Otras miradas

Un alto al fuego en Navidad y la "codicia grotesca" de la industria energética y militar

Marga Ferré

Copresidenta de Transform Europe

Era la Navidad de 1914 y Europa entraba en su quinto mes de guerra. En las trincheras, 20 millones de soldados sentían el barro, la sangre, el frío y el absurdo de una guerra que ya iba camino de convertirse en la matanza que fue. En medio de la barbarie y sin que nadie lo ordenara, se produjo una tregua, un alto el fuego durante la Navidad en el que más de 100.000 soldados decidieron dejar de matarse por unos días, charlar con los soldados enemigos, intercambiar regalos, cigarrillos, cantos y hasta jugar al fútbol en tierra de nadie. En muchas partes del frente y para desesperación de sus mandos, la tregua duró hasta año nuevo. Una paz breve para una guerra terrible.

La tregua de Navidad de 1914 no volvió a repetirse, de ello se encargaron los jefes militares enviando órdenes estrictas para evitarlo. El entonces joven oficial francés Charles de Gaulle escribió escandalizado "es lamentable el deseo de la infantería francesa de dejar al enemigo en paz". A otro joven cabo alemán, Adolf Hitler, tampoco le gustó el alto el fuego espontáneo: "¿es que no tenemos sentido del honor alemán?" escribió ofendido [...siempre me produjo curiosidad cómo Hitler le añadía a cualquier cosa el adjetivo "alemán". Es como Vox, que a todo le incorpora la palabra "español" como si la apelación al gentilicio les dotara de razón...].

El movimiento pacifista siempre vio en esa tregua un momento de humanidad en medio de la barbarie y quizá por eso hoy, que volvemos a tener una guerra en Europa, el Buró Internacional por la Paz (IPB), una de las organizaciones pacifistas más prestigiosas del mundo, lanza un llamamiento por un alto el fuego estas Navidades, que les ruego lean y, si pueden, apoyen.

La guerra en Ucrania va por los 100.000 muertos. Es momento de parar.

Los verdaderos vencedores

A diez meses de la criminal invasión de Rusia, ya sabemos quiénes son los verdaderos vencedores de esta guerra y no son los contendientes: las industrias energética y militar están obteniendo escandalosos beneficios a costa de empobrecernos y con la excusa de la guerra. Es inmoral, y no lo digo yo, sino el secretario general de la ONU, António Guterres, quien definió como "inmoral" que las empresas petroleras y gasistas estén registrando ganancias récord en medio de la actual crisis energética. Lo calificó, y yo no puedo estar más de acuerdo, de "codicia grotesca".

La misma que tiene las energéticas españolas: RepsolEndesaNaturgy, Cepsa e Iberdrola han conseguido beneficios un 52% superior al mismo periodo de 2021 demostrando, una vez más, que el alto precio del gas es solo una excusa para los sobreprecios. Codicia grotesca.

La guerra, cortina de humo de la industria militar

"... se usa la guerra como cortina de humo para justificar la reposición, ampliación y modernización de sus propios arsenales de armamento y para torcer y remodelar las regulaciones existentes sobre el comercio de armas [...] ignorando por completo el hecho de que las naciones occidentales ya están extremadamente sobre armadas"

Son alguna de las conclusiones de un informe imprescindible que acaba de publicar el, a su vez imprescindible, Transnational Institute (TNI), en el que con el título Cortina de humo, cómo los Estados utilizan la guerra de Ucrania para impulsar una nueva carrera armamentística, demuestran, entre otras muchas cosas, que "las acciones de las empresas armamentísticas se dispararon desde la criminal invasión de Ucrania, impulsadas tanto por la guerra como por la oleada de anuncios de mayor gasto militar, en particular la enorme inversión en Alemania".

En un invierno duro, con nuestros salarios valiendo menos, el precio de la energía por las nubes y los sobreprecios generalizados, quizá no sea muy irracional pedir un cese el fuego y la apertura de negociaciones para acabar con la guerra como hecho y como excusa de quienes se están forrando al creer tolerable, en tiempos de guerra, su codicia grotesca.

Yo no soy creyente, pero me encanta la Navidad y no veo en ello ninguna contradicción. Una época del año para ver a familiares y amigos, comer juntos, hacer regalos, decorar un árbol y celebrar el invierno en paz. Paz. Un buen momento para que no les dejemos normalizar la guerra ni sus obscenos beneficios.

Si hace más de 100 años miles y miles de soldados en medio del infierno de las trincheras, hicieron algo imposible, inesperado y hermoso, demandar hoy un cese el fuego inmediato, la apertura de negociaciones y cuidar a las refugiadas y desplazados, no me parece mucho pedir.

Defendamos la paz. Feliz Navidad.

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