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Ibrahimovic, la estrella del Inter campeón

Idolatrado por sus detalles de crack, a veces se le ha discutido a Zlatan Ibrahimovic su productividad en los partidos decisivos. Hasta que ayer firmó la mejor actuación de su carrera para regalarle al Inter su decimosexto título de campeón de Italia bajo el diluvio de Parma. Al descanso, el equipo nerazzurro era incapaz de encontrar el camino del gol y la presión era enorme con las noticias que llegaban desde Catania, donde la Roma ganaba 0-1 con gol de Vucinic y era líder a falta de 45 minutos para el final. Mancini recurrió entonces al sueco, que estaba en el banquillo al salir de una lesión que le había tenido apartado desde finales de marzo. Arriesgó el técnico quitando a César y apostando por tres delanteros. Fue su mejor decisión de la temporada, quizá la más acertada desde que se sienta en el banquillo del gigante milanés. Zlatan decantó el destino del Scudetto con una acción individual fantástica que resolvió con sólo tres toques: uno para regatear con el primer control, otro para orientarse hacia el disparo y el definitivo para armar un cañonazo raso y esquinado. También él firmó la sentencia rematando con la zurda un gran centro de Maicon. Fue la respuesta que se espera de una estrella.

La euforia que se desató entre la expedición interista –con Moratti recordando que toda Italia apoyaba a la Roma y con Maicon dedicándole el título a Daniele De Rossi- contrastó con el silencio con el que el equipo de Spalletti se retiró del césped del Massimino. Se sintió campeón durante casi una hora, pero acabó incluso perdiendo su ventaja. Y con toda justicia. Ante un Catania necesitadísimo y que estuvo en puestos de descenso durante varios minutos por la victoria del Empoli ante el Livorno, el equipo capitalino fue sometido a un acoso total durante la segunda parte. Parecía que los astros se habían rebelado contra los sicilianos, que tuvieron infinitas ocasiones de marcar pero veían como Doni y los palos se lo impedían. Finalmente, el gol de la salvación llegó en el 85’ tras un rechace, con el uruguayo Martínez empujando el balón a la red ante el delirio de todo el estadio.

Casi con el mismo dramatismo, la Fiorentina se aseguró el acceso a la Champions con su victoria en el campo del Torino. El argentino Osvaldo logró en el 76’ el golazo que hizo estallar a la hinchada viola, justo cuando parecía que, otra vez, se quedaría a las puertas. Y es que cuando el equipo de Prandelli supo que el Milan estaba perdiendo ante el Udinese, se relajó y disminuyó su dominio en el partido. Luego el equipo de Ancelotti remontó y saboreó el cuarto puesto durante algunos minutos, pero lo acabó cediendo y confirmó su papel de gran perdedor del día del desenlace.

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