Otras miradas

No rezan, acosan

Laura Berja

No rezan, acosan

Imagen de la campaña antiaborto de la ACdP. — ACDP

La mayoría de creyentes que me lean en este momento van a entender lo que voy a compartir con los lectores y las lectoras de este artículo. Lo que sucede en las inmediaciones de las clínicas habilitadas para interrumpir los embarazos no es rezar.

Entregar a una mujer la foto de un feto muerto, no es rezar. Llamarla asesina, tampoco. Todas estas conductas organizadas dirigidas a hostigar a las mujeres que van a interrumpir su embarazo constituyen lo que ya está legislado en otros países como Francia y que se conceptualiza legalmente como obstaculización del derecho al aborto.

La Organización Mundial de la Salud define la salud como el completo bienestar de las personas. Cuando la OMS se refiere al bienestar de las personas, deberíamos entender al de todas las personas, también al de las mujeres que, aunque esta aclaración parezca innecesaria por obvia, la hago porque no lo es.

Las mujeres que acuden a interrumpir sus embarazos están velando por su salud, están accediendo a un servicio de la cartera de salud pública y están eligiendo libremente su bienestar, una elección protegida por las leyes y facilitada por el Estado. Eligen no ser madres como una elección personal, autónoma y que solo les incumbe a ellas mismas. Y por supuesto quieren hacerlo en las mejores condiciones sanitarias.

Ir a un centro sanitario sin sentirte acosada parece no estar en el debate público porque la mayoría de los ciudadanos lo hacen sin incidencias. Pero, sin embargo, no solo hay incidencias sino hostigamiento e incluso conductas gravemente violentas cuando algunas ciudadanas van a una clínica sanitaria a acceder a una prestación. Las acosan cuando van al médico.

Por todo ello, acosar delante de una clínica no está genial. Lo que está genial es que las mujeres puedan ejercer sus derechos tranquilas y que no tengan que aguantar las escenas de estos grupos de acosadores organizados.

Y tampoco informan, excusa que esgrimen algunas de estas organizaciones. Estos grupos desinforman, utilizando información falsa para confundir a las mujeres.  Algo que por cierto también está prohibido en Francia cuyas leyes sancionan a las páginas web que desinforman sobre el aborto y que tratan de culpabilizar o disuadir a las mujeres que quieren interrumpir su embarazo.

Para informar están los distintos puntos de información que las administraciones públicas, sobre todo sanitarias, ponen a disposición de las mujeres sobre sus derechos sexuales y reproductivos.

Acabar con esta vulneración de los derechos de las mujeres pasa por incorporar este tipo de acoso al Código Penal y esa labor ya está en marcha. En las próximas semanas se aprobará definitivamente la ley socialista impulsada por el PSOE en el Congreso para penalizar la obstaculización del derecho al aborto, una iniciativa muy ambiciosa que no solo protege a las mujeres sino también al personal sanitario de las clínicas sanitarias.

La reacción ultra de los grupos organizados ya está en marcha, lo vemos en la publicidad del Metro de Madrid animando a las concentraciones o incluso en la publicación de guías para eludir la futura ley del PSOE. Sin embargo, no hay reacción machista que pueda con la fuerza con la que esta ley irrumpirá en nuestro ordenamiento jurídico, siendo la primera vez que España legisla contra la obstaculización del derecho al aborto. Compañeras, esta ley está genial.

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