en las consumiciones para anular nuestro consentimiento y tener su poder, que es lo que les interesa. Y, además, con ello, consiguen que la víctima no pueda rememorar lo sucedido con exactitud. Algunas de esas drogas, que actúan de inmediato, no dejan ni rastro en sangre ni en orina. Y, como siempre, se valen del silencio de las propias víctimas, quienes confusas por lo que han vivido, sin capacidad para recordar todo, solo con la certeza del daño físico que les recuerda que algo grave pasó, saben que hay un sistema que no las creerá o les hará más dudar.

Vincular las violaciones como un acto de diversión y fiesta, como refleja el porno, donde las mujeres pasan a ser objetos y meras muñecas hinchables, se está convirtiendo en una realidad que nos golpea a diario. Recuerdo que los datos del Ministerio de Interior detallaban una violación cada cuatro horas. Ahí el grado de deshumanización al que estamos sometidas. Y ahí el grado de su crueldad. Depredadores machistas tan cobardes al ejercer su masculinidad que tienen que drogar a las mujeres para su satisfacción personal y alimentar su ego.

Y en esa diversión de la "violación" (que solo se sostiene porque la cultura de la violación sigue muy presente en la sociedad), les resulta aún más entretenido y emocionante drogarnos para violarnos. Porque ser mujer no vale nada.

Tenemos un problema creciente que arrastramos sin solucionar. Y ya no digo desde una solución penal, sino educativa en todos los frentes. Unos hombres machistas en este país que ya no solo han aprendido a forzarlas y violarlas sino a anular su consentimiento. Aún no tenemos aprobada la Ley de Libertad Sexual y ellos ya van mucho más rápido y por delante que las leyes. Subestimar al machismo es el resultado de todo esto. Están más organizados, siempre van por delante. Ahora las mujeres de este país gritan #DenunciaTuBar y no sé yo si además de eso deberíamos de señalarlos a ellos y decirles #NoDroguéisALasMujeres.

Más Noticias