Otras miradas

Lo que se necesita en el cáncer de mama

Ana Bernal Triviño

Una mujer sostiene el lazo rosa, símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. -Michelle Leman / Pexels
Una mujer sostiene el lazo rosa, símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. -Michelle Leman / Pexels

Vaya por delante que algunas de las cosas que aquí detallo son transversales a todos los cánceres y, que algunas de ellas no solo son relativas al cáncer de mamá sino también a otros como útero, ovario y todo aquello que tiene que ver con nuestra capacidad sexual y reproductiva. Hoy quizás es un día saturado con opinión del cáncer de mama, así que iré directa a aquellas cosas de las que hay que hablar, más allá de la foto con el lazo rosa:

1. Pensar en nosotras. Hace unos días me escribió una seguidora para pedirme hablar del machismo que sufren demasiadas mujeres incluso en la fase terminal de la enfermedad. Ella trabaja en la planta de oncología de un hospital y me decía cómo le dolía ver que mujeres que saben que ya les queda poca vida digan con reflexiones como "estoy preocupada porque mi marido no habrá puesto bien la lavadora". Hay quien pueda pensar que esto es una anécdota, pero no lo es. Yo misma he visto en mi madre la angustia de pensar en "la comida de papá" y en mantener la casa en pie con el infusor de quimioterapia puesto o en preocuparse en que "si me voy" que sepáis que aquí está "la ropa interior" o "te explico cómo preparo esta comida", para que todo siga igual en su ausencia. Esa carga mental nos atraviesa, esa construcción de los cuidados que impone el género es un extra que hace que pensemos más en los demás y en "cumplir" con todo que en nosotras mismas. Recuerdo un reportaje que hice de hombres que abandonaban a sus parejas tras detectarles el cáncer de mama. No es otra realidad aislada, es algo habitual que cuentan las pacientes. Y eso es género también y parte de la enfermedad.

2. Menos postureo y más realidad. Es el día de las fotos rosas pero quienes pasan por el cáncer de mama y por otros cánceres saben que esto no es así. Aunque sea doloroso, aunque sea difícil, necesitamos un relato realista de la enfermedad, con sus momentos de esperanza o de angustia. Nada de tabúes y nada de silencios porque crea una imagen irreal de lo que es y de lo que se necesita. Bien explica la hija de la mujer que creó el lazo solidario por el cáncer de mama cómo las empresas se encargaron de convertirlo al rosa para hacer campañas muy lejanas de la realidad y cómo se banalizó un fin y un compromiso de visibilidad real.

3. Más sanidad pública. Serviría toda esa exposición que hay en un día como hoy si quienes pueden hacer de portavoces de la enfermedad, en lugar de quejarse del funcionariado o del personal médico, reconocieran que es indispensable tener una sanidad pública fuerte para hacer frente al cáncer en todas sus etapas. Que la atención médica no es solo poner quimioterapia y hacer una analítica y el TAC. Son personas quienes reciben esos tratamientos y necesitan una atención integral. Por no hablar de las campañas y actos de prevención, de cómo las rentas determinan que puedas hacerte una prueba antes o no, de cómo según la edad te dicen que no entras en planes de prevención... todo eso hay que contarlo.

4. Más investigación. Si la sanidad es básica, el otro pilar es la investigación. Uno de los sectores menos cuidados durante décadas y que es decisivo para mejorar tratamientos y añadir esperanza de vida. No nos salva el pensamiento mágico sobre el cáncer, nos salva el pensamiento científico. Hay todavía que encontrar soluciones eficaces a otros cánceres de mama, como el metastásico. Menos marketing y más inversión real es lo que se necesita. Y frente a esto, los discursos de "lucha" y de "piensa en positivo que te salvarás" sobran y, en determinados momentos de la enfermedad, tocan bastante las narices.

5. Más atención psicológica y sexual. Lo decía antes. El cáncer no es solo ponerse la quimioterapia. Es mucho más. Es un shock psicológico y familiar, porque también hay que cuidar a quien cuida. Es un proceso donde la pérdida de cabello, la falta del pecho y otras secuelas del proceso llevan a algunas mujeres a sentir afectada su autoestima. ¿Dónde está la atención psicológica desde el minuto uno? ¿Por qué no hay un proceso de acompañamiento? ¿Por qué no hay siempre un servicio de atención sexual accesible y con especialistas? Las faltas del sistema muchas veces se palían con asociaciones pero no todas llegan a ellas ni pueden.

Es un día que me remueve mucho por lo que tiene de postureo, y hay que hacer que también sea un día donde quitar ese envoltorio edulcorado. Repito: menos pensamiento mágico y más pensamiento social y científico. Eso es lo único que salva.

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