Persona, animal o cosa

LA TENTACION – Sigue viviendo arriba

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Marta Nebot

La Agencia Espacial Europea cofinancia, como socio principal de
la Agencia Espacial Rusa, un simulacro de expedición a Marte llamado Mars 500. Seis hombres se encerraron la semana pasada en un búnker espacial en Moscú donde, si todo va bien, pasarán 520 días simulando un viaje a ese planeta,  mientras realizan un centenar de experimentos sobre la salud mental y física de los participantes. Aunque más de mil mujeres se presentaron voluntarias, según Boris Morukov (director del proyecto), su ausencia está justificada porque "para una mujer es más duro que te saquen de tu vida y te aíslen [...] Aquí no se puede hablar por teléfono". Patrick Sunsblad, uno de los responsables europeos, intentó matizar las palabras de Morukov alegando que "sería mucho más complicado con un grupo mixto". A mí tanto las explicaciones de uno como las del otro me generan dudas: ¿El director, el tal Boris, es tan machista como parece? ¿Acaso los problemas psicológicos  y físicos de las féminas en ese viaje no son dignos de estudio porque el plan es el éxodo de Macholandia a Marte, en cuanto dominen a las marcianas o los robots hagan felaciones? ¿Por qué sería más complicado un grupo mixto? ¿Por si sobrepasan la masturbación y echan un casquete astral? ¿Y eso no hay que probarlo? ¿Cómo será sin gravedad? ¿Y no llevando mujeres no hay peligro? ¿Han discriminado también a los gays para evitar tensiones sexuales? A juzgar por la declaración de uno de los tripulantes ("Si pudiera me llevaría a gente simpática, como Shakira y Angelina Jolie"), declararse machomen debía dar puntos en el casting. ¿Podrá alguien estar en contra de las cuotas tras conocer los detalles de esta noticia? Y si es así, ¿será alguien que cree que la tentación debe seguir viviendo arriba pero no en todas partes? ¿No va siendo hora ya de que en el primerísimo primer mundo, la Vieja Europa,  normalicemos de una vez la convivencia entre los sexos y las tendencias sexuales? Sí, el sexo está en el aire y la gente se atrae pero no pasa nada; a veces se gana y a veces se pierde y eso no tiene porqué destruir las relaciones. O es eso lo que se teme, tener que aceptar los nones sin enfadarse. ¿No es hora de que dejemos de ser en esto tan animales? Somos madres, hijas y amantes y también podemos ser amigas y compañeras.  Parece mentira que las niñas, que ya no quieren ser princesas, en el siglo XXI, no puedan ser astronautas.

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