Otras miradas

Mujeres silenciadas, que no silenciosas

Carolina Pulido

Concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid

Mujeres silenciadas, que no silenciosas
Imagen de archivo. Manifestación feminista en Madrid a favor de los derechos de la mujer.- Jesús Hellín / Europa Press

Los manuales más clásicos de historia tienden a presentar los avances sociales conseguidos por las mujeres como si se dieran por inercia y ellas no hubieran participado. Pero si ampliamos la mirada, nos damos cuenta de que la mayoría de los derechos conquistados de los que hoy disfrutamos han tenido a mujeres como protagonistas en su lucha.

Y no me refiero solo a las luchas abanderadas por ellas, sino a los avances protagonizados por mujeres.  Luchas sociales que, aunque en principio podría parecer que no tienen demandas de género, sí tienen un componente de feminización muy claro que marca un eje diferencial que le imprime un sello de transformación social bastante revolucionaria.

Haciendo un repaso por la historia del movimiento feminista, queda cada vez más patente la cantidad de derechos conquistados: derechos civiles y políticos, derechos sexuales y reproductivos, derechos sociales y económicos, etc. Pero también es evidente la hegemonía que está teniendo el discurso feminista que hace que haya cuestiones que a día de hoy son ya indiscutibles por parte de una amplia mayoría social, por mucho que las fuerzas políticas más conservadoras y ultras les cueste reconocerlo.

Pero yo quiero homenajear estos días a las mujeres "silenciadas" (que no silenciosas), y poner de manifiesto cómo las mujeres han estado presentes en luchas que han cambiado y están cambiando el rumbo de la historia, aunque no plantearan reivindicaciones propiamente de género (dicho esto entre comillas).

Empezando por Rosa Parks y su lucha personal por la conquista de los derechos civiles. Rosa fue una mujer que se negó a obedecer al conductor de un autobús público que quería obligarla a ceder su asiendo a una persona de raza blanca. Este hecho sirvió para iniciar una lucha que acabó por obligar a las autoridades del transporte público a terminar prácticamente con la segregación racial en los autobuses, y fue, además, la mecha que encendió otros actos de rebeldía frente a las prácticas de segregación.

La valentía de Rosa Parks en ese acto simbólico de desobediencia y la lucha previa y posterior que mantiene a brazo partido con muchas compañeras hacen de ella un personaje conocido. Pero si buscamos referentes en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, la figura de Rosa Parks queda relegada al mero acto simbólico de desobediencia, y sin embargo, no se habla de toda su lucha posterior. No obstante, sí se encuentran multitud de referentes en los textos históricos y en los medios de comunicación sobre sus congéneres masculinos, más acostumbrados a ponerse frente a un micro y dar discursos.

Podemos seguir con otras referentes poco conocidas, como Fanny Parnell y su lucha por la tierra. Fanny fue cofundadora de la "Liga de la tierra", un movimiento que tenía tres objetivos: lograr una reducción en los precios de los alquileres, detener los desahucios y conseguir, a más largo plazo, que los agricultores irlandeses pudieran ser dueños de las tierras que trabajaban.

Iniciaron una nueva forma de lucha, el ostracismo social. Una forma de protesta teóricamente no violenta, nada ruidosa y que no vulneraba ninguna ley, pero que rápidamente demostró su efectividad.

Podemos hablar también de Lucy de Cornelis y del Movimiento de Mujeres en Lucha en la Pampa, Argentina. Estas mujeres reclamaban entre otras cosas: el fin de los remates (desahucios) y las ejecuciones en los campos, y lo consiguieron.

En la lucha por la vivienda encontramos referentes más cercanos, como el de las mujeres de la  Plataformas de Afectados/a por la Hipoteca en España, la PAH.

Son las mujeres las que sacan a la escena pública un problema que se creía privado: el endeudamiento de las familias, mostrando una vez más que, tal y como reza la frase de Kate Miller y que se convierte en bandera del feminismo: "Lo personal es político".

Dando una vuelta por el continente africano nos encontramos con Wangari Maathai, el Movimiento Cinturón Verde y su lucha contra la deforestación en Kenya.

Volviendo a España, nos encontramos con Carmen Avendaño, que fundó: "Madres contra la droga" en los 80. Bajo el lema "Ni locas ni terroristas, somos madres muy realistas", hicieron todo el ruido que pudieron para frenar la impunidad de los narcos.

Pero, ¿cuál ha sido el eje diferencial de estas luchas protagonizadas por mujeres?

En primer lugar, la no violencia, combinaban formas de lucha como la desobediencia civil, el boicot y la resistencia pasiva, junto a su colaboración con las instituciones públicas para poner en la agenda política sus reclamos.

Y todo esto tuvo un resultado claro: el surgimiento de un nuevo sujeto político al feminizar las luchas.

A pesar de que los intereses y objetivos que movilizan a las mujeres en algunas de estas luchas son los mismos que los de los varones, ellas adoptan una organización autónoma a la que imprimen una nominación de género, diferenciándose de aquellos por la decisión de llevar al espacio público un problema privado, de convertirlo en parte de la realidad social y colectivizarlo.

Surge un nuevo sujeto político y con ello, nuevas formas de hacer política. La solidaridad compartida, el empoderamiento, el aprendizaje colectivo y los cuidados van a ser las claves centrales de todo el proceso de lucha por la recuperación de derechos fundamentales.

Lo que estos movimientos logran poner en marcha tenía que ver con el contexto socioeconómico y político que es común a toda la sociedad, pero lo que marca el hecho diferencial del movimiento, tiene que ver con la posibilidad de innovar, y de generar identidades colectivas. Conectar la cotidianidad, lo personal con lo colectivo, conectar la lucha en la esfera pública con los cuidados.

Estos son los movimientos que están haciendo realmente tambalearse el sistema. Detrás de esta lucha está el surgimiento de una nueva forma de hacer política, está el cuestionamiento de los modelos establecidos y lo que es mejor, está la alternativa.

En este 8 de marzo yo quiero recordar a estas predecesoras y deposito mi confianza en las que están y las que vendrán para tener un futuro más justo, más verde y más feminista y de la mano de mujeres que ahora mismo están liderando formaciones políticas que vienen a transformar el escenario político y social en España y en todo el mundo.

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