Siempre fui buena estudiante. Me gusta aprender cosas. Así que no me importó mucho que el jueves pasado Iván Espinosa de los Monteros me mandara de vuelta "al colegio" y me acusara de decir "tonterías" en un programa de televisión seguido por un millón de personas. No me dolió por mí, sí porque de verdad creo que hace mal al clima social y mediático que se insulte a alguien solo porque no se está de acuerdo.
Había mirado bien los datos que este hombre me negaba sobre delitos de odio pero, siguiendo su sugerencia, los he mirado aún mejor y me he puesto buena nota.
Los delitos de odio en España se miden oficialmente desde 2013. Los publica el ministerio del interior en informes anuales que cuelga en su página web. Desde entonces este tipo de delitos e incidentes prácticamente crecieron y crecieron, año tras año, desde los 1172 de 2013 a los 1706 de 2019. En 2020 bajaron significativamente, un 17,9% menos, en total fueron 1401, porque estuvimos muchos meses confinados. En general, ese año la delincuencia bajó exponencialmente.
Sin embargo, es curioso que en 2020, a pesar de los confinamientos, los delitos e incidentes que estuvieron relacionados con la orientación sexual y la identidad de género, es decir, los ataques homófobos, fueron solo uno menos que el año anterior. En 2019 se registraron 278; en 2020, 277.
Los detenidos e investigados por delitos de odio en este país, según esos mismos informes oficiales, tienen nacionalidad española en alrededor del 80% de los casos todos los años medidos. Desde 2015 los delitos e incidentes por racismo y xenofobia duplican los de homofobia cada año. Estos delitos racistas han sido los mayoritarios dentro de esta tipología desde ese mismo año excepto el 2018 y el 2019, años en los que los incidentes y delitos relacionados con la ideología ganaron en este ranking tan poco honroso. Esta "victoria" coincide con el año de entrada de Vox en su primer parlamento –el andaluz– en diciembre de 2018.
Además, en el primer semestre de 2021, los delitos de odio han crecido un 9,3% con respecto al mismo periodo de 2019, el año anterior a la pandemia. Este dato no se compara con 2020 porque sería mucho más abultado y quedaría fuera de contexto.
Así que me ratifico en todo. Le dije al portavoz de Vox que sí conocía los datos y que están ahí para todo el que quiera mirarlos porque son públicos. Le dije también que los delitos homófobos no han disminuido ni con la pandemia, por más que él quiera negarlo. Le recordé, además, que este tipo de ataques no son cometidos mayoritariamente por extranjeros por más que él se empeñe en acusarlos (el año pasado el 84,7% de los detenidos e investigados por delitos de odio eran españoles) y le dije también que entiendo perfectamente lo que hacen él y su partido. Lo que no llegué a decirle fue que su estrategia me parece irresponsable y socialmente muy dañina. Cuando Vox acusa del aumento de los delitos de odio en España a la inmigración ilegal está culpabilizando a un colectivo vulnerable que sufre más que el resto este tipo de ataques, los racistas. En el colmo del retorcimiento de datos acusan al colectivo que más sufre este tipo de delitos. Convierten a la víctima en verdugo, rizando el rizo de la manipulación más despreciable porque enfrenta a vulnerables contra los más vulnerables. Se aprovechan de la convivencia difícil en la precariedad de los barrios más pobres, de la falta de ayudas contra la exclusión social, de la miseria y de la incultura. Empeoran el problema de racismo y xenofobia, que es el motivo del delito de odio que más se produce en este país en estos momentos.
Pocas veces se puede decir que los políticos hagan el mundo mejor de lo que es, incluso cuando gobiernan. Pero ustedes, señor Espinosa de los Monteros, ya lo hacen peor, sin tocar poder, con discursos como este, con estrategia tan rastrera.
POSDATA:
1–Para estudiar más sobre delitos de odio recomiendo también el estudio de Nora Rodríguez, titulado La Polémica aplicación de la legislación de delitos de odio, incluido en el informe De los neocón a los neonazis: la derecha radical en el Estado español de la Fundación Rosa Luxemburg. No tiene desperdicio cómo una tipificación legal que nació para proteger a los colectivos vulnerables se está aplicando para defender a nazis y a cuerpos de seguridad del estado, en contra del espíritu de esta ley.
2–Para evitar que nos engañen con cifras falsas o manipuladas también dejo aquí otra recomendación. Todos deberíamos leer Bullshit, contra la charlatanería, el libro de dos profesores de la universidad de Washington (Carl T. Bergstrom y Jevin D. West) que nos invitan a ir a las fuentes y a ponernos en guardia contra quienes pretenden prosperar engañando.
Comentarios
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