Otras miradas

La especulación puede salvar el planeta

Miguel Gorospe

Coordinador de la Plataforma por la Justicia Fiscal

En el mundo actual se está dando un enorme cambio, con la crisis de las ideologías, la de las religiones, la conciencia de la desigualdad, el empoderamiento de la mujer, la reaparición de los neofascismos, pandemias, aumento de la robótica y recortes de la mano de obra, reducción de los recursos naturales, cambio climático, etc.

Detrás de muchos de estos cambios están las grandes transnacionales de las que apenas sabemos nada. O, más bien, "los propietarios" de las grandes transnacionales. De quienes casi no sabemos más que que se reúnen cada año en diversos foros (Davos, Bilderberg, etc.) donde deciden qué van a hacer "con nosotros" en los próximos años. Ellos deciden los focos y las personas de interés en que fijarse para el futuro.

Ahora bien, de todos los retos que tiene la humanidad, el único que parece que empieza a "erosionar" la seguridad de "los propietarios" es el cambio climático, porque están dándose cuenta de que puede deteriorar sus beneficios. Además, es algo que se percibe como muy difícil de "controlar" y cuyas consecuencias resultan impredecibles para estos propietarios. Los grandes países, como China, Rusia, India y economías en desarrollo, están en contra de las limitaciones que los países desarrollados queremos imponer.

Por ello, se empiezan a oír voces en Europa sobre cómo conseguir recursos para la lucha contra el cambio climático y que esa medida afecte a todos los países.


Hagan sus apuestas... pero paguen

Hace unas semanas se publicaba una carta en Le Monde, firmada por unas 200 personas notables en todos los campos, que defendía que la forma de ganar la batalla del cambio climático es a través de un impuesto a las transacciones financieras (ITF).

Este impuesto a las transacciones financieras, conocido como Tasa Tobin, coincide con la línea de una pregunta planteada por diversos partidos al Parlamento Europeo, en abril de 2021. En esa pregunta ya se planteaba, como solución para el clima, el empleo y la salud, un impuesto a la especulación financiera por parte de los Estados europeos.

En la actualidad, el ITF en Europa solo se aplica sobre las transacciones de acciones y quedan fuera, ergo excluidas de tributar, las grandes partidas y las divisas o derivados.

El Banco Internacional de Pagos calcula que las transacciones financieras a nivel mundial están en torno a los 15.000 billones de dólares (millones de millones). Según el Banco Mundial, el producto interior bruto del mundo fue de 84,6 billones de dólares. Por lo tanto, la especulación financiera equivale a unas 176 veces el PIB mundial. Del total de la especulación mundial, se calcula que la realizada en España supone el 0,5%, unos 74 billones, es decir, más de 50 veces el PIB anual de España.

Esto muestra que la especulación financiera no se realiza sobre la economía real, sino sobre el "juego de apuestas" que se lleva a cabo, de forma escandalosa, sobre los activos que no producen nada en la economía real, apenas tienen empleados y son improductivos para la sociedad.

España, puede marcar la diferencia

Es imprescindible que, durante la presidencia española de la Unión Europea, se aumente el número de productos sobre los que gravar esos movimientos para conseguir recursos que permitan luchar contra el cambio climático y que ayuden a reducir los grandes problemas que estamos viviendo en Europa.

Para hacernos una idea de lo que puede significar un impuesto global a las transacciones financieras, basta con saber que una tasa del impuesto del 0,002% sobre la especulación, esto es, pagar un impuesto de 20 euros por millón especulado, permitiría eliminar la pobreza en el planeta para 2030. El pago de estos 20 euros de impuestos por una transacción financiera de un millón de euros es una cifra similar a lo que se paga de IVA por unas zapatillas Nike, por ejemplo.

¡Que la especulación financiera de las grandes fortunas pague para acabar con la pobreza y la desigualdad y combatir el cambio climático!

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