Querido Julio:
Llevamos diez años sin tu presencia física pero tu aportación intelectual continúa viva, y toda tu obra es tan joven que nos interpela persistentemente. Dice un adagio clásico que "somos lo que damos". Y tú nos diste mucha sabiduría, además de intensas jornadas de amistad con prolongados debates sociales, políticos y, siempre, historiográficos. Somos muchos los que, desde centros de educación secundaria, desde facultades universitarias y desde otros centros de estudio (archivos, fundaciones, etc.) reconocemos tu protagonismo tan decisivo no solo como historiador sino sobre todo como maestro de una disciplina en la que has logrado formar a un amplio abanico de mujeres y hombres que nos consideramos tus discípulos. Sin duda, quien no deja las cosas como estaban, quien crea algo nuevo, es merecedor del recuerdo constante y de un sincero aprecio por su persona y obra.
En fin, que han pasado tantas cosas desde que no andas por nuestra geografía que no es fácil relatarlas todas, ni mucho menos es momento de entrar en esos detalles que te gustaría tanto comentar, porque tú nos enseñaste que la Historia es un continuo proceso de cambio. Ante todo, queremos recordar en un medio público, en la prensa, en ese medio de difusión tan necesario en la era de las redes y de la inteligencia artificial, que tu herencia sigue vigente. Eso sí, son tiempos líquidos en los que las redes sociales se llevan todo por delante y nos toca reivindicar entre los más jóvenes la necesidad, más que nunca, de leer a fondo tu obra.
No vamos a recordar todas tus investigaciones, modélicas en rigor y objetividad, sino, sobre todo, en este momento de cambios decisivos en la Universidad, tu vehemente compromiso con la docencia y, además, tu arraigada doctrina de una práctica social democrática para ampliar los horizontes de más justicia, más libertad y más fraternidad ciudadana; tal y como evidenciaste al frente de la Cátedra Complutense "Memoria Histórica del siglo XX", la primera iniciativa de este tipo y que, desde entonces, ha sido replicada en otros centros universitarios.
Te podríamos contar que se ha aprobado una reciente Ley de Universidades, también otra sobre la Ciencia y la Investigación. Son fruto de un Gobierno de "coalición progresista", así se califican ellos mismos. Está sostenido por dos partidos de izquierdas, el PSOE y Unidas Podemos. Esto de Unidas Podemos no lo llegaste a conocer. Viviste el 15-M en el 2011: se podría afirmar que Unidas Podemos recogió en gran parte los ímpetus y afanes de aquel 11-M, que también zarandeó al PSOE, a Izquierda Unida así como a los sindicatos de clase.
Con este párrafo precedente ya tendríamos para debatir durante largos seminarios. Pero hablemos algo de las novedades en el campo historiográfico. Se mantienen las líneas de innovación que tu abriste en tus propuestas metodológicas, sin duda, y en este aspecto se han desplegado nuevas materias en esa área de Historia Social que tanto te preocupaba, gracias a las nuevas aportaciones de la Historia Política y la Historia Cultural y el análisis micro que desentrañan la complejidad de los procesos de cambio en cada momento histórico.
En este sentido, se han consolidado los estudios sobre la formación de los entramados institucionales del Estado liberal durante el siglo XIX, así como también del periodo de Alfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil y del franquismo. En este último período, con especial incidencia en el análisis de la represión y la vulneración de los derechos humanos para salir de su marginalidad y situarse en una situación predominante. No pocos de estos estudios e investigaciones, Julio, van con la firma y dirección de una amplia nómina de personas que se consideran seguidoras de tus enseñanzas, desde discípulos directos a investigadores que dejaste por toda la geografía española, desde Salamanca, Vitoria, Granada, Alicante o Las Palmas de Gran Canaria.
Otro tanto ha sucedido con los intensos debates sobre Historia y Memoria aunque cada vez tome más peso el estudio de los efectos de las políticas públicas de memoria en las sociedades con pasados traumáticos. Lo tenemos muy presente: Julio, fue gracias a ti y a otros colegas de vuestra generación, quienes abristeis una senda investigadora repleta de todo tipo de inquietudes, propuestas, métodos y también con dificultades políticas. Ahora, sin embargo, los jóvenes investigadores no tienen que justificar permanentemente su interés a la hora de acercarse a los costes políticos, sociales y humanos de la violencia política en nuestro pasado, que no solo alberga traumas como el de la Guerra Civil de 1936-1939 sino otras materias espinosas como, por ejemplo, la persistencia de la esclavitud en territorio español hasta 1886, en concreto, en Cuba.
