Otras miradas

'Fácil': la dulcificación de la novela

Anita Botwin

Anna Marchessi, Coria Castillo, Anna Castillo y Natalia de Molina en la serie 'Fácil'.
Anna Marchessi, Coria Castillo, Anna Castillo y Natalia de Molina en la serie 'Fácil'.

Nata, Marga, Patri y Àngels son cuatro mujeres con distintos grados de discapacidad intelectual que viven juntas en un piso tutelado y que protagonizan la novela Lectura Fácil, por la que su creadora, Cristina Morales ganó en 2019 el Premio Nacional de Narrativa.

Ahora se ha producido la adaptación de la obra y se ha llevado tanto al mundo audiovisual con la serie Fácil como al teatral con el mismo nombre que la obra de Morales.

Tras ver la serie de Ana R. Costa para Movistar me surgieron bastantes dudas y preguntas. Por ejemplo, ¿se imaginan una obra en la que la protagonista es negra, pero quien la representa es blanca? Pues algo así es lo que sucede cuando las protagonistas de una obra tienen discapacidad intelectual, pero es representada con actrices normativas. La directora de Fácil ha asegurado que eso se debe a los tiempos de rodaje y que no hubiera sido posible. Una vez más, las excusas nos expulsan de nuestros espacios. La falta de accesibilidad y la violencia se encuentra en todas partes, y el séptimo arte no iba a ser menos.

Desde luego que Costa ha optado por la vía Fácil, al no querer incluir la diversidad de lo que precisamente hace gala esta ficción audiovisual.

Desgraciadamente es algo común y generalizado que no se cuente con personas con discapacidad para representar papeles de ningún tipo, pero tampoco para representarse a sí mismas, lo que es aún más cruel y capacitista. Esto no quiere decir que tanto Anna Castillo como Natalia de Molina no hagan una interpretación excelente, es simplemente que también lo podrían haber hecho personas divergentes.

Por otro lado, adaptar Lectura Fácil no debió ser tarea sencilla. La novela está atravesada por nuevas narrativas en las que se incluyen textos de lectura fácil, mezclados con actas judiciales y mensajes de whatsapp, mensajes narrativos propios, atravesados por una fanzine central. Cristina Morales consiguió revolucionar el mundo de la literatura mostrándonos una obra original y difícil de adaptar en la gran pantalla sin que se perdiera su esencia. Y efectivamente así ha sido.

Aseguran que la obra teatral de Alberto San Juan es más fiel a la novela. Quizá se deba a que Morales ayudó al director a adaptar la novela al teatro, mientras que según contó Morales, Ana R. Costa la apartó de ese proceso.

Imagino que debe ser complicado escribir una novela y al ceder los derechos de autora desprenderte de esa obra a la que tanto has mimado y en la que tanto has trabajado. Especialmente si esa adaptación se aleja tanto de la obra primigenia y mantiene poco más que el nombre de los personajes, sus patologías y algún que otro detalle.

Nadie podía haber expresado mejor lo que es Fácil que quien creó desde sus entrañas la obra original. De esta manera, Cristina Morales ha rebautizado la serie como Nazi porque considera que "no se critica al establishment contemporáneo de la discapacidad y la salud mental porque se pretende llegar al gran público democrático, a ese gran público que dota a los servicios sociales de mesiánicos poderes de integración en el capitalismo de mierda en que vivimos y que deliberadamente oculta la verdadera naturaleza de las trabajadoras sociales: policías, desde el comisario que unta a los jueces hasta el suboficial que apalea a los manteros". Y es que ciertamente, Fácil es una obra que pretende llegar a una mayoría obviando la parte más subversiva y crítica de la novela, algo que sería inmediatamente rechazado por una plataforma como Movistar.

También es cierto lo que cuenta Morales sobre Fácil. En concreto cuando comenta que la novela se cuenta desde la perspectiva y vivencias de las usuarias en primera persona, y por tanto víctimas de los servicios sociales. En la serie, la directora ha querido dar protagonismo a la visión que tienen las trabajadoras sociales buscando que el espectador empatice con ellas más o igual que con sus víctimas.

Costa ha realizado una adaptación rebajada, edulcorada y blanqueada que tiene poco de la insumisión, el activismo, el anarquismo o la destrucción de lo injustamente establecido que sí propone Morales en su novela.

Por suerte en la serie sí aparece el lema del movimiento de vida independiente "nada de nosotros sin nosotros". Bueno pues, efectivamente y una vez más se ha producido sin nosotros, al considerar que nuestros tiempos son otros, que personas con discapacidad intelectual podrían perjudicar el rodaje. Precisamente es contra lo que combaten las protagonistas de Lectura Fácil, la retórica institucional y capitalista que les deja al margen de la sociedad.

Costa ha huido de señalar la violencia de las instituciones, ha dulcificado a las personas que trabajan en ellas. Sin embargo, Lectura Fácil sobre todo era un grito de denuncia contra las mismas, contra los servicios sociales y la vulneración de derechos que supone para las personas con discapacidad, como es el caso de las esterilizaciones forzosas a mujeres tuteladas por las instituciones, algo que ha ocurrido en nuestro país hasta hace bien poco. En ello como en otros muchos aspectos de la novela, Costa ha preferido ser equidistante porque pareciera que para estar presente en ciertas plataformas y pagar la hipoteca es necesario autocensurarse.

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