Persona, animal o cosa

La responsabilidad humana, una especie en extinción

Marta Nebot

Una compañía ferroviaria canadiense culpa a los castores del descarrilamiento de uno de sus trenes, que provocó que 20.000 litros de diesel se derramaran en el río Ottawa (proveedor del agua potable de la capital del país). Pero no nos asustemos: no es que se suicidaran en masa, ni que se lanzaran a roer los vagones de madera, como en una versión estrambótica de "Los Pájaros" de Hitchcock. Es que tres presas de estos constructores furtivos (sin licencia, ni permiso de obras) se derrumbaron, sin avisar, inundando las vías férreas. El percance -eso sí- sólo provocó 3 heridos leves y las autoridades aseguran que no hay riesgo inmediato para el agua potable o para el ecosistema. Además, afirman que el impacto económico del cierre de la línea será mínimo. Siendo tan leves las consecuencias, supongo que es más fácil dar esquinazo a la responsabilidad y cargársela a unos animalitos paletudos que, por mucha experiencia que tengan, no son ingenieros ni arquitectos que hagan informes sobre los terrenos por los que pasan las infraestructuras (a los que se puede multar, amonestar o, incluso, encerrar). Digo yo que será más complicado culpar del accidente del Airbus AF 447 a una manada de gaviotas que intentaban cruzar la estratosfera. Y no lo digo sólo porque hayan muerto más de 200 personas cuyos familiares, probablemente, no se conformarán con culpar a la fauna o a las condiciones meteorológicas. Lo escribo porque hace dos años que se sabe que los indicadores de velocidad de estos aviones, con el frío, fallan. Sólo espero que no se supiera también que esto podía pasar y que mientras ocurría  había quien se ahorraba un dineral. Por otro lado, si no aparecen las cajas negras del avión, este  posible desencadenante del accidente -el más probable a día de hoy- nunca podrá ser confirmado. Y si no aparecen será porque, aunque sobrevolaban a diario profundidades marinas de más de 6000 metros, las ondas que emiten, en principio, sólo recorren 4000, durante 30 días. Claro que la culpa será del mar por ser tan profundo. Pero no necesitamos culpables, sólo responsables. Porque, si nadie asume la responsabilidad de nada, nada cambia y así no hay manera de evitar que vuelva a pasar.

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