Esta semana hemos leído y escuchado muchas explicaciones sobre la ruptura de PPox. Todas relataban cómo la ultraderecha (Vox) había abandonado a la derecha (PP) que, pobrecita, no le había quedado más remedio que soportar su abandono. Mientras los hechos y los análisis se sucedían, a mí se me llenaba la cabeza de dichos populares que explican lo que creo menos explicado de este episodio: el PP pudo evitarlo y trato de entender por qué prefirió no hacerlo.
–Dos no pelean si uno no quiere.
Vox ha llevado su órdago hasta el final saliendo de los cinco gobiernos autonómicos que compartía con los populares (Castilla y León, Aragón, Valencia, Murcia, Extremadura y Castilla y León), después de que esos gobiernos votaran el miércoles a favor del reparto de 347 menores no acompañados, pendientes de traslado desde Canarias desde hace más de un año.
Pero la pregunta es: ¿tenía Vox otra opción honrosa teniendo en cuenta su discurso sobre estos menores, desde el principio de esta formación? ¿Le dieron sus socios alguna vía de escape a la que agarrarse? La respuesta es no.
El Partido Popular, después de seis años incumpliendo sin parar el decreto de 2018 y los acuerdos de repartos voluntarios de menores no acompañados entre todas las autonomías de 2022 y 2023, sin duda tenía margen de negociación con el que dar oxígeno o paños calientes a su socio. De hecho, la abstención del Gobierno catalán en la Conferencia Sectorial que decidió este último reparto al que votaron sí todos los gobiernos populares, habría hecho que no fueran los únicos.
Carles Campuzano, el Consejero de Derecho Sociales de la Generalitat, reclamó la introducción de "nuevos criterios" y más y mejores controles. Catalunya ha acogido desde 2017 a 14.000 jóvenes migrantes, de los que 4.000 han llegado a la mayoría de edad y "no les han echado a la calle", según sus declaraciones. Esta comunidad los acompaña hasta los 23 años. Además, informó sobre barbaridades flagrantes del sistema: entre los 200 últimos adultos migrantes derivados a Catalunya habían nueve menores no reconocidos como tales.
–Los malos sirven para explicar lo inexplicable, para comprender lo incomprensible.
Manejando todos la misma información, poco hay sobre la falta de alternativa para Vox. Todo ha sido señalar su suicidio, su disparo en el pie, la estupidez de su error.
Los de la camiseta azul, porque así santifican a los populares que "no podían hacer ninguna otra cosa" por solidaridad, por humanidad, por esos 347 niños desamparados –de los otros 4.000 que siguen esperando ni hablamos– y por todos esos principios que llevan años y años fumándose sin pudor. No es que hayan dejado tirado a su socio, es que por un súbito ataque de solidaridad acotadita no les ha quedado más remedio que darles la patada que estaban buscando.
Los de la camiseta roja, porque cómo van a reconocer que Feijoo se mueva al centro desactivando su fórmula de la coca cola electoral: "Feijoo igual a fascistas".
Peperos y sociatas esta vez encuentran en Vox un maligno que a los dos les tapa.
–El amigo leal, más que en el bien te acompaña en el mal.
¿Cuántas reuniones entre populares y voxeros han trascendido para intentar convencer a Abascal sobre su "mal" en este asunto? Cero patatero. ¿Ha habido llamadas, mails, post–its o algo? Si los hubo se han abstenido de enseñarlos. Más bien parece que ambos, los miembros del PPox, han decidido que se les rompió el amor por no usarlo –menos en los ayuntamientos donde se quieren sin hacer mucho ruido– y que más vale solos que abrazo de oso o que mal acompañados.
–Entre todos la mataron y ella sola se murió.
Ya veremos si Vox muere de ésta o no tanto. La jugada podría no ser tan estúpida como pretenden los medios afines a unos u otros.
Santiago Abascal es un profesional de la política y ha decidido jugar al medio–largo plazo. Ese debía ser el subtexto del discurso que dio en su Comité Ejecutivo Nacional, que cabreó a sus vicepresidentes autonómicos a punto de dejar de serlo. Es probable que les dijera, aunque fuera con lenguaje no verbal pero bien claro: sí, ya sé que estamos bien y que teníais dos años de estar mejor y que a lo mejor, incluso alguno repetía otros cuatro años, pero es que también podemos irnos todos a la mierda, como los de Ciudadanos, y como el juguete es mío, y siempre he jugado al ordeno y mando, mejor os vais a la mierda vosotros ahora que luego ya todos. Así preservo las posibilidades futuras de este partido, aunque con ello os sacrifique a muchos.
Nadie llamó suicida a la estrategia de aguante de Ciudadanos y sin embargo se murió. Las ultraderechas exitosas recientes, como la de Meloni o la de Milei, vencieron desde fuera de las instituciones, con discursos antisistema como el que Alvise con su nuevo partido, Se acabó la Fiesta, le ha usurpado a Vox en las europeas, quitándole 800.000 votos.
Abascal ha debido pensar que mejor fuera que dentro, que mejor antisistema que sistema sin poder real casi ninguno. En la rueda de prensa con la que anunció la ruptura dijo que habían conseguido grandes cosas en esos gobiernos que ahora abandona y, por más vueltas que le he dado, no se me ocurre ninguna que ellos puedan considerar eso, más allá de una ley que silencia que el franquismo fue una dictadura pero que el Constitucional paralizó en cuanto fue aprobada.
Feijoo, por su parte, debió sopesar que en Francia ha vuelto a pasar, que la ultraderecha no pasa, que nuestras democracias tienen un recuerdo demasiado reciente de lo que implican los ultraderechistas cuando de verdad mandan, que su alabanza al cordón sanitario francés no fue un lapsus sino una declaración de intenciones, que acaba de encontrar la excusa para volver a ser un partido de Estado, para salir de la encerrona sin salida en la que se había encerrado, para no tener que seguir afirmando sandeces increíbles como que vivimos en una dictadura.
–Al que no se mueve no le da el aire.
¿Quiere este artículo decir que defiendo la xenofobia y el racismo de Vox contra niños inocentes? Me duele verme pensando en la necesidad de aclararlo. Por supuesto que me parece nauseabundo que pretendan abandonar a niños tan vulnerables como los menores no acompañados y que tengan una idea tan insolidaria y asquerosa del mundo, pero eso no me impide hacer análisis político sobre ellos y sobre sus presuntos motivos.
¿Quiere decir este artículo que creo que Feijoo es coherente? Sus bandazos descritos lo desmienten rotundamente. Lo único que escribo es que parece claro que acaba de aprovechar la oportunidad de mostrarse más moderado, lo que seguramente es la única manera de mantener el control de su partido, entre tanto ultra disputándolo, y tener alguna posibilidad de alguna vez llegar al Gobierno.
Y todo esto no es un piensa mal y acertarás, es un intenta pensar lo mejor posible y no engañar a nadie, aunque te pueda salir mal.
Comentarios
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