Otras miradas

Suerte 'Subi' y que no decaiga

Luis Moreno

Profesor Emérito de Investigación en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos (CSIC)

Suerte 'Subi' y que no decaiga
El nuevo ministro de Universidades, Joan Subirats.- EUROPA PRESS

No por inesperada la noticia deja de alegrarnos a quienes conocemos a Joan Subirats Humet. Y sabemos de su capacidad para optimizar las dimensiones de reflexión y de acción en las ‘trincheras’ de la política. Ahora y al frente del Ministerio de Universidades ha sustituido a Manuel Castells en el Gobierno de España.

Vaya por delante un agradecimiento al empeño de Castells que ha bregado en una área sembrada de ‘minas’ de distintas explosividades, y en las que su deseo de que la reforma fuese consensuada entre los intereses y actores en juego, ha quedado en un desiderátum harto difícil de conjugar en los tiempos que corren. Es admirable, empero, que nuestro más internacional sociólogo, fallecidos Juan Linz y Salvador Giner, se haya ofrecido a una labor de gobierno cuyas riendas cede ahora al Subi, como le llamamos en confianza sus viejos conocidos y amigos.

Baste para el lector una pequeña información biográfica del politólogo. Coetáneo del redactor de las presentes líneas, hace unos años le ‘animaba’ a que se implicara en la política española general, quizá optando con la formación de los Comunes a un escaño y a otras responsabilidades parlamentarias en la Carrera de San Jerónimo. Aún recuerdo una cena de confraternización junto a Guy Standing en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau con motivo de la celebración del Congreso REPS (Red Española de Política Social) espléndidamente organizado por Margarita León en 2015.

En su dimensión académica, debe reconocérsele su labor pionera como introductor en España de las discusiones y análisis del policy analysis (análisis de políticas). Su libro, "Análisis de políticas públicas y eficacia de la administración" (1989) es una auténtica gema analítica de las ciencias sociales que ha influido en tantos de sus estudiantes de la Universitat Autònoma de Barcelona, y en el resto de España y los países latinoamericanos.

Valga un dato ilustrador. Según Academia.Edu, el citado manual ha ha sido consultado por cerca de 150.000 lectores en todo el mundo, 7.000 de los cuales son followers, fieles seguidores de su producción académica. Treinta años más tarde ha coordinado recientemente otro libro, junto a Eloísa del Pino, también publicado por el INAP, y disponible gratuitamente en la web de Academia.Edu: "Las administraciones ante los riesgos sociales y globales".

Es bien conocida la visión municipalista del Subi. Ya en 2015 estaba accediendo a la actividad institucional integrado en la candidatura de Barcelona En Comú-E como número dos de la lista por Barcelona. Ocupó la tenencia de alcaldía de Cultura y Educación hasta que en hace unas semanas, decidió optar por un puesto ‘tranquilo’ tras jubilarse como catedrático de la UAB en una fundación auspiciada por los Comunes. Pero poco le ha durado la ‘calma’ con su nombramiento como Ministro de Universidades. Ahora se abre ante su futuro inmediato el vértigo de tratar de desfacer entuertos e impartir justicia en un mundo de molinos esquivos y traicioneros. Esa es la realidad actual del mundo universitario en España.

El Subi sabe, y mucho, cómo concitar consensos y aunar aspiraciones y esfuerzos en el nivel local y de barrio de la vida social. Sus logros son indiscutibles y su capacidad de negociación y de puesta en común con los diversos stakeholders, o partes implicadas en la vida urbana de Barcelona, está fuera de toda duda.

Ahora le toca cambiar el registro de su acción en otro ámbito que, a buen seguro, conoce bien tras decenios como docente y ‘emprendedor’ universitario (recuérdese su empuje como fundador del IGOP, Instituto de Gobierno y Políticas Públicas). A buen seguro, el conoce muy bien de clanes y tribus pseudofeudalísticos de muchos docentes para los cuales sólo cuenta mantener su ‘chiringuito’ sin importarle la calidad y el mérito de su actividad académica. O de la legión de los PAS que ha permeado la administración universitaria y que, en no pocos casos, han importado la mentalidad el ‘funcionario de manguito’ a las labores de docencia e investigación.

Como comentaban en otro artículo sobre el ‘maguito’, los docentes e investigadores con retribución a cargo del erario público confrontan situaciones de un incremento de la burocracia que atenaza el desarrollo normal de la actividad científica. En no pocos casos hasta la imposibilita. Y es que se establecen de continuo filtros administrativos que son desincentivos para conseguir fondos en las convocatorias competitivas, a las que los propios investigadores y docentes deben concurrir para obtener fondos que les permitan realizar sus estudios y actividades científicas. Se alega entonces que deben cumplirse las normas establecidas, las cuales constituyen el gran instrumento de control inútil de los funcionarios de ‘manguito’ que, antes de cualquier otra consideración, temen por su futuro profesional con la digitalización tan promocionada por la UE.

Son muchos los recovecos que encapsulan intereses inconfesados y tradiciones patrimonialistas y que obstaculizan el óptimo funcionamiento de nuestra universidad. Otro colega de la Universitat Pompeu Fabra, Carles Ramió --un antisistema que forma parte del sistema, según sus propias palabras-- me comentaba hace poco que está preparando otro libro (La universidad en la encrucijada. Educación superior 4.0), a la luz del crisis generalizada de la covid-19 y sus consecuencias educativas, revisión de otro texto que publicó hace 7 años, sobre el cual duda si encontrará editor y audiencia. Confío que las halle.

No deben esperarse milagros en la labor a desarrollar por el nuevo ministro. Según la terminología importada por las cultura anglosajona del juego, los odds (cuotas de las apuestas) son muy altas por la magnitud de los riesgos en juego. Pero el Subi es persona indicada para intentar la cuadratura del círculo universitario. Suerte Subi y que no decaiga. Conociéndote, el empeño y la capacidad no te faltarán.

Aprovecho para desear a los lectores unas buenas fiestas y un mejor año nuevo.

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