Otras miradas

De guapi a guapi: la nada

Marta Nebot

Periodista

Marta Nebot
Periodista

Cuando escribo estas líneas lo más leído de Público es un artículo de #Tremending titulado Cifuentes tacha de "machista" a Podemos por utilizar ‘guapi’ y se vuelve en su contra. Cuando lo lees te das cuenta de que el artículo en su contexto tiene sentido y también de que habla sobre la nada y te preocupas.

La nada cada día invade más terreno. En las redes sociales por descontado y  de temática infinita... Hay nada política, social, de entretenimiento, de género, con buenos fines, con malos, incluso con perversos; de verdad, de mentira y (de lo que es peor) de lo de en medio; para reír, para llorar y hasta para nada.  Nuestras redes son su hábitat natural y está bien que ahí acampe a sus anchas, que se viralice y que se infecte quien quiera, por preservar un bien mayor:  la libertad.  En los medios de comunicación tiene menos sentido porque se supone que acudimos a ellos para informarnos y la nada a menudo nos desinforma y siempre nos roba espacio en el cerebro; un lugar sagrado en el que, si lo pensamos solo un momento, seguro que se nos ocurren cosas mejores que guardar.  Además, en la búsqueda del click (que ha hecho hasta buena a las audiencias de televisión que la miden al minuto) los medios abusamos de ella porque su poder de seducción es inmenso y, además, porque  cuesta muchísimo menos  hacer información de las nadas que nos rodean que conseguir información valiosa en lugares más recónditos.

#Tremending, es la web de este diario de humor satírico, entretenimiento y denuncia de Público. El miércoles, el entretenimiento máximo vino de la mano de las cuentas en Twitter de Cristina Cifuentes y de Ramón Espinar.

En ellas, la nada surgió y creció cual bola de nieve en pleno agosto:  la Presidenta de la Comunidad de Madrid aprovechó una nueva noticia dramática venezolana para atribuírsela a "La Venezuela de Podemos". Espinar, entró al trapo:  "Te hacen falta vacaciones para recuperar el control, guapi". A lo que Cifuentes contestó:  "Qué suerte ser de Podemos para llamar guapi a tus rivales políticos sin que te acusen de machismo".  Luego,  la Presidenta para ahondar en la nadería llamó al comportamiento de Espinar "rancio y machista" y le exigió disculpas. Espinar cerró la cuestión –al menos por el momento–  con un:  "yo no te llamo guapi y tú no nos acusas de asesinatos a 10.000 kilómetros. Y todos tan amiguis".

No podemos terminar el relato sin mencionar a @lavecinarubia que se sumó a la fiesta porque la habían invitado. En febrero de este año retó a Cifuentes a dejar la política si con el tuit en el que le retaba conseguía tantos retuits como avales (3706) había conseguido la presidenta para sus primarias.  La lideresa le entró a aquel otro trapo con un tuit que ya es antología de la nada:   "Claro que sí, guapi" acompañado de un gif (un vídeo cortito, repetido varias veces, de una rubia mona que lo decía y después meneaba su cucu enérgicamente en minifalda de lentejuelas). Ayer a la vecina, con cierta razón, le entró curiosidad: "Hola, @Cifupresidenta, guapi:  Me gustaría saber por qué te parece mal que te llamen guapi, pero te pareció muy bien llamármelo a mí."

Para @lavecinarubia, la presidenta (o su equipo, que también se ocupa de su cuenta) no encontraron respuesta. Se confirma pues que quien con guapis se acuesta, guapi se levanta.

En fin, lo peor de todo este chisme es que sumando el número de seguidores de sus tres cuentas, ya han ocupado espacio en el cerebro de casi medio millón de personas con su nada. Y si a eso le sumamos que ha sido noticia en más de quince medios de comunicación (que yo haya encontrado);  por supuesto, cada uno tuneando la nada madre al gusto de su público y no en sus páginas de humor y sátira, las conclusiones son atómicas: elevar a categoría de machismo que te llamen guapi en una red social (incluso sin haberlo dicho tú antes) es una de las nadas de género más llamativas nunca vistas.   Pero también es verdad que dedicar tanto tiempo a chorradas debería ir en contra de los cargos públicos por mucho que consigan llamar la atención del respetable. Así solo se consigue que cuando hay machismo en serio se diluya entre acusaciones exageradas;  que se exijan disculpas por algo así desmerece peticiones más justas;  que nos entretengamos con tontadas como ésta, como ocurre últimamente tanto incluso en la información política de primera plana, nos roba tiempo y pensamientos más interesantes como individuos y como sociedad.

La nada, como en La Historia Interminable de Michael Ende, no para de crecer, amenaza nuestra civilización y convendría que empezáramos a pelear contra ella antes de que sea demasiado tarde.

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