Como suele pasar en estas cosas, al calor de los resultados de las elecciones Europeas y la posterior dimisión de Yolanda Díaz como responsable de Sumar para centrarse en las labores de gobierno, surgieron numerosos artículos de opinión. Pensé escribir algo en ese momento, pero lo cierto es que aún no tenía muy claro qué decir y tampoco si sería algo útil. Tardé unas cuantas semanas en empezar a ordenar algunas ideas en mi cabeza. Nuevos acontecimientos iban matizando mis propias opiniones (que antes me habían parecido muy sólidas), con lo que lo fui postergando. Sin embargo, la semana pasada, con la victoria del Frente Popular en la segunda vuelta de las elecciones francesas, encontré -creo- algunas cosas que me parecían útiles.
Para mí la clave para pensar el momento político está en un juego en dos tiempos, entre las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y las elecciones generales de julio. Para mí esos dos comicios actúan como una suerte de primera y segunda vuelta electoral en el que el resultado de las primeras produce el shock que genera el resultado de las segundas; el mismo shock que las elecciones europeas supusieron para Francia. En España fue la pérdida de numerosos gobiernos autonómicos y municipales y la entrada de la extrema derecha (breve, sabemos hoy) en muchos gobiernos, sirvió de revulsivo.
Ese revulsivo no es suficiente en sí mismo, sino que hicieron falta otras dos cosas: el liderazgo de Yolanda Díaz como elemento dinamizador y aglutinador de la coalición y el cuerpo político creado por Sumar durante los meses anteriores a las elecciones. Una mezcla de sociedad civil organizada (y mucha no organizada), militantes de partidos de izquierda y de organizaciones sindicales.
Eso, junto al shock, consiguió un programa con voluntad de avanzar políticamente, la unidad de una cantidad enorme de fuerzas políticas heterogéneas y un liderazgo fuerte. El resultado son tres millones de votos y mayoría suficiente para un nuevo gobierno progresista.
El resultado produjo, sin embargo, dos efectos perversos que, creo, explican los resultados posteriores.
El primero es una especie de borrado de los resultados autonómicos y municipales. Sumar no leyó esos resultados como propios ni en lo bueno (el excelente resultado de Más Madrid, la capacidad de resistencia de Compromís o los Comunes, aún perdiendo los gobiernos, los experimentos de confluencia en Asturias o Extremadura o el buen desempeño municipal de Izquierda Unida en Andalucía) y tampoco en lo malo (el retroceso general del campo progresista, la práctica desaparición de Podemos en numerosas plazas importantes o la enorme resistencia del PSOE). Nada de eso fue analizado con cuidado, se entendió como propio de una fase anterior ya superada.
Dicho de otra forma, y ahí entra el segundo elemento, no se analizó lo suficiente la condición de shock electoral para entender el resultado. El shock permite construir un escenario de plebiscito fortísimo ("está pasando algo que no es normal y debemos reaccionar social y políticamente") que captura toda la atención y las emociones y organiza, de alguna manera, el interés nacional hasta que, pasada la campaña, se disuelve. Lo sucedido es a la vez real y un espejismo. Mucho más efecto de la capacidad de navegación rápida entre afectos y emociones que del poder de fuerzas sedimentadas.
Cuando llega el alivio por el resultado, los efectos del shock se han disuelto y el sedimento no es el que creemos. Lo que se sedimentó ese día no es una fuerza política nueva ni un nuevo ciclo político en clave progresista, sino algo que hemos llamado "pueblo progresista". Sumar, por tanto, el 24 de julio del año pasado, no es aún mucho más que la construcción virtuosa de una herramienta para un momento político muy acelerado, pero también breve.
Como haciendo una buena mayonesa, Sumar emulsionó.
Lo siguiente que tiene que afrontar esa herramienta son cinco pruebas de una enorme complejidad política para las que no está preparada políticamente, no por capacidad, sino por tiempo.
Una investidura tardía que llega en noviembre, una escisión por el lado de Podemos en enero, un ciclo electoral con cuatro citas en apenas seis meses, un gobierno prácticamente paralizado con un PSOE que comprueba que no necesita gobernar para tener buenos resultados electorales y ocupar la centralidad de la política española y, en medio de todo ello, un proceso de construcción interna para que Sumar salga de esa suerte de interinidad y empiece a ser.