Recientemente, Julio, se aprobó la nueva Ley de Memoria Democrática en el Congreso de los Diputados. Estamos seguro que esta Ley te agradaría en prácticamente todo su articulado. Puede llegar a suponer un paso adelante en un terreno apreciado por ti, Julio, el de la enseñanza secundaria. Bien sabes que el conocimiento histórico y el campo de la memoria no se pueden quedar solo circunscritos al ámbito de la Universidad, sino que tienen que expandir sus contenidos a los niveles de la educación básica y secundaria.
Por otra parte, existen asuntos que nos han planteado nuevas zozobras. En concreto, la Ley Orgánica de diciembre de 2018 de Protección de Datos Personales que se presta a interpretaciones siempre polémicas acerca del derecho de acceso a los documentos y a la información pública. Sin embargo, la citada Ley de Memoria Democrática ratifica algunos nuevos derechos en el acceso a la documentación, aunque persiste un sistema de archivos al límite de su capacidad y echamos en falta esa Ley General de Archivos que regule de modo claro y rotundo la consulta de cuanto se alberga en los archivos públicos y privados en lo relativo a toda aquella documentación ligada a la represión franquista y a la vulneración sistemática de los derechos humanos.
Es inevitable que te contemos el pesar por la medida del Ayuntamiento de la capital de España que destruyó a maza y a cortafrío la placa dedicada al lugar donde nació, la Plaza de Chamberí, un personaje tan estudiado y respetado por ti como es "don" Francisco Largo Caballero ‒como siempre le llamabas‒. Incluso se quiso retirar su estatua, la que abre paso al complejo ministerial de Nuevos Ministerios. No lograron su empeño quienes lo intentaron, gracias, en buena medida, al trabajo y presión que ejercieron un amplio conjunto de colegas, entre ellos no pocos discípulos y amigos tuyos.
Julio, ya lo sabes: te recordamos porque nos regalaste mucha lucidez científica como historiador, también nos desbordaste con tu enorme generosidad arropando nuestros trabajos y, siempre, en todo momento, nos empujaste como ciudadano demócrata y progresista a estar en constante ebullición por mejorar cuantas injusticias existen a nuestro alrededor. No te olvidamos.
Un abrazo de tus amigas y amigos.
Sergio Gálvez Biesca, Julián Vadillo Muñoz, Ángel Viñas, Juan Sisinio Pérez Garzón, Matilde Eiroa San Francisco, Carlos Jiménez Villarejo, Fernando Hernández Sánchez, Carlos Berzosa, Paul Preston, Eduardo González Calleja, François Godicheau, María de los Ángeles Egido León, Juan Andrés Blanco, Jaime Ruiz Reig, Juan José del Águila, Ángel Luis López Villaverde, Alberto Reig Tapia, Francisco Moreno Gómez, Ricardo Robledo Hernández, Alberto Ramos Santana, Magdalena González, Sandra Souto Kustrin, Francisco Alía Miranda, Manuel Álvaro Dueñas, Raimundo Cuesta Fernández, José Miguel Pérez, Jorge Marco, Guillermo Castán, Gutmaro Gómez-Bravo, José María Nogales, Ana Domínguez Rama, Almudena Asenjo, Montserrat Huguet Santos, María del Rosario Ruiz Franco, Pedro Ruiz Torres, José Luis Martín Ramos, Glicerio Sánchez Recio, Antonio González Quintana, Francisco Espinosa Maestre, Sergio Riesco Roche, Elisa Avilés Betegón, Luis Castells, José Hinojosa, Juan Carlos Sánchez Illán, Carlos María Rodríguez López Brea, Francisco Sánchez Pérez, Álvaro Ribagorda Esteban, Beatriz de las Heras Herrero, Erika Tiburcio Moreno, Rafael Uña Ruano, José Luis Domínguez López, Alejandro Acosta López, María del Rosario Ruiz Franco, Teresa Ortega, Miguel Gómez Oliver, Manuel Redero San Román, Miguel Ángel del Arco Blanco, Ana Martínez Rus, Jesús Baigorri Jalón, Teresa Ortega, Arturo Peinado, Manuela Aroca Mohedano, Mirta Núñez Díaz-Balart, Ángel Bahamonde, Manel Risques y Santiago Vega Sombría.
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