Otras miradas

¿Dónde están los refugiados?

Moisés Alonso

Periodista de la Fundación porCausa

Moisés Alonso
Periodista de la Fundación porCausa

En septiembre de 2015, una imagen hizo tomar consciencia a Europa del drama que atravesaban los civiles sirios que huían de sus hogares arrastrados por una guerra que, a fecha de hoy, continúa sin mostrar síntomas de acabar. Aylan Kurdi, un niño de tres años, yacía muerto sobre la costa de Bodrum, uno de los principales reclamos turísticos para los occidentales en Turquía. El paraíso veraniego sirvió como el más horrible de los escaparates por el que los europeos vimos, desde nuestros televisores, lo que estaba pasando cerca de nuestras fronteras. Una semana más tarde, la Unión Europea se comprometió acoger a 160.000 refugiados con los "brazos abiertos", según las palabras de Jean-Claude Juncker (presidente de la Comisión Europea). De ellos, 17.337 serían recibidos por España en base al acuerdo que firmó el ejecutivo de Mariano Rajoy.

A mediados del mes de mayo, a solo cuatro meses de cumplirse dos años de todo aquello y a punto de que dichos acuerdos expiren, la realidad dista mucho de lo que se prometió. Según el undécimo informe presentado por Bruselas (disponible en la web de la Comisión Europea), entre todos los Estados miembros se han llevado a cabo 16.340 reubicaciones. Austria, Hungría y Polonia no han acogido a ningún refugiado, y la implicación de países como Bulgaria, Croacia, Eslovaquia o República Checa es casi testimonial. Por su parte, a España solo han llegado 1.304 refugiados, por lo que está lejos de cumplir con el objetivo fijado. Además, tras guardar silencio durante varios meses, el Gobierno no dudó en culpabilizar a Europa o a la oposición de su incumplimiento. Así Alfonso Dastis, Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, aseguró durante una comparecencia en el Senado el pasado mes de marzo, que este desatino en la política de refugiados, obedece a un "problema general del sistema y común a todos los Estados miembros", y dio a entender que el resto de los partidos políticos no hace el suficiente esfuerzo en las administraciones locales y autonómicas donde gobiernan para buscar soluciones junto al Gobierno central. Reproches que también dirigió hacia los propios refugiados afirmando, un mes antes, que estos preferían ir a países como Alemania.

Un gobierno sin respuestas frente a una sociedad decidida   

En realidad, este tipo de declaraciones vienen a confirmar que no hay ninguna razón de peso para justificar la inoperancia del Gobierno de España. Su parsimonia contrasta con la voluntad de la sociedad española de implicarse en la acogida de refugiados. Según un sondeo elaborado por Metroscopia para la Fundación porCausa, el 80 por ciento de los ciudadanos estaría dispuesto a que su localidad los acogiera. Según otra encuesta de la misma empresa de sondeos, el 60 por ciento aceptaría una subida de impuestos para que se destinasen a políticas de ayuda y un 65 por ciento colaboraría en tareas de asistencia. En base a estos datos, se puede decir que España permanece al margen de ola de patriotismo xenófobo que está recorriendo Europa, y que ha hecho temer por la durabilidad del proyecto europeo tras las últimas elecciones en los Países Bajos y en Francia, donde la ultraderecha se ha consolidado como segunda fuerza política. A pesar de ello, ambos países cuentan con una cuota de acogida (relativa y absoluta) mayor que la de España en donde, curiosamente, no hay ningún partido que lleve en su programa propuestas antiinmigración, aunque altos cargos del PP hayan pronunciado discursos con un claro componente racista.

Ante esta situación un grupo de más de sesenta organizaciones se han unido, por fin, para conseguir que España cumpla y acoja a todos los refugiados que se comprometió hace ya casi dos años. Pretenden romper el silencio, aunar esfuerzos y animar a otras organizaciones y particulares que aún no colaboran con la iniciativa a que lo hagan. Para ello han creado la campaña #VenidYa cuya principal herramienta es "un contador de tiempo con cuenta atrás que muestra los días, horas, minutos y segundos que quedan hasta la fecha final del 26 de septiembre", día en el que culminan los acuerdos firmados por el Gobierno y que aún están muy lejos de alcanzarse.

Luchando contra la mentira

Desde la plataforma se invita a reflexionar por qué si hay una gran parte de la ciudadanía y de plataformas civiles que son favorables a dar una respuesta digna a los refugiados, el Gobierno no cumple con lo que firmó. También quiere luchar contra los falsos mitos en torno a las migraciones, desdiciendo a quienes afirman que no hay espacio para tantos inmigrantes, cuando el medio millón de personas que han llegado al continente en busca de refugio representa únicamente el 0.1 por ciento de la población total; cifra que llama poderosamente la atención si, tal y como se puede leer en la web de la campaña, "se compara con el 25 por ciento de refugiados que acoge Líbano o el 20 por ciento de Jordania".

En esta línea, cabe señalar algunas de las conclusiones de las investigaciones que ha llevado a cabo la socióloga Hein de Hass con su equipo de trabajo. Por ejemplo, "los países más pobres presentan un nivel de emigración mucho menor que las naciones más desarrolladas". Esto explicaría, en parte, la constancia de los flujos migratorios al producirse por factores "de desarrollo económico y de cambio social, tanto en las sociedades de origen como de destino", mientras que los desplazamientos masivos de refugiados son algo excepcional. Además, la política del cierre de fronteras produce los efectos contrarios a los esperados pues, normalmente, los inmigrantes que están en una situación irregular se apalancan en los países receptores ante el miedo de no poder regresar si los abandonan durante un tiempo.

Afrontar la inmigración como un problema es un problema en sí. Sin inmigración, muchos países no tendrían cubiertas las demandas laborales que los nativos no quieren ocupar. Del mismo modo, no se beneficiarían de los conocimientos que estas personas llevan consigo, pues suelen tener una cualificación más alta que la media de la sociedad receptora. Tal y como plantea Hein de Hass, ante el auge de nuevos focos de destino como China, "la pregunta que nos haremos en el futuro no será tanto cómo evitar que vengan los inmigrantes, sino como conseguir atraerlos". Solo hace falta que el Gobierno se dé cuenta de su error y rectifique el rumbo de su política de refugiados.

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