Sumar intenta asumir todos los compromisos al mismo tiempo, algo prácticamente imposible, y, por el camino, descuida parte de cada uno de sus desafíos. No compone una relación sólida con las fuerzas políticas que la forman, no se desarrolla del todo como sujeto autónomo y no alcanza la madurez necesaria para afrontar en buenas condiciones los distintos procesos electorales. Para haber conseguido completar estas pruebas habría tenido que renunciar a alguna de ellas. O a los ciclos electorales o a la construcción propia o a la relación con el resto de fuerzas del espacio.
Hoy, prácticamente un año después de las elecciones, el desafío es precisamente el contrario al que era en 2023. No emulsionar un sujeto en medio de un shock, sino ser capaces de construir una herramienta para el tiempo contrario. El duro, el rocoso, el del día a día, para un ciclo largo. Como dijimos entonces, de diez años.
Hay mimbres para ello. Sumar sigue gobernando, tiene un grupo parlamentario amplio y plural que lleva ya un año trabajando junto, mantiene el liderazgo político de Yolanda Diaz desde el Gobierno y no tiene elecciones clave al frente.
Sin embargo, las hipótesis e imaginarios que la vieron nacer ya no sirven. La construcción de Sumar debe partir, de nuevo, de un ejercicio de imaginación política con los pies en la tierra.
Eso implica definición en, al menos, tres direcciones.
La primera es la de la identidad política propia. Sumar tiene la oportunidad de construir un imaginario propio en torno a las ideas de libertad, territorio, democracia, modernidad y derechos que caminen en una dirección que haga por romper la dicotomía de los espacios a la izquierda del PSOE: o bien ser la fuerza que lleva al PSOE un poco más lejos o bien ser la fuerza que denuncia a dónde no llega el PSOE. Eso que se ha llamado "laborismo verde plurinacional" no ha sido explorado aún políticamente.
La segunda es la de la relación con las organizaciones aliadas. Los modelos ensayados hasta ahora no sirven. Hay que reconocer la diversidad y la pluralidad del espacio, las distintas fuerzas, pero también sus límites. Elegir el ámbito de actuación de cada una de las fuerzas partiendo de un principio básico, la interdependencia. Y organizar la autonomía y la cooperación de cada quién dónde sea más conveniente dándole a todo ello una estructura sencilla y liviana que pueda mirar más allá de la suma de las partes.
La tercera es la de la organización propia: Sumar tiene la oportunidad de experimentar con modelos de organización nuevos, adecuados para una sociedad transformada radicalmente por la falta de tiempo y la crisis de la atención. Ese es el desafío más importante. ¿Cómo dar continuidad a una experiencia organizada en vidas dispersas, que apenas se sostienen solas?
Todo ello se podría resumir en otra idea: recuperar la iniciativa. Una iniciativa y un imaginario que hoy parece dinamizar la extrema derecha.
Pues incluso el 23 de julio de 2023, victoriosos, estábamos reaccionando.
Comentarios
<% if(canWriteComments) { %> <% } %>Comentarios:
<% if(_.allKeys(comments).length > 0) { %> <% _.each(comments, function(comment) { %>-
<% if(comment.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= comment.user.firstLetter %>
<% } %>
<%= comment.user.username %>
<%= comment.published %>
<%= comment.dateTime %>
<%= comment.text %>
Responder
<% if(_.allKeys(comment.children.models).length > 0) { %>
<% }); %>
<% } else { %>
- No hay comentarios para esta noticia.
<% } %>
Mostrar más comentarios<% _.each(comment.children.models, function(children) { %> <% children = children.toJSON() %>-
<% if(children.user.image) { %>
<% } else { %>
<%= children.user.firstLetter %>
<% } %>
<% if(children.parent.id != comment.id) { %>
en respuesta a <%= children.parent.username %>
<% } %>
<%= children.user.username %>
<%= children.published %>
<%= children.dateTime %>
<%= children.text %>
Responder
<% }); %>
<% } %> <% if(canWriteComments) { %> <% } %>