Persona, animal o cosa

THE ARTIST - Un nuevo comienzo

THE ARTIST - Un nuevo comienzoAún no he tenido la oportunidad de ver The Artist, del francés Michel Hazanavicius, pero el sonido del río dice que es una buena película y que se convertirá en uno de los hitos de la temporada. Es una película en blanco y negro, y muda, homenaje al Hollywood de la década de los veinte del siglo pasado. Una de esas historias sobre el ascenso y la caída de un artista, uno de los temas favoritos del público. Los cinéfilos especulan ya sobre la cantidad de premios que se llevará y los espectadores se preparan para recibir la novedad y, por qué no decirlo, la profunda ironía de esta propuesta.

Es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, que todo está inventado y que la creatividad vive en un ciclo eterno que se fagocita y regurgita a sí mismo, pero no deja de llamar muchísimo la atención la evolución de la industria del cine. Seguramente, por ser el arte más complejo de todos, el que engloba a todos los demás, acaba siendo siempre el más paradójico.

La última gran revolución del medio ya era la resucitación del 3D, la vieja idea del cine de los sesenta y setenta, recauchutada y puesta al día. Pero como entonces, el método seguía pareciendo ortopédico. Las gafas, la oscuridad, esos forillos que recuerdan al teatro, la sensación de que la profundidad de campo está mejor conseguida en el cine tradicional. La animación digital, la otra gran vía de crecimiento artístico y técnico, ha llegado a tal nivel de sofisticación que hace casi imposible distinguir la imagen sintética de la real.

Y, de repente, la atracción de la temporada es una película muda y en blanco y negro. Da que pensar. ¿Y si el cine ha tocado techo en lo formal y la única vía posible de innovación es partir de cero? ¿Y si el público, cansado del más difícil todavía, se siente otra vez fascinado al descubrir de nuevo el histrionismo de los actores mudos?

La potencia de las historias simples, contadas como al principio. Y así, otra vez, volverá el trucaje fotográfico, el sonoro, el technicolor, el odorama, y al final, por supuesto, otra vez, las gafas de 3D.

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