Otras miradas

Contra el Plan Pasteur

Israel Merino

Periodista

Contra el Plan Pasteur
Decenas de manifestantes intentan entrar a la fuerza en la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Salamanca durante una concentración de ganaderos, a 5 de junio de 2023, en Salamanca, Castilla y León (España). Manuel Laya / Europa Press

Los wokes quieren cancelar la bacteria de la tuberculosis para imponer su reinado de la soja estéril, pero esto no quedará así.

Vivimos tiempos complicados, tiempos en los que los tradicionalistas, quienes volveremos a estar en el lado bueno de la historia al fin de la reconquista de la Patria, debemos enfrentarnos a los enemigos de España, esos malditos bacines flojeras que quieren acabar con ancestrales costumbres ibéricas como la proliferación de gasolineras, los puticlubs o las infecciones bacterianas.

En un nuevo ejercicio de destrucción de la Soberanía Nacional, esa cosa ya convertida en quimera que los luciféricos y adictos al MDMA han reemplazado por la Agenda 2030 de Ursula von der Leyen, archiconocida dirigente comunista del Grupo del Partido Popular Europeo, los enemigos de todo lo nuestro han iniciado una satánica cruzada contra nuestra respetable tuberculosis.

Estos hijos del mal, guiados por el líder okupa/comunista/narcisista/etarra/narco Pedro Sánchez, quien se refugia tras el BOE y el colchón ilegítimo de Moncloa, han decidido deslegitimar una ley que permitiría a los honorables ganaderos de Castilla y León relajar los controles sobre la tuberculosis bovina en las reses de nuestra patria, una épica iniciativa propuesta por Juan García-Gallardo, Neocaudillo de Castilla, y secundada por Alfonso Fernández Mañueco, nuestro Winston Churchill salmantino.

La propuesta del Glorioso Gobierno de Castilla y León iba a permitir que se pudieran relajar las medidas de control de nuestra ganadería, sin embargo, en un ejercicio despótico y sanitario, muy contrario a nuestras respetables costumbres, las hordas woke han conseguido que se paralice esta medida vía decretazo del Ministerio de Agricultura por el simple hecho, ya me dirán ustedes, de que se pudiera expandir la tuberculosis y provocar una zoonosis que hiciese que se contagiara a los humanos. ¡Acabáramos!

Esta nueva acción del Gobierno Queer, que ha provocado que el ganado vacuno se inmovilice hasta que se aclare el entuerto, ha tenido ya una respuesta pacífica por parte de los ganaderos castellanoleoneses, quienes han reventado los cristales de la Junta de Castilla y León en Salamanca armados con bastones y palos, pero, por supuesto, sin cambiar las cerraduras ni okupar el edificio, que se nos puede acusar de muchas cosas menos de ser gente indecente.

Como defensor de nuestras tradiciones, estoy frontalmente en contra de que se ataque a la Mycobacterium bovis, humilde microorganismo causante de la tuberculosis bovina que, en los últimos años y por culpa de la dictadura de las minorías venida de Estados Unidos, se ha visto discriminada y despojada de lo poco que tenía, como los pobres rentistas de Madrid.

Todas estas acciones se encuadran dentro de un plan mayor, uno que, al igual que el Plan Kalergui, ese manual con el cual quieren limpiar Europa de población blanca para llenarla de magrebíes y congoleños, busca erradicar nuestras más férreas y sanas costumbres: el llamado Plan Pasteur.

Louis Pasteur fue un químico y bacteriólogo francés de ultraizquierda conocido por, entre otras cosas, difundir el bulo de que la Tierra es esférica, inventar los preservativos con sabor a chocolate y promover la pasteurización, un vil método que busca prevenir la propagación de  enfermedades infecciosas y que, según nuestros más destacados agentes de inteligencia, ya están usando en las clínicas de aborto de Caracas para extraer forzosamente los espermatozoides del útero a muchas mujeres embarazadas.

En el Plan Pasteur, que los medios de la progresía mediática llevan tiempo llamando Agenda 2030, se incluye, además del genocidio de las bacterias tuberculosas, una rigurosa hoja de ruta para acabar con la heterosexualidad y la hombría y fomentar las relaciones sexuales con animales, estrategia que ya dado sus frutos al aparecer en una granja de Jaén más de quince gallinas violadas analmente.

Como ciudadanos libres, es nuestro deber luchar contra las fuerzas del mal. No podemos permitir ni por un segundo que nos quiten lo que es nuestro, que nos señalen por querer propagar enfermedades mortales del siglo XIX que llevan tantos años entre nosotros.

La generación de cristal, ese ejército de amanerados que le impide reventar una litrona contra una persona trans, busca imponer sus defenestraciones y defecaciones mentales, pero a nosotros, a los antiwokes, siempre nos tendrán en frente.

Basta ya de Leyenda Negra hacia la tuberculosis, honrosa pandemia que generó relaciones comerciales entre América y el Imperio Hispánico y construyó multitud de universidad en la selvática barbarie indígena.

Pie en pared con estos moralistas, hijos de mil vacunas y destructores de la Ganadería de la Patria.

¡Camaradas, Arriba la Zoonosis Española!

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