Otras miradas

¡No culpables!

Este artículo se publica en medios de Francia, Portugal y España y está firmado por  las Presidentas de las siguientes asociaciones:  Florentina Alarcón Hita Presidenta de Fundación Mujeres y Maje Girona Magramer, Presidenta de la Federación Mujeres jóvenes. (España). Claire Serre-Combe, Presidenta de Osez le féminisme. (Francia), Maria José Magalhães UMAR. (Portugal), Betty Lachgar, Co-fundadora M.A.L.I. Movimiento Alternativo para la Libertades Individuales.(Marruecos).

Marruecos: 2 años de cárcel. Malta: 3 años de cárcel. Brasil: 4 años de cárcel. Chile: 5 años de cárcel. República Democrática del Congo e Indonesia: 10 años de cárcel. Irlanda: 14 años. El Salvador: 40 años de cárcel.

¿Qué crimen merece tan duras condenas? ¿Qué crimen, en esos países, pueden llevar a una mujer a la cárcel?: Abortar.

A estos países, se añaden los que restringen el derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo: necesidad de autorización por parte de terceros, autorización parental para menores, aborto únicamente en caso de violación, de riesgo para la vida de la "madre", malformación fetal, tarifas prohibitivas, medidas desincentivadoras. Últimos ejemplos: España donde se ha restringido el acceso al aborto para
todas las mujeres menores de edad; Portugal que votó una ley que impide el reembolso de la atención sanitaria y que somete a las mujeres que desean abortar a unas consultas previas humillantes.

Una mujer que desea abortar está considerada como una mujer culpable, culpable de haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, culpable de querer controlar su propio cuerpo, de querer escapar al poder patriarcal en vigor sobre el útero de las mujeres.

Mientras en Francia se han hecho progresos en estos últimos meses, garantizando un poco más el derecho al aborto, no podemos olvidar que solamente el 39% de la población mundial vive en países donde se respeta la libre decisión de las mujeres como único requisito para una interrupción voluntaria del embarazo.

En este Día Internacional de llamada a la Acción por el acceso al aborto seguro y legal, 28 de septiembre, tenemos que recordar una cifra horrorosa: 47.000. Es el número de mujeres que mueren cada año debido a un aborto clandestino. Una mujer cada 9 minutos. Pero los abortos clandestinos son muchos más y entre las mujeres que sobreviven, muchas tendrán secuelas para su salud y se enfrentarán al riesgo de ser encarceladas.

Penalizar el aborto no disminuye el número de abortos. Penalizar el aborto mata. La culpabilidad incumbe a las autoridades que, por ideología, dogmatismo y conservadurismo promueven legislaciones que no permiten a las mujeres abortar en condiciones seguras. ¡Las mujeres que abortan no son criminales!

Ya es tiempo de que la larga movilización de las feministas en todo el mundo encuentre un eco institucional. ¿Cómo puede ser que en 2015, cada país miembro de la Unión Europea tenga su propia legislación en este ámbito? Mientras que la Unión Europea integró la abolición de la pena de muerte en la Carta europea de los derechos fundamentales, nada dice sobre los derechos sexuales y reproductivos y el aborto. A estas alturas no nos cabe en la cabeza que exista tal laguna sobre derechos fundamentales en la legislación europea ¡Abortar es una parte esencial de los derechos fundamentales! Garantizar el aborto legal y seguro en Europa es garantizar la salud de las mujeres y los derechos sexuales y reproductivos de toda la sociedad, pero también es un gesto de gran trascendencia para luchar por el derecho al aborto a la escala mundial. Si la UE inscribe el derecho al aborto en la Carta Europea de Derechos Fundamentales, los retrocesos y pérdida de derechos de las mujeres que han protagonizado las legislaciones de España y Portugal no serían posibles. Irlanda, Malta y Polonia no podrían condenar por más tiempo a la clandestinidad mujeres que decidan abortar.

Si la Unión Europea inscribe el derecho al aborto en la Carta, confirmará una posición unánime a favor de los derechos sexuales y reproductivos y una maternidad libremente elegida en todo su territorio y tendrá que incorporar los derechos de las mujeres a la labor que desarrolla desde su diplomacia fuera de sus fronteras. Los países gobernados por las fuerzas conservadoras o con regímenes que se oponen al aborto saben organizarse para hacer fracasar toda tímida tentativa de logros en esta materia, como está pasando tanto en la ONU como en la propia Unión Europea. Corresponde por tanto a las fuerzas progresistas y feministas organizarse también en el ámbito internacional.

Queremos la libertad de abortar para todas las mujeres en Europa, porque queremos la libertad de abortar y el acceso a un aborto legal y seguro para todas las mujeres del mundo, en cualquier lugar, sin más condiciones que el respeto a su libre decisión.

#NotGuilty, #NonCoupable, #NoCulpable, #NaoCulpadavisuel ultima version

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