Otras miradas

El MST y la represión del Gobierno brasileño

Rosa Cañadell

Psicóloga y profesora. Ex-portavoz de USTEC·STEs. Miembro del Comité de Apoyo al MST en Barcelona, miembro de Socialismo 21.

Rosa Cañadell
Psicóloga y profesora. Ex-portavoz de USTEC·STEs. Miembro del Comité de Apoyo al MST en Barcelona, miembro de Socialismo 21.

Desde el 1985 (año en el que nació el Movimiento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), este movimiento no ha dejado de crecer ni ha abdicado de sus principios, convirtiéndose en un referente, tanto en Brasil como en toda América Latina, es un signo de esperanza en medio de este nuestro desierto lleno de rabia e impotencia.

Bajo el lema de: "Ocupar, resistir y producir", el MST organiza a los campesinos que no tienen tierra  para ocupar zonas improductivas. Para ello pueden agruparse desde 300 familias hasta 3.000, normalmente personas que viven en los barrios pobres de las grandes ciudades después de haber sido expulsados del campo. Salir de la pobreza y volver a vivir del trabajo en el campo es lo que empuja a estas familias a agruparse en torno al MST y empezar el proceso de ocupación y resistencia.

Desde que empezó el Movimiento no han parado de ocupar tierras, de organizar la producción, de construir escuelas y de formar a nuevos militantes. En este momento unos dos millones de personas viven y trabajan en las tierras ocupadas y/o legalizadas. Existen cientos de  asociaciones campesinas y cooperativas de producción. En abril del 2010 se contabilizan cerca de dos mil escuelas en sus acampamentos y asentamientos y en su Escuela Nacional Florestán Fernández han pasado 16.000 jóvenes para formarse política y técnicamente. Mientras, unas 60.000 familias están acampadas en espera de legalizar las tierras ocupadas.

La educación como semilla de futuro.

Para el MST educar es fundamental. Su preocupación por la escuela está presente desde el inicio del movimiento. La lucha por la escuela es la fase siguiente a la lucha por la tierra: se trata de asegurar el acceso a la educación de todos los niños y niñas en edad escolar, la alfabetización de jóvenes y adultos y la formación técnica y política de sus jóvenes.

Educar, para el MST significa básicamente "formar para transformar la sociedad": se trata de una educación que no esconde su compromiso en desarrollar la conciencia de clase y la conciencia revolucionaria, tanto en los educandos como en los educadores. La escuela es concebida como un espacio donde los niños y niñas y los adolescentes se están formando como seres humanos integralmente. La organización colectiva se concibe como un pilar fundamental de la escuela y el trabajo como base de todo proceso educativo. La auto-organización de los educadores y de los alumnos/as, así como la implicación de toda la comunidad está también presente en la educación: desde su autoconstrucción a la lucha por la misma y la participación en los consejos escolares.

A lo largo de su cuarto de siglo de existencia, el MST construyó una vasta red de escuelas, en su mayoría públicas, que se localizan en áreas de influencia del MST. Según datos del sector de educación, existen en sus asentamientos y acampamentos, más de dos mil escuelas, básicamente de educación infantil y primaria completa, y algunas con secundaria. Hay unas 400.000 personas estudiando en escuelas públicas, desde infantil a la universidad, pasando por la educación de jóvenes y adultos. En las escuelas del asentamiento y el acampamentos, actúan 10.000 profesores, más otros 5.000 trabajadores en educación, normalmente jóvenes que ejercen de educadores sin título pero que ya se están formando en los cursos pedagógicos del MST.

Todo ello les ha permitido acabar con el analfabetismo, tener escuelas en todos los campamentos y asentamientos, tener maestros y maestras  jóvenes,  motivados e implicados en esta educación como proyecto global más allá de la simple instrucción.

Tener muchos jóvenes con título y formación y un alumnado participativo y motivado, con pocos problemas de indisciplina y un gran sentido de la responsabilidad.

