Otras miradas

Ese país del que usted me habla…

Xulio Ríos

Director del Observatorio de la Política China

El presidente de EEUU, Joe Biden, desciende del Air Force One a su llegada a la Base Aérea de Osan, en Pyeongtaek, en su visita a Corea del Sur. REUTERS/ Lee Jin-man/Pool
El presidente de EEUU, Joe Biden, desciende del Air Force One a su llegada a la Base Aérea de Osan, en Pyeongtaek, en su visita a Corea del Sur. REUTERS/ Lee Jin-man/Pool

El presidente de los EEUU, Joe Biden, aborda su primera gira por Asia con un asunto principal en la agenda que no le gusta mencionar expresamente: contrarrestar el creciente peso económico, diplomático y militar de China en la región del Indo-Pacífico. Dicha pretensión sugiere una clara tendencia al alza en la intensificación de las tensiones estratégicas bilaterales, convirtiendo a los países de la región en un influyente campo de batalla donde se debe dilucidar gran parte del futuro del siglo XXI. Biden visitará Corea del Sur y Japón.

La determinación de EEUU se refleja, en primer lugar, en el peso en su cartera de la potenciación de los marcos de seguridad bilaterales y multilaterales como el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (Quad), al que cabría sumar la alianza AUKUS, con Australia y Reino Unido. Todo ello en línea con la Estrategia Indo-Pacífica anunciada en febrero y cuyo objetivo no es otro que moldear dicho entorno estratégico de forma que resulte más favorable a sus intereses partiendo de una premisa principal: instituir una visión compartida acerca de la amenaza china.

En paralelo, Biden lanzará una nueva estrategia económica para la región llamada a rivalizar con la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), una zona de libre comercio en Asia oriental y Australia, establecida en noviembre de 2020 bajo el liderazgo chino. El Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF) que promueve Biden, muy vago en sustancia por el momento, tiene como primer reto disipar las preocupaciones de Japón. A Fumio Kishida le gustaría revertir la decisión de Trump de no participar en el Acuerdo Transpacífico Integral y Progresista (CPTPP). Este es el acuerdo de comercio e inversión que originalmente pretendía implicar a Washington en una asociación más profunda con los aliados de la región. En Tokio existe una gran preocupación de que la nueva estrategia del IPEF pueda socavar el CPTPP.

Triple aviso de Beijing

En una conversación virtual con su homólogo surcoreano Park Jin, el ministro de Exteriores chino Wang Yi recordó a Seúl la importancia de los lazos económicos bilaterales, ya se hable de comercio o de inversiones reciprocas, que ambas partes deben tener muy presente en su política exterior. A su equivalente japonés, Yoshimasa Hayashi, le espetó que la secuencia de acciones negativas de Tokio perturban las relaciones, significándole poco menos que estaban haciendo el trabajo sucio a otros y advirtiéndole sobre un reforzamiento de la alianza Japón-EEUU que obvie las lecciones de la historia reciente.

Lo cierto es que Japón actúa cada vez más como portador de la bandera de la política estadounidense en Asia-Pacífico. Cabe recordar que la estrategia Indo-Pacífica fue propuesta por primera vez por el ex primer ministro japonés Shinzo Abe, y la idea de llevar a la OTAN a Asia-Pacífico también fue propuesta por primera vez por Abe. En enero de 2007, Abe visitó la sede de la OTAN, la primera visita de un jefe de gobierno japonés, y expresó el interés de Japón en unirse a una asociación más fuerte con la OTAN. Por su parte, Corea del Sur se ha convertido en la primera nación asiática en integrarse en el centro de defensa cibernética de la OTAN.

En paralelo, Yang Jiechi, máximo responsable de la política exterior en el PCCh, conversó con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan. Poniendo el parche antes de la herida,  le recordó que las palabras y acciones de EEUU no coinciden y que, por el contrario, los chinos "haremos lo que hemos dicho". El aviso principal se refiere a Taiwán. China acusa a Washington de avivar las tensiones en el estrecho con el propósito de utilizar este problema para presionarla. A esa dinámica se sumaría Japón, que se ha convertido en uno de los aliados más cercanos de Taipéi. En su isla habitada más occidental, Yonaguni, a 150 km de la costa oriental de Taiwán, donde viven unos 1.700 habitantes y 200 soldados, Tokio está planeando aumentar su presencia de tropas.

Además, Japón, insistiendo en relacionar a Taiwán con Ucrania, pretende también una cierta "ucranización" de las islas Senkaku (Diaoyu para los chinos), situadas en el Mar de China oriental y reclamadas por Beijing. En caso de guerra con China, Japón confía en poder obtener ayuda de Estados Unidos y probablemente de la OTAN.

Quizá por ello también, el acercamiento a dicha alianza militar se acelera en los últimos tiempos y estará presente en los debates y conclusiones de esta gira de Joe Biden. Recientemente, el máximo responsable de las Fuerzas de Autodefensa de Japón asistió por primera vez a una reunión de jefes de defensa militar de la OTAN. En abril, el Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken anunció que Japón participaría en la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de junio. La cumbre del  QUAD y la reunión Biden-Kishida promoverán la orientación de la OTAN hacia Asia-Pacífico.

Al destacar la cuestión de Taiwán e insistir en compararla con la crisis de Ucrania, Japón y EEUU pretenden arrastrar a los países europeos a ganar presencia militar y estratégica en la región de Asia-Pacífico y utilizar la cuestión de Taiwán como recurso para agrandar las grietas en la relación de Europa con China. Y de la UE, siempre bien mandada, ya sabemos lo que se puede esperar....

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