Quienes disfrutamos con una buena historia de ciencia ficción agradecemos cuando descubrimos un buen libro, novela gráfica o serie que nos atrapa. Lo que nunca pudimos imaginar es que el Partido Popular iba a trasladar la ciencia ficción a la política económica y, en concreto, a dos de sus ejes políticos: "Bajar impuestos aumenta los ingresos y mejora la economía" y "el mercado se regula solo".
En ese mundo de fantasía en el que vive el Partido Popular, el dinero que le regalan a los ultra ricos se convierte en motor económico, con menos ingresos hay más servicios públicos e ingresar dinero para gestionar el bien común es "forrarse". A pesar de la falta de datos y evidencias que lo acrediten, el PP sigue empeñado en vivir en la ficción y esta semana ha vuelto a aprobar una nueva bajada de impuestos.
Cada año, dejamos de ingresar 2.663 millones en donaciones y sucesiones, mientras miles de familias no pueden hacer la compra o pagar la luz. Con esta nueva ley, que amplía hasta el 25% la bonificación del impuesto de sucesiones y donaciones, serán 48 millones más. 48 millones que suponen renunciar a escuelas infantiles, viviendas rehabilitadas, médicos o profesores. 48 millones que los ultra ricos estafan de nuevo a Madrid. .
Desde que es presidenta, hemos visto cómo la señora Ayuso se vanagloria de la bajada de impuestos en Madrid, mientras exige al Gobierno recursos suficientes para que la propaganda cuadre en las cuentas. Su modelo es una mentira que se sostiene, no sólo con el sobreesfuerzo económico de las familias madrileñas que tienen que pagar de su bolsillo la falta de servicios públicos por la falta de ingresos, sino que también le exige al resto de españoles que financien sus regalos fiscales, a través de las ayudas del Gobierno de España.
Pero más allá del debate sobre las consecuencias de esta nueva bajada de impuestos y el impacto que el modelo fiscal del PP tiene en el día a día de los madrileños, el verdadero debate es qué sociedad queremos construir y qué fiscalidad la hará posible.
Nosotras queremos un Madrid de derechos: derecho a servicios públicos de calidad, a tener tiempo y al buen vivir. Una región orgullosa, acogedora, justa y solidaria. Y para ello es preciso un modelo fiscal al servicio de Madrid, y no al servicio de unos pocos, que garantice que todas las personas podemos vivir bien y no solo unos pocas. Para el primero hace falta una fiscalidad justa y verde, para lo segundo ya tenemos al Partido Popular.
Necesitamos pasar del actual modelo fiscal regresivo y profundamente injusto del PP a un modelo progresivo en el que deberá aportar más quién más tenga. Y eso pasa por eliminar las bonificaciones fiscales en el impuesto de patrimonio, reducir las bonificaciones en el impuesto de donaciones y sucesiones para declaraciones superiores a un millón de euros y gravar la vivienda vacía. Y, por supuesto, apostar por la fiscalidad verde.
Mientras la señora Ayuso cree que la emergencia climática es un intento para intervenir los mercados, hay quienes creemos que lo urgente es actuar antes de que sea la crisis climática la que intervenga de forma irreversible en la forma en la que vivimos. La gran mayoría de la gente es consciente de que la crisis climática está aquí y sus consecuencias impactan ya en nuestro día a día, y está dispuesta a dar pasos hacia el futuro, para cuidarnos y protegernos. Pero necesita un gobierno que esté a su lado, asumiendo su responsabilidad, dando ejemplo con medidas valientes y una fiscalidad que utilice criterios medioambientales para acompañar y fomentar esos cambios de comportamiento, para preservar el derecho de nuestros hijos e hijas a vivir bien. Un gobierno dispuesto a empujar la transición energética y la movilidad sostenible, acompañar la economía circular, proteger nuestros recursos naturales, y sí, también hacer que quienes más contaminan paguen más.
Por desgracia, en Madrid, el Partido Popular sigue en su mundo fantástico repitiendo que las medidas que están hundiendo la economía de Reino Unido aquí generan crecimiento económico. Organismos como la OCDE, el FMI, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, y hasta el mismo Papa, ya han dejado claro que quienes más tienen deben contribuir más. Y mientras el mundo avanza, la señora Ayuso se queda completamente sola contra la ciencia y el sentido común.
El fanatismo de Ayuso es un lastre para la ciudadanía. No podemos permitir que su renuncia a aumentar los ingresos nos condene a pagar con tiempo, dinero, sueños, esperanza y futuro las consecuencias del infierno fiscal que tenemos en Madrid.
Comentarios
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