Con ello consiguieron también jóvenes y adultos con una gran preparación ideológica y política, poca deserción de los jóvenes en el Movimiento y un mayor afincamiento en los asentamientos, lo que les ha permitido un aumento de la calidad en la producción y en la autoorganización de los asentamientos. Todo ello equivale a continuar avanzando en la lucha por la tierra y la transformación social y al mismo tiempo aumentar las oportunidades vitales, personales, y profesionales de los campesinos/as sin tierra

 La Escuela Nacional ENFF: el conocimiento libertador de conciencias

Junto a la educación, la formación política siempre fue uno de los pilares del MST, y por ello nació la Escuela Nacional Florestán Fernández, en el año 2005. La idea de esta escuela nacional empezó a finales de los 90 cuando surgió la necesidad de tener un espacio de formación de la militancia y de intercambio de experiencias y debates sobre la transformación social en América Latina.

Esta escuela está localizada en Guararema (a 90 KM. de Sao Paulo) y tiene como objetivo ser un espacio de formación superior plural, en las diversas áreas del conocimiento, no sólo para los militantes del MST, sino también para los de otros movimientos sociales, rurales y urbanos, de Brasil  de otros países de América Latina. La escuela se construyó a partir del trabajo voluntario de brigadas de personas de los campamentos y asentamientos y de otros movimientos sociales. Más de mil personas colaboraron en la autoconstrucción de la Escuela, que, además, se caracteriza por una gran belleza y sencillez arquitectónica y un entorno bello y bien cuidado. Cuenta con dormitorios con capacidad para 250 personas, con un gran comedor, una sala de proyecciones, una  sala de actos, una biblioteca, 15 aulas, un gran huerto, una guardería infantil y amplios espacios exteriores ajardinados.

Los alumnos y alumnas no pagan nada y el profesorado tampoco cobra nada. La conservación del centro se hace a partir del trabajo de los jóvenes que están estudiando y que asumen las tareas de limpieza, cocina, trabajo productivo en el huerto y en el cuidado de los animales, que serán una parte fundamental de su propia comida. Así la Escuela se autosustenta y el trabajo colectivo tiene una dimensión pedagógica y educativa fundamental en su alumnado

Desde 2005 han pasado por esta Escuela más de 16.000 jóvenes, cerca de 500 profesores voluntarios de diversas Universidades de Brasil, de América y de otros continentes y casi 2.000 visitantes de todo el mundo. Los espacios de la escuela sirven también para distintos encuentros: de jóvenes, de profesores, reuniones de otros movimientos sociales, como Via Campesina, Movimiento Negro, Movimiento Sin Techo, etc., así como para la realización de seminarios y otros eventos. Los principales intelectuales de izquierda pasaron por allí alguna vez, y muchos repiten.

Golpe de Estado y represión

El día 4 de noviembre, a las 09:25 de la mañana, mientras se llevaban a cabo las clases la Escuela fue invadida por la policía, ostentando sus armas y dando tiros al aire. Con prepotencia y arbitrariamente, sin presentar ninguna autorización judicial, la policía detuvo a dos personas de la institución y permaneció en el lugar amedrentando a los presentes, todos ellos, alumnos, profesores y trabajadores de la Escuela. Una persona resultó herida. Esta acción policial forma parte de la denominada "Operación Castra", llevada a cabo en los estados de Paraná, San Pablo y Mato Grosso, destinada a criminalizar líderes campesinos.

Desde el golpe que destituyó a Dilma Rousseff, el gobierno de Michel Temer ha multiplicado las acciones represivas y la persecución política contra los/as militantes sociales, las organizaciones populares y los partidos de izquierda, siendo el MST uno de los más castigados.

Por todo ello, queremos expresar nuestro apoyo y solidaridad a las compañeras y compañeros del MST y a su lucha por la tierra y una sociedad más justa,  queremos denunciar el ataque a la Escuela Nacional Florestan Fernández como un ataque inaceptable y condenable a una institución académica y de formación política que ha cumplido y cumple un papel fundamental en la defensa de un Brasil más democrático, justo e igualitario. Y exigimos al gobierno brasileño de Michel Temer el respeto a los derechos humanos, a la libertad de expresión y a la  movilización por parte de organizaciones que actúan pública y legalmente en la defensa de un país más democrático y más justo.

 

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