Otras miradas

Aullando desde el Sur

Eloy Medina Martín

,Licenciado en Biología, Zoólogo y responsable del Área Animalista de Podemos Andalucía.

Eloy Medina Martín,
Licenciado en Biología, Zoólogo y responsable del Área Animalista de Podemos Andalucía.

La supervivencia en la mayoría de las especies se ha planteado siempre como uno de los motores principales de existencia. Hoy en día, en nuestras tierras, muchos animales se aferran como pueden a sobrevivir, incluso cuando de ello depende en un alto porcentaje de las actividades de otra especie, concretamente la del ser humano. Esto mismo le sucede al lobo ibérico (Canis lupus signatus) cuya presencia en muchas zonas nuestro país es un continuo debate y conflicto generado por distintos factores antropogénicos con intereses poco traslúcidos.

En el norte y en tierra de lobos, la situación se ha convertido en una cruel batalla donde por ahora el cánido tiene pocas posibilidades de coexistir por la presión ejercida hacia él, de distintas maneras. Sin lugar a dudas, éste es uno de los mayores problemas, pero partimos de la desinformación social que existe sobre la biología del lobo y cómo más de un cuento para niños ha creado una falsa imagen de lo que no es, por lo que debemos de concienciar y pedir la ayuda de toda la sociedad.

El lobo es un animal muy social con los suyos, muy centrado en una manada que puede ser heterogénea en cuanto jerarquías, no siempre es aquello de macho, hembra beta... hay de todo, pese a que se tengan en cuenta algunas generalidades. Su sociabilidad se centra ante todo en esas relaciones, el lobo es un animal tímido y suele rechazar la presencia humana con una huida anticipada. Rehúye de la humanidad y es algo que los naturalistas conocemos bien cuando queremos documentarlos. Es importante esta característica, pues es una diferencia abismal con los perros asilvestrados que son en su mayoría, los causantes reales de los daños en la ganadería, y que por cierto se da en todas las partes de España. También hay que recordar la existencia de los numerosos casos de falsas denuncias de ataques loberos al ganado, seguidos por la Guardia Civil y que se estiman fraudes de más de 200 mil euros en este tipo de acciones.

Sin duda estos ataques a la ganadería, se han usado para mitificar más aun al lobo y para conseguir otros fines mediante estas acusaciones, ya que conviene mucho más echar la culpa al lobo que al perro, al fin y al cabo, el primero vale más muerto que el segundo. De hecho, se han llegado a pagar más de 6000 euros en subastas por un ejemplar abatido, y es que detrás de todo esto se esconde un negocio. La excusa rápida del control de poblaciones de las propias presas del lobo, hace que la caza del mismo siga no solo vigente, sino que regulada incluso con nuestros propios impuestos. Por citar un ejemplo, en las zonas donde predominan los daños causados por jabalíes, se fomenta ese "control" por parte del ser humano, llegándose a pagar en subastas incluso hasta casi 3000 euros por este suido, que no sería cazado si existiera el control natural por depredadores. No obstante, esto es la punta del iceberg, pues el negocio continuaría con las batidas, organización de "safaris cinegéticos", donde la burguesía del centro de Europa puede vaciar parte de sus bolsillos en nuestra Naturaleza...

Observamos así, como tanto agricultura y ganadería quedan indirecta o directamente implicados con el asunto lobero, pero sin duda debido a una participación clara del sector cinegético. ¿Pero hay compatibilidad entre actividades humanas y la presencia del lobo? Sí que la hay, de hecho, la ganadería extensiva con los métodos usados desde el siglo XIII ha sido exitosa y el lobo ha tenido su espacio hasta que las monterías medievales y su caza posterior llegó a perseguirlos de manera brutal; aquí en Andalucía en menos de dos décadas se perdieron más del 70% de la población, y los últimos datos por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente a finales del año pasado muestran que desde los años 90 se han censado varios grupos que no llegan ni a los 60 individuos, centrados además en pequeñas áreas de Sierra Morena. En Andalucía hay poca esperanza a una reanimación real de las manadas pues las manchas poblacionales además de ser muy reducidas están separadas, y esto además promueve el problema de consanguinidad entre familias que hace que cada vez disminuya más la progenie.

Por tanto, desde Andalucía sabemos bien lo que es sufrir la pérdida de especies por las acciones poco sostenibles y en muchas ocasiones mal intencionadas del ser humano, y estaremos apoyando desde el sur por medio de distintas asociaciones y grupos políticos la protección estatal del lobo comenzando por la manifestación de este domingo 12 de Marzo  en Madrid, para asegurarnos de que no ocurre lo mismo en otras partes del país y para recuperar las poblaciones perdidas en nuestras tierras con el adecuado asesoramiento científico y con la colaboración de los distintos sectores rurales implicados.

Aullaremos desde el sur así, por un lobo vivo, por un lobo protegido.

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