Persona, animal o cosa

LA REBELIÓN DEL TERCER MUNDO- ¿Ficción o realidad?

Marta Nebot

la-rebelion-del-tercer-mundo.JPG Ilustración de Miguel Santamarina

 Ahora que el secuestro del Alakrana terminó con final feliz (aunque fuera pasando por caja) puedo confesar que esta historia de piratas del siglo XXI despierta mi imaginación romántica. Ya sé que lo que pasa en el golfo de Adén no tiene nada que ver con las películas de Errol Flynn, que ahora hasta los piratas tienen estructuras accionariales y planes de inversión "con conexiones con bufetes de abogados de los más sofisticados en Londres" (según Carmen Chacón) y con GPS y gafas de visión nocturna. Pero es que también es cierto que la mayoría de estos piratas son  expescadores locales  que sienten que los extranjeros no hacen más que robar, con sus barcos de ricos, los recursos marinos de los somalíes, que no tienen ni la fuerza política necesaria para restringirles el paso ni dinero para esos barcos. Y pensando en eso y en la bacanal que estos mercenarios están montando en su país con el dinero del rescate que les tocó, ganándose a billetazos el apoyo de su pueblo, imagino "la rebelión de los pobres". Hace ya unos años me aprendí un dato escandaloso que me ha servido de ejemplo en muchos casos:
la Unión Europea concede 700 euros de ayuda por cada vaca de
la Comunidad y no llega a 7 euros para cada subsahariano. A esto hay que sumarle el hecho de que el compromiso internacional de acabar con el hambre mortal en 2015 está cada vez más lejos y que la cooperación mal aplicada facilita que lo que se da se malutilice -como los botes para estos abordajes, que provienen de la ayuda humanitaria del Tsunami 2004-. Así que, como es posible que medio planeta no se sienta ayudado, sino extorsionado y esquilmado, lo mismo un día se organizan bien y abordan al primer mundo. Ése que les vende armas, les marca el precio de las materias primas que le compra, les explota en fábricas de cosas que allí ni en sueños se utilizan pero que conocen porque lo que sí que tienen es televisión; lo único de lo que sí que disfrutan como en el norte, haciéndoles conocedores de todo eso que allí nunca tendrán. Ni siquiera les haría falta disparar; con que el tercer mundo entero se pusiera a gritar a la vez nos ganaban y si, como dice el dicho, la realidad siempre supera a la ficción, lo harán.